La 'discrepancia' en la Iglesia
VEINTICUATRO RELIGIOSAS norteamericanas que firmaron el manifiesto de 97 mujeres cat¨®licas contra Reagan, en la ¨²ltima campa?a electoral, sufren ahora exped¨ªentes disc¨ªplinarios, impuestos por el Vaticano, y la amenaza de ser expulsadas de su congregaci¨®n. Se opon¨ªan a que el candidato republicano utilizara su promesa de incluir en la Constituci¨®n la prohibici¨®n del aborto para atraer el voto de los cat¨®licos. Se trataba, pues, de un enfrentamiento con la apreciaci¨®n pol¨ªtica del Papa y de sus obispos. No es un caso ¨²nico. En estos ¨²ltimos a?os, varios sacerdotes religiosos han sido expulsados de su orden por criticar p¨²blicamente al Papa o a alg¨²n alto personaje del Vaticano. Hace unos d¨ªas, el obispo de Astorga lamentaba la "cuesti¨®n sangrante" de m¨¢s de 2.000 sacerdotes espa?oles que han contra¨ªdo matrimonio civil ante la negativa reiterada de Roma a dispensarles del celibato. Es importante que hechos de este g¨¦nero sean conocidos, y que sean interpretados en sus justros t¨¦rminos, si bien menudean a¨²n los espa?oles que se irritan cuando alg¨²n medio de comunicaci¨®n ofrece la palabra a te¨®logos o grupos de cristianos discrepantes o informa del trato injusto que reciben de sus superiores.La libertad religiosa se concreta no pocas veces en la de expresi¨®n, constituye un derecho civil y est¨¢ tutelada por nuestras leyes. Los viejos h¨¢bitos de una sociedad como la nuestra, acostumbrada a la confesionalidad oficial, pueden explicar el desamparo al que arroja la Iglesia a algunos de sus miembros m¨¢s cualificados. Pero actitudes de este g¨¦nero abren, al mismo tiempo, un gran interrogante sobre el respeto de la Iglesia al ejercicio libre de la conciencia colectiva en el campo de las libertades p¨²blicas.
Es dificil permanecer indiferentes a la expansi¨®n creciente y alarmante de la autoridad disciplinaria en cuestiones que no son propiamente de fe, sino de apreciac¨ªones y juicios prudenciales de la realidad pol¨ªtica. En otras palabras, se est¨¢ convirtiendo el magisterio doctrinal en diplomacia internacional y en instancia suprema de organizaci¨®n y disciplina. Se dogmatiza la acci¨®n pol¨ªtica de los creyentes. Entre el magisterio y la autoridad pastoral existi¨® siempre una tensi¨®n creadora. Porque los criterios para clarificar posturas disidentes en la fe (Papa, concilios, te¨®logos, pueblo) son por su misma naturaleza mucho m¨¢s amplios que los que exige una acci¨®n monol¨ªtica concertada. De ah¨ª que las discrepancias en cuestiones de fe no tienen por qu¨¦ confundirse con medidas disciplinarias; ni la desobediencia de simples consejos o normas disciplinarias convertirse, como sucede ahora habitualmente, en cuestiones de fe.
El derecho al disenso en materia de prudencia o estimaci¨®n pol¨ªtica, b¨¢sico para el ejercicio de un derecho ciudadano, lanza hacia la herej¨ªa o hacia el cisma a creyentes que para ser dem¨®cratas de pleno sentido tienen que sufrir la marginaci¨®n de su comunidad religiosa. No es admisible que una monja norteamericana, por defender la Constituci¨®n que ha hecho posible la implantaci¨®n del catolicismo en EE UU, se vea ahora privada de la comuni¨®n en la fe que ella vivi¨® como germen de las libertades p¨²blicas. Llega la hora de poner en claro si la interpretaci¨®n que hace la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica del Evangelio es realmente germen de libertad o de disciplina de voto pol¨ªtico. Porque un cosa es que la moral cat¨®lica condene el aborto, y otra muy distinta que ¨¦ste deba ser considerado como delito p¨²blico en una naci¨®n que ha dado ejemplo de tolerancia con todas las creencias religiosas. Ejemplos penosos y abundantes de este intervencionismo excesivo de los obispos en la elaboraci¨®n de nuestro ordenamiento jur¨ªdico, aqu¨ª en Espa?a, siguen confundiendo a nuestra opini¨®n p¨²blica.
La declaraci¨®n conciliar sobre la libertad religiosa comienza a sufrir severas restricciones en la interpretaci¨®n de las altas esferas vaticanas, y ello puede renovar la vieja imagen de que la comunidad cat¨®lica es incompatible con un aut¨¦ntico sistema democr¨¢tico.
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