Al rico sainete madrile?o

La Gran V¨ªa. Libro de P¨¦rez Gonz¨¢lez. M¨²sica de Chueca y Valverde. La verbena de La Paloma. Libro de De la Vega. M¨²sica de Bret¨®n.Compa?¨ªa Artistas L¨ªricos Asociados. Director: Ricardo Arribas. Direcci¨®n musical: Roberto Estela.

Teatro Mart¨ªn, 6 de agosto de 1983.

Por mucha benevolencia que echemos al asunto, poco podr¨¢ hacerse por apoyar los espect¨¢culos del teatro Mart¨ªn, mientras no se mejoren sustancialmente los conjuntos, sobre todo la orquesta. Lo de orquesta es un decir: excepci¨®n hecha de un flauta y un clarinete; lo que viene del foso es un molesto rumor que llega a ser trance doloroso en momentos en que no hay donde agarrarse, como es el delicioso preludio de La verbena de La Paloma. A fe que la orquesta hubiera tocado sola de verdad -es decir, sin p¨²blico- de hab¨¦rsele ocurrido a don Tom¨¢s saltarse la norma y colocar como posludio esta joya de su inspiraci¨®n.

En la escena, estas dos maravillas del g¨¦nero chico transcurrieron con altibajos, pero m¨¢s acusa dos los bajos que los altos. No co noc¨ªamos a Luciana Wolf en esta faceta y, como todo es relativo, en este entorno resulta que cantabas tante bien. Enfoc¨® el chotis del Eliseo, en La Gran V¨ªa, con maneras revisteriles, y para recordar que cal¨® en los agudos tiene uno que olvidar al coro que la acompa?a ba, pues, en comparaci¨®n, aquello era pura gloria. En La verbena de La Paloma, como mandan libro y m¨²sica, qued¨® su actuaci¨®n m¨¢s diluida en el conjunto.

Sufri¨® Fina Gessa con Chueca cantando el tango de La Menegilda, porque no est¨¢ para esos trotes, y s¨ª, en cambio, para hacer una graciosa t¨ªa Antonia en la pieza de Bret¨®n. Por edad e intenci¨®n -siempre tras los modos de Miguel Ligero-, Pep¨ªn Salvador hizo un plausible don Hilari¨®n, mientras que otra veterana artista, Mar¨ªa Teresa Paniagua, se las entendi¨® con oficio con los personajes de do?a Virtudes y la se?¨¢ Rita.

En fin, nuestro espacio no da m¨¢s de s¨ª y la representaci¨®n tampoco. Camino del cuartel de Conde Duque para completar el s¨¢bado agoste?o con otra convocatoria, me acordaba de las viejas grabaciones de estas obras, dirigidas por Argenta, con las que uno vino a la m¨²sica hace -?cielos!- 25 a?os. Y hasta sent¨ªa gratitud hacia estos esforzados zarzueleros del verano madrile?o que le hab¨ªan despertado tan vivificante recuerdo.