Televisi¨®n
Lo dif¨ªcil de escribir sobre Televisi¨®n es que, antes de empezar, ya se te ha agotado la reserva de improperios. A estas alturas, tras tantos a?os de quejas y de cr¨ªticas, resulta imposible encontrar un escarnio original, una mofa propia, una befa novedosa sobre el tema. No deja de admirarme lo persistente de su mala fama, sobre todo en un pa¨ªs como el nuestro, que es de natural desmemoriado. Aqu¨ª hemos concedido f¨¢cilmente la amnist¨ªa de nuestra amnesia a viejos lobos que hoy pasan por dem¨®cratas. Aqu¨ª se nos olvida casi todo, menos que Televisi¨®n es un espanto.Se lo ha ganado a pulso, eso s¨ª. Ah¨ª est¨¢ la nueva etapa socialista, y una televisi¨®n tan mala que hasta el mismo Felipe Gonz¨¢lez la ha repudiado. Qu¨¦ insondable enigma el de esta Televisi¨®n que a nadie gusta, pero que nadie cambia.
-Para arreglar esto habr¨ªa que despedir a 1.000 personas.
Me lo dice un amigo que trabaja en esa casa, en esa cosa. Y, se extiende hablando de los vicios administrativos adquiridos durante a?os. De los miles de buenos profesionales paralizados por el peso muerto de unos cuantos centenares de mangantes. Est¨¢n los perezosos, los amantes del chollo, los corruptos. Los in¨²tiles, los. acartonados y los tontos. Diplodocus y lagartos, fauna entera. Es la entrop¨ªa reptando por los pasillos televisivos, rezumando por las pantallas con su deterioro irreversible. Sin prisa y sin pausa hacia la nada.
-Ya te digo, 1.000 personas. Pero no se atreven.
Triste cosa la de tener que despedir. La de engordar un poco m¨¢s el agujero de parados. Mientras tanto, los altos hornos se tambalean y el Gobierno cierra empresas, quiz¨¢ con raz¨®n o quiz¨¢ no, no es ¨¦ste el tema. Lo que me asombra es que, en medio de esta marea de despidos, la calamitosa Televisi¨®n siga intocada. A lo peor es cierto que no se atreven: un saguntino s¨®lo puede aporrear sus cacerolas; un periodista corrupto de Televisi¨®n puede tocar en muchas puertas. Cuesti¨®n de mostrador, de imagen.
Yo no s¨¦ si los despidos arreglar¨ªan algo: s¨®lo me admiro de la inmutabilidad televisiva. Ah¨ª sigue esa casa, id¨¦ntica a s¨ª misma, como siempre: los socialistas no han hecho m¨¢s que abundar en la entidad ca¨®tica del ente.
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