Las ¨²ltimas compras de Mar¨ªa Teresa
El tr¨¢fico era denso aquella tarde del 9 de enero en la avenida de Prat de la Riba de Tarragona. Mar¨ªa Teresa Mestre conoc¨ªa el centro neur¨¢lgico de la ciudad y no dud¨® en aparcar su Volkswagen Golf, de color blanco, en doble fila, antes de perder m¨¢s tiempo buscando un improbable aparcamiento. Iba especialmente bien vestida. Reci¨¦n peinada y maquillada, se cubr¨ªa con un abrigo negro con cuello de pieles, y calzaba botas de piel sobre sus pantalones de pana. Eran las seis de la tarde, y apenas hac¨ªa 15 minutos que se hab¨ªa despedido de su hija Maite en la estaci¨®n de Renfe de Tarragona, cuando entr¨® en el local de C¨¢ritas Diocesana."Como casi siempre entr¨® en nuestras oficinas sonriendo", recuerda Alicia, una empleada de C¨¢ritas en Tarragona. "Una vez m¨¢s no me atrev¨ª a decirle que aqu¨ª no recogemos ropa para ni?os pobres, que eso lo hacemos en otras oficinas, pero era tan simp¨¢tica y nos tra¨ªa ropa con tanta ilusi¨®n, que la atend¨ªamos con agrado".
Seg¨²n Alicia, "Mar¨ªa Teresa Mestre ven¨ªa muy a menudo y aquella era la tercera vez que ven¨ªa en lo que iba de mes. Nos trajo dos bolsas con ropa de ni?os y unos cuantos su¨¦ters, que a lo mejor eran de su hija. Mientras repasaba la ropa, estuvimos hablando, no me acuerdo de qu¨¦, pero la vi feliz, muy feliz".
No eran m¨¢s de las 18.15 horas cuando Alicia la vio cerrar la puerta de C¨¢ritas por ¨²ltima vez. Mar¨ªa Teresa Mestre cruz¨® la calle, no sin antes observar si su coche estorbaba a alg¨²n conductor, y entr¨® en la pasteler¨ªa-panader¨ªa Descarrega, situada en la calle de Palau, en el n¨²mero 14.
El bullicioso aspecto del local no sorprendi¨® a Mar¨ªa Teresa Mestre. Varias mujeres buscaban las ¨²ltimas barras de pan del d¨ªa, y un grupo de adolescentes ped¨ªa los primeros cruasanes de la tarde. Las dos dependientas trabajaban diligentemente. Ninguna de las dos recuerda ahora con claridad lo que vendieron a la esposa de Enrique Salom¨®, a la que conoc¨ªan desde hac¨ªa alg¨²n tiempo "porque antes, esa se?ora y su familia, viv¨ªan en Tarragona, aqu¨ª cerca, en la calle de La Salle y por eso siempre ven¨ªa a comprar el pan a nuestra tienda". Concepci¨®n, la joven que aquella tarde sirvi¨® a Mar¨ªa Teresa Mestre, explica que la mujer le pidi¨® un licor o un vino, "no recuerdo exactamente qu¨¦, pero s¨ª que no la pude servir". Concepci¨®n asegura estar muy afectada y dice que ahora le causa una gran impresi¨®n recordar la corta conversaci¨®n que sostuvo hace una semana con los investigadores de la Guardia Civil. Quiz¨¢ porque nunca imagin¨¦ que los asesinatos de las pel¨ªculas tambi¨¦n suelen ocurrir en la vida real y que afectan a personas normales, como ella misma o como Mar¨ªa Teresa Mestre, a la que no volver¨¢ ya a servir el pan.
Mar¨ªa Teresa Mestre fue vista por ¨²ltima vez cuando sali¨® de la pasteler¨ªa. Una posterior reconstrucci¨®n de sus ¨²ltimas horas indica que al abandonar la pasteler¨ªa tom¨® su coche y en alg¨²n punto del trayecto entre Tarragona y Salou fue abordada por el que iba a convertirse en su asesino.
Veinticuatro horas m¨¢s tarde, su hijo Enric encontrar¨ªa el Golf en el camino viejo de Barenys cuando acud¨ªa al cuartel de la Guardia Civil de Salou para denunciar la desaparici¨®n de su madre. En el interior del veh¨ªculo estaba su bolso, unos guantes rojos, el paquete de la pasteler¨ªa de Tarragona, su abrigo negro, un paraguas plegable de color beis y una botella de Bailey's, quiz¨¢ el licor que no pudo encontrar en la pasteler¨ªa de Tarragona y que antes de desaparecer pudo haber comprado en otra tienda de la zona.
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