Las ¨²ltimas guerrilleras
Los buenos recuerdos de Esperanza, Amadora, Angelita y Remedios 30 a?os despu¨¦s de su paso por el 'maquis'
Dos familias enteras, en el curso de la misma noche, se echaron al monte en la provincia de Cuenca para unirse a las guerrillas. El padre un hijo y una hija, en Morte; el padre, tres hijas y el yerno, en Atalaya de Villar del Saz. Cuando al amanecer lleg¨® la Guardia Civil a sus casas para detenerlos ya no los encontr¨®. Era en 1950. Las cuatro j¨®venes, que ten¨ªan en torno a los 20 a?os, van a compartir una -vida dif¨ªcil, dura y arriesgada. Son Sole, Celia, Blanca y Rosita, nombres de guerra de las cuatro mujeres guerrilleras de la Agrupaci¨®n de Levante y Arag¨®n. Siete lustros despu¨¦s, Remedios Montero y las hermanas Esperanza, Amadora y Angelita Mart¨ªnez todav¨ªa guardan buenos recuerdos de aquellos a?os, a pesar de las penalidades pasadas.
Eustaquio Montero hab¨ªa sido encarcelado al terminar la guerra. Lo maltrataron al detenerlo hasta el extremo de romperle una pierna y un brazo. Su mujer, que presenci¨® la escena, cay¨® enferma y ya no se recuper¨® nunca. El hijo mayor se sum¨® a las guerrillas. Cuando Eustaquio sali¨® en libertad actu¨® como enlace e hizo de su casa en Morte un punto de apoyo para los guerrilleros. En esa tarea colaboraba su hija Remedios.Nicol¨¢s Mart¨ªnez realizaba un trabajo similar en Atalaya de Villar del Saz, ayudado por sus tres hijas, Esperanza, Amadora y Angelita. Tambi¨¦n contribu¨ªa el yerno.
El papel de las cuatro mujeres era el de comprar suministros a los guerrilleros con el dinero que ¨¦stos les entregaban, a la vez que aportar informaci¨®n sobre la situaci¨®n en la zona y los movimientos de las fuerzas represivas.
"Adquirir alimentos y ropa para los guerrilleros era enormemente dif¨ªcil sin llamar la atenci¨®n. En el pueblo pod¨ªamos comprar muy poco, porque ¨¦ramos familias pobres y se notaba mucho. Ten¨ªamos que hacerlo en otros pueblos. Pero entonces estabas siempre en vilo, no fuese que uno de los numerosos controles de la Guardia Civil te registrase para ver lo que llevabas", dice Remedios.
Los puntos de apoyo
Cuando los guerrilleros hablan de los puntos de apoyo, que fueron en gran parte mujeres, lo hacen con admiraci¨®n e insisten en su enorme m¨¦rito. Sin poderse defender del enemigo, pendientes siempre de la actividad guerrillera que ellos no decid¨ªan y bajo la amenaza permanente de ser descubiertos, los que hicieron de puntos de apoyo fueron los h¨¦roes an¨®nimos de la lucha guerrillera.Pero las sospechas de la Guardia Civil se fueron cerniendo poco a poco sobre las dos familias. Y lleg¨® un momento en que el riesgo se hizo tan evidente que, de acuerdo con la agrupaci¨®n, decidieron incorporarse plenamente a las guerrillas.
Cuando las cuatro j¨®venes toman las armas, la Agrupaci¨®n de Levante ya hab¨ªa acordado disolverse. Se trataba de sustituir la lucha armada, que se ha mostrado inviable, por la acci¨®n pac¨ªfica de masas.
Pero no por eso es menor el riesgo para los guerrilleros. La Guardia Civil les acosa por todas partes y tiene la orientaci¨®n de disparar a matar, de no haber prisioneros: la ley de fugas se aplica inexorablemente. La t¨¢ctica del general Pizarro de combinar la acci¨®n de las fuerzas regulares de la Guardia Civil con grupos de contraguernilleros de paisano, unida a la creaci¨®n de un servicio de informaci¨®n centralizado, se hab¨ªa mostrado muy eficaz. Los puntos de apoyo han ido cayendo uno a uno y son muy pocos los que quedan que sean seguros. Cada vez es m¨¢s dificil y peligroso el aprovisionamiento.
En el grupo guerrillero no se hace apenas discriminaci¨®n con las cuatro mujeres. El reparto de funciones y de trabajo es igual para todos. ¨²nicamente, las guardias en los campamentos las efect¨²an en general los hombres. O cuando en alg¨²n momento escasean tanto los alimentos que alguien se tiene que quedar sin comer, siempre es un hombre el que voluntariamente lo hace. Las pocas veces en que se puede, cada uno lava su ropa. Las relaciones afectivas est¨¢n rigurosamente prohibidas.
Por las noches se hacen las marchas con macuto y armas, duras caminatas con 20 ¨® 30 kilos a cuestas. Otras veces se duerme en el campamento, al raso o bajo tienda de campa?a, en el suelo, siempre vestidos, siempre con el arma a punto.
De d¨ªa hay que ocultarse. Se realizan los trabajos rutinarios, de campamento y se lee, se estudia, se dan clases de cultura general, se hacen reuniones de discusi¨®n pol¨ªtica. Al final del d¨ªa, examen colectivo de todo lo sucedido y de las experiencias.
"Nunca en nuestras vidas hemos vivido un ambiente de sol¨ªda ridad y compa?erismo, de respeto mutuo y de sensibilidad, como) el que vivimos all¨ª. En ese sentido fue algo maravilloso", comenta Esperanza.
Tambi¨¦n hay momentos peligrosos. Como cuando la Guardia Civil asalta un campamento en pleno d¨ªa al grito de "?Alto!", y responden los guerrilleros con una descarga cerrada, al mismo tiempo que se retiran, teniendo que dejar dos macutos en la precipitaci¨®n de la huida. Escondidos durante todo el d¨ªa en un campo de aliagas logran concentrarse durante la noche en el punto acordado. S¨®lo tienen un herido.
Momentos tambi¨¦n de tristeza y amargura. Como cuando muere el hermano peque?o de Remedios, de 16 a?os, el que se hab¨ªa incorporado con ella y su padre. Va de camino con un guerrillero para trasladarse a otro grupo. A pesar de haber sido advertidos de que era peligroso, acuden a un determinado punto a recoger comida. Mientras lo est¨¢n haciendo les atacan con hachas dos hombres por la espalda. El hermano de Remedios leshace frente, pero es reducido por la Guardia Civil, que ten¨ªa rodeado el lugar, y es all¨ª mismo ejecutado.
Poco despu¨¦s, el padre. El grupo del que ffirinaba parte se ve cercado por la. Guardia Civil. El jefe de los guerrilleros, en lugar de hacerles frente, tira la metralleta gritando: "?S¨¢lvese quien pueda!". Eustaquio Montero aparece despu¨¦s muerto en el r¨ªo.
Tambi¨¦n muere el hermano mayor. Han acudido en misi¨®n a Teruel con otro compa?ero, en 1950. Tan pronto llegan a la plaza Mayor los recibe una descarga de la Guardia Civil, que tiene copado el lugar. Herminio Montero cae herido, pero sigue resistiendo y gritando: "?Canallas! ?Viva la Rep¨²blica!". Una bomba de mano lo hace pedazos.
El padre de las tres Mart¨ªnez se trasladaba con otro a distinto sector. Durante la marcha se encuentran con dos pastores. Uno de ¨¦stos sale corriendo y avisa a la Guardia Civil. Son rodeados los guerrilleros y muertos a balazos. Antes de espirar, a¨²n tiene fuerzas Nicol¨¢s Mart¨ªnez para darle un mordisco en un brazo a uno de los guardias.
Tras casi un a?o de estancia en el monte, los guerrilleros ocultan a Angelita en Cofrentes, en casa de Adelina, a la que todos llamaban la Madre por su abnegaci¨®n en ayudarles. A Amadora la sit¨²an en Murcia. Esperanza contin¨²a en la guerrilla. Reme marcha a Villalonga a organizar el partido, volviendo de nuevo a la sierra despu¨¦s de unos meses. All¨ª se encuentra de nuevo con Esperanza. Las dos salen clandestinamente a Francia, a finales de 1951.
Detenci¨®n y c¨¢rcel
Tras unos meses en Francia, vuelve Remedios a Salamanca para recoger a tres militantes y sacarlos del pa¨ªs. Al cruzar la frontera por la monta?a, tienen ella y el grupo que la acompa?a un incidente con los gendarmes franceses. La Guardia Civil se entera de ello y monta vigilancia por donde tienen que volver. El partido, para advertir del peligro a Remedios, env¨ªa a Esperanza y a otra persona que, al llegar a la frontera, se entrega a la polic¨ªa y denuncia a las dos mujeres. Rodeada la estaci¨®n de Burgos por la polic¨ªa, detienen a Remedios y a sus tres compa?eros cuando llegan en tren desde Salamanca. Identifican a la que fue guerrillera y la trasladan a Madrid, a la Direcci¨®n General de Seguridad (DGS), donde tambi¨¦n tienen a Esperanza.Remedios oye c¨®mo matan en la celda de al lado a Bias, uno de los que han, detenido con ella; luego dir¨¢n que se ha suicidado. Veinticinco interminables d¨ªas pasan en el siniestro edificio de la Puerta del Sol.
De la DGS trasladan a Remedios a la c¨¢rcel de Valencia. All¨ª se encuentran Amadora y Angelita, que tambi¨¦n hab¨ªan sido detenidas. Tras recorrer varias c¨¢rceles, Esperanza las encuentra all¨ª. La c¨¢rcel une esta vez a las cuatro guerrilleras.
El veredicto del consejo de guerra habla por s¨ª s¨®lo: 20 a?os y un d¨ªa para las tres, por ayuda a guerrillas. A Esperanza Mart¨ªnez, 26 a?os m¨¢s por comunista, uso de nombre supuesto y paso clandestino de frontera.
Finalmente, van las tres a la c¨¢rcel para mujeres de Alcal¨¢ de Henares. Remedios y Amadora estu vieron ocho a?os y medio en la c¨¢rcel; Esperanza, 15. Ahora es empleada de hogar en Zaragoza y est¨¢ casada con Manolo Gil, uno de los l¨ªderes del movimiento obrero aragon¨¦s. Remedios est¨¢ jubilada. Se cas¨® con Flori¨¢n Garc¨ªa, Grande, el que fue su jefe, en las guerrillas con quien vive en Valencia. Amadora es cocinera. Est¨¢ casada con un guerrillero. Tiene, tres hijos y vive en Madrid. Angelita con tres hijos, tambi¨¦n, regen ta un bar en Manresa.
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