Estado excepci¨®n en Colombia
EL PRESIDENTE Betancur, con la voz tr¨¦mula pero decidida, anunci¨® ayer el estado de excepci¨®n y la lucha sin m¨¢s fin posible que la destrucci¨®n de los que llam¨® "narcotraficantes", a los que se ha atribuido el asesinato, el d¨ªa anterior, del ministro de Justicia. En efecto, la droga y el contrabando forman en Colombia un tejido tan firme, que se les ha considerado como una econom¨ªa paralela; expresi¨®n probablemente eufem¨ªstica, ya que esa econom¨ªa es apenas distinguible de la p¨²blica y est¨¢ alimentando unos canales financieros que controlan personalidades muy altas. Es decir, se trata de una corrupci¨®n a gran escala, y Belisario Betancur, para intentar controlarla, tuvo que nacionalizar el Banco de Estado en octubre de 1982, a los dos meses de su toma de posesi¨®n como presidente de la Rep¨²blica, despu¨¦s de haber formado un Gobierno de civiles (sin m¨¢s excepci¨®n que el ministro de Defensa), equilibrado entre conservadores y liberales. Betancur proclam¨® dos objetivos inmediatos: la lucha contra la corrupci¨®n por la droga y el apaciguamiento del pa¨ªs mediante unas ofertas a los guerrilleros. En ninguna de las dos ha obtenido todav¨ªa resultados espectaculares, a pesar de haber conseguido algunos logros parciales.La cabeza visible de la lucha contra la droga era el ministro de Justicia asesinado ahora. Seg¨²n la oposici¨®n, y no s¨®lo la clandestina y armada, el tr¨¢fico de droga est¨¢ en manos de algunos militares de mucha influencia o protegida por ellos, ante los que se hace dif¨ªcil el maniobreo del, sin embargo, siempre h¨¢bil presidente Betancur. Pero si se escucha a los centros militares, su control sobre el Gobierno se limita a evitar que pacte con los guerrilleros. Todo es lo mismo: el pacto con los guerrilleros significar¨ªa a su vez la adopci¨®n de una serie de medidas de orden social y pol¨ªtico que abrieran a la pr¨¢ctica y en toda su extensi¨®n la teor¨ªa democr¨¢tica que representa Betancur, y parte ineludible de ella ser¨ªa el saneamiento de la econom¨ªa, con inevitable desaparici¨®n de la paralela. Las primeras actuaciones de Betancur fueron la anulaci¨®n del estado de excepci¨®n, que se manten¨ªa en vigor desde hac¨ªa 34 a?os, y la oferta de una amnist¨ªa a las guerrillas: ¨¦stas aceptaron, en principio, una tregua, y unos 400 guerrilleros (de un total calculado entre 6.000 y 9.000 por fuentes militares) entregaron las armas; pero en esta tregua pon¨ªan como condici¨®n la inmediata planificaci¨®n de medidas sociales de urgencia; en abril de 1983 decidieron el regreso a la lucha armada, en vista de que las medidas sociales no aparec¨ªan o no ten¨ªan eficacia. La guerrilla en Colombia es un complejo poco coherente, formado por el M-19, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, de las que se dice que dependen del partido comunista), el Ej¨¦rcito Popular de Liberaci¨®n (mao¨ªsta), el Ej¨¦rcito Nacional de Liberaci¨®n (castrista), el Movimiento de Autodefensa Obrera (trotskista)... No siempre act¨²an en coordinaci¨®n, y muchas veces se enfrentan entre s¨ª.
El estado de excepci¨®n que proclama ahora Betancur aparece en su discurso como respuesta a los narcotraficantes asesinos del ministro de Justicia, pero era la medida que los militares ped¨ªan al Gobierno para continuar con eficacia la lucha contra la guerrilla y simult¨¢neamente contra los que suponen o denuncian como sus c¨®mplices abiertos, los partidos de izquierda (reducidos al 1% en el Congreso y principalmente fuera de ¨¦l).
Con todo, el presidente Betancur ha dejado bien de manifiesta su capacidad para navegar por aguas procelosas, su energ¨ªa en los momentos m¨¢s necesarios para proclamar la Supremac¨ªa del poder civil sobre el militar, y su h¨¢bil generosidad para tratar el problema de la guerrilla que, si no erradicado todav¨ªa, parece en v¨ªas de un arreglo fecundo para la democracia y la convivencia de los colombianos. De la profundidad con que sepa atacar ahora la lacra nacional del tr¨¢fico de narc¨®ticos depender¨¢, en parte, el acrecentamiento de su estatura como l¨ªder pacificador de la naci¨®n, capaz de ofrecer una paz sin debilidad a la guerrilla, y de mantener una relaci¨®n con el ej¨¦rcito atenida a los m¨¢s estrictos preceptos constitucionales.
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