El m¨²sico Leonardo Balada prepara una obra con texto de Arrabal y otra sobre Zapata
El compositor barcelon¨¦s divide su vida entre Espa?a y Estados Unidos
Leonardo Balada (Barcelona, septiembre de 1993), al que acaba de rend¨ªrsele un homenaje en Madrid, donde se ha estrenado su obra Casi un pasodoble y que actualmente prepara una pieza dram¨¢tica sobre texto de Arrabal y una ¨®pera sobre Zapata, divide su vida entre las ciudades de Barcelona y Pittsburgh (Estados Unidos). Ese contraste no le hace olvidar los s¨ªmbolos de su ciudad natal, que aparecen constantemente en su obra.
Balada pertenece a un amplio grupo de compositores espa?oles residentes en el extranjero, entre los que se encuentran Josep Valls, Ruiz Pip¨®, F¨¦lix Ibarrondo (Francia), Jos¨¦ Luis Del¨¢s (Rep¨²blica Federal de Alemania), Gonzalo de Olavide (Suiza), Carlos Suri?ach, Joaqu¨ªn Nin-Culmell, Jos¨¦ Mar¨ªa Evangelista y Balada (Estados Unidos y Canad¨¢), Rodolfo Halffter (M¨¦xico).Formado , despu¨¦s de sus estudios b¨¢sicos en Barcelona, en la Juilliard School con Aaron Copland, Alexander Tsnamann, Vicent Persichetti e Igor Markevitch, desde 1970 Leonardo Balada ense?a composici¨®n en la Carnegie-Mellon University de Pittsburgh. Si no condicionada, la personalidad de Leonardo Balada est¨¢ influida por esos estudios y la larga residencia norteamericana.
De todos modos", nos dice Balada, "pienso que lo ib¨¦rico se alza constantemente sobre lo americano. Todo lo que me sucede pervive en m¨ª con intensidad. Voy, as¨ª, almacenando impresiones y recuerdos, y quiz¨¢ por vivir lejos del lugar de origen son mayores los est¨ªmulos de la tierra lejana, que una y otra vez, a trav¨¦s de uno u otro tema geogr¨¢fico, cultural, sentimental, hist¨®rico, presionan mi obra. De ah¨ª tantos t¨ªtulos de mi cat¨¢logo sobre temas espa?oles: Ponce de Le¨®n o Torquemada, SantaTeresa, Quevedo, Cervantes o Cela; Casals, Sarasate o Picasso; la sardana o el pasodoble; la guitarra o las casta?uelas. Como en otros compositores espa?oles (y basta aludir a Alb¨¦niz), lo evocativo habita en m¨ª y determina una actitud en cierto modo l¨ªrica y en buena parte pl¨¢stica. Sin duda, la pintura, moderna espa?ola ha funcionado como gran incitaci¨®n, y de una manera general siento evidente repugnancia a las afiliaciones, sean de cu?o posnacionalista, postserial o filoelectroac¨²stico. La vida de un creador es, en definitiva, la b¨²squeda incesante de su propio camino".
Gusto por los contrastes
La obra de Balada -ya muy extensa e interpretada por principal¨ªsimas orquestas europeas y americanas- tiene el sello de lo ecl¨¦ctico, pero m¨¢s importante parece su gusto por los contrastes."Puede que la ra¨ªz de esos contrastes haya que buscarla en mis vivencias barcelonesas. Mi ciudad es una misteriosa armon¨ªa hecha de contrastes violentos: lo g¨®tico frente a lo modernista, la pasi¨®n wagneriana junto al gusto por Bach, el barrio chino contra las amplias avenidas, el silencio de los rincones recoletos en colisi¨®n con el bullicio multicolor de las Ramblas, el orden un tanto academicista alternando con la vanguardia, el seny y la rauxa. No intento en mi m¨²sica reflejar nada, pero estoy armado por ese juego de contrastes advertibles en mi obra: la lineal Geometr¨ªas 1 y la casi turbulenta Mar¨ªa Sabina, la orquesta casi bicolor de Guernica (primero se llam¨® Rojo y negro) y la dramaticidad multidram¨¢tica de Torquernada.
La sustancialidad dram¨¢tica de Balada sugiere su capacidad para la ¨®pera. "No la he cultivado mucho por razones de orden pr¨¢ctico. No es f¨¢cil estrenar y hacer perdurar una ¨®pera en los repertorios. Sin embargo, mis obras pensadas para el teatro, unidas a las de expresividad dram¨¢tica o las destinadas a los escenarios de ballet, son bastantes. En estos momentos trabajo en una ¨®pera larga, en dos actos o parte, sobre Zapata, que se estrenar¨¢ casi con seguridad en Pittsburg durante la primavera de 1986. Tambi¨¦n proyecto una pieza de c¨¢mara representable sobre texto original de Arrabal".
"En la ¨®pera se plantea una grave cuesti¨®n: resulta inviable sin atender los valores mel¨®dicos que constituyen la musicalizaci¨®n natural de la palabra. Al mismo tiempo, no podemos repetir f¨®rmulas de anta?o a menos que acertemos a modificarlas de modo que sean y parezcan otra cosa. Tito Capobianco, el regista argentino, me anim¨® a escribir Zapata y sugiri¨® la necesidad de cuidar la vocalidad, o lo que es lo mismo, la recuperaci¨®n de la melod¨ªa; cosa que, por otra parte, yo he intentado en alguna de mis obras. En Zapata aparecer¨¢n citas populares, seg¨²n mis procedimientos digamos que alusivos y elusivos al mismo tiempo. Cinco grandes escenas cantables, montadas sobre una orquesta vivaz y actual, estar¨¢n unidas por elementos r¨¢pidos y breves".
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