Los dos Riberas descubiertos por el duque de Alba se exponen en Salamanca

Los duques de Alba y condes de Monterrey presentan esta tarde en Salamanca los dos cuadros originales de Jos¨¦ Ribera, El Espa?oleto, titulados Paisaje con pastores y Paisaje con fort¨ªn, descubiertos en 1982 en el palacio de Monterrey, y considerados hasta entonces como obras an¨®nimas. La Diputaci¨®n Provincial de Salamanca, en cuya sede, el palacio de la Salina, se exhibir¨¢n p¨²blicamente los cuadros, ha editado, con este motivo, el discurso pronunciado por Jes¨²s Aguirre, duque de Alba, en el acto de su recepci¨®n en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, el pasado 5 de marzo, en el que anunci¨® y glos¨® el nuevo hallazgo pict¨®rico con el t¨ªtulo Una silla para dos Riveras.

La aparici¨®n de los dos cuadros de El Espa?oleto se produjo de una forma casi fortuita, cuando los duques de Alba encargaron la limpieza de dos telas apaisadas de grandes dimensiones (128 X 269 cent¨ªmetros) colgadas en unos pasillos "m¨¢s bien angostos y carentes de luz natural" del palacio de Monterrey.

La firma

El restaurador, Alfonso Albarr¨¢n, localiz¨® inmediatamente despu¨¦s de comenzar su tarea, la firma de Jusepe de Ribera, espa?ol, y la fecha, 1639. Las investigaciones y ex¨¢menes de los expertos confirmaron la autor¨ªa de las telas, que incluso merecieron el elogio por su calidad. La descripci¨®n de los paisajes de las obras de El Espa?oleto y la evoluci¨®n de las tendencias art¨ªsticas de la ¨¦poca forman parte del discurso pronunciado por el duque de Alba, quien, desde el momento en que se produjo el descubrimiento, ha llevado a cabo la tarea de seguir los pasos que llevaron los cuadros a lo largo de sus tres siglos y medio de existencia.Los dos paisajes hallados no son las ¨²nicas huellas de la relaci¨®n que mantuvo la casa de Monterrey con Jos¨¦ de Ribera. El convento de las agustinas tambi¨¦n de Salamanca, bajo el patronazgo de los condes de Monterrey, conserva varios cuadros, entre ellos una Inmaculada fechada en 1635, que el duque de Alba presenta como un ejemplo que contradice la falsa reputaci¨®n de creador y hasta de fabricante de crueldades y tinieblas que han rodeado la obra del maestro espa?ol.