Jacques Delors: "La ampliaci¨®n del Mercado Com¨²n es un asunto moral, incluso m¨¢s que pol¨ªtico"
"EE UU tiene unas prerrogativas, pero tambi¨¦n unos deberes? - "Espa?a lleva a cabo una pol¨ªtica econ¨®mica seria y valiente"
"Tres meses". Es el plazo que pone Jacques Delors, presidente de la Comisi¨®n Europea, ¨®rgano ejecutivo y burocr¨¢tico de la CEE, para poder firmar el tratado de adhesi¨®n de Espa?a y Portugal. En esta entrevista, la primera que concede a un medio espa?ol, Delors, que cree en la fecha del 1 de enero de 1986 para el ingreso, considera que la ampliaci¨®n es un asunto moral, incluso m¨¢s que pol¨ªtico, con el que Europa recupera una parte de su alma. Delors, que: el pasado 28 de marzo brind¨® con cava en Bruselas -y dijo: "No est¨¢, malo", comentario que se realza al pensar que es franc¨¦s, llegar¨¢ a Madrid ma?ana, lunes, para asistir a la reuni¨®n de la Uni¨®n de Partidos Socialistas de la CEE. Esta entrevista de largo alcance sobre la Comunidad de los doce fue realizada el pasado lunes en Bruselas.
ANDR?S ORTEGA Jacques Delors cree que Espa?a y Portugal ingresar¨¢n en la fecha prevista del 1 de enero de 1986. "Se ha hecho lo esencial, y se trata ahora de trabajar bien y deprisa y de no buscar complicaciones in¨²tiles", se?ala. ?Pero hay tiempo? "He dicho que se necesitan tres meses" para completar el tratado de adhesi¨®n. "Hay que ser prudentes. En lo que nos concierne -a los servicios de la Comisi¨®n y a la propia Comisi¨®n-, haremos lo posible para cumplir los plazos".
Pregunta. ?Pueden quedar a¨²n sorpresas en lo que resta por hacer?
Respuesta. No. Puede haber roces sobre un punto de detalle o de redacci¨®n. Pero la buena voluntad es evidente. Basta ver la felicidad de unos y de otros el viernes 28 de madrugada para pensar que esta euforia seguir¨¢ en la redacci¨®n t¨¦cnica del tratado.
P. ?Pueden quedar temas para despu¨¦s de la firma?
R. No hemos dejado ning¨²n punto en la sombra en el momento de la discusi¨®n, incluso durante la ¨²ltima noche. No dejemos ahora puntos supuestamente de detalle para despu¨¦s. Hemos negociado con claridad.
El presidente de la Comisi¨®n entra a explicar el cap¨ªtulo presupuestario de la adhesi¨®n.
P. ?Va a ser Espa?a beneficiaria neta, o no, durante los primeros siete a?os (despu¨¦s, est¨¢ claro que s¨ª)?
R. No se puede reducir la adhesi¨®n de Espa?a y Portugal al ¨²nico aspecto presupuestario. Estamos de acuerdo sobre las bases t¨¦cnicas y, por tanto, no hay malentendidos de partida. Hemos propuesto un calendario de reembolso regresivo sobre la parte del IVA pagada por Espa?a de modo que se llega a la neutralidad en lo que se refiere al estricto problema presupuestario (pero no me gusta mucho hablar en esos t¨¦rminos). Pero como es un sistema a tanto alzado, esto significa que no hay cl¨¢usula de revisi¨®n. Hay que ser claros entre amigos.
P. ?Como vivi¨® usted personalmente ese ¨²ltimo cuarto de hora -de hecho varios d¨ªas- de las negociaciones?
R. Pod¨ªa no haber sido el ¨²ltimo cuarto de hora. Lo he vivido como un suspense, con ese m¨ªnimo de pesimisino que apoya a las lucideces que a veces pueden desfallecer en el curso de una noche.
Delors dice esto ¨²ltimo sonriendo.
P. ?Cuando negoci¨®, en diciembre, el reparto de carteras de la Comisi¨®n, pensaba ya en Espa?a y Portugal para ocupar alguna?
R. S¨ª, lo pens¨¦. Es mi secreto. No quiero decir nada m¨¢s, salvo que razon¨¦ como si Europa fuera ya de 12.
Fue la f¨®rmula, algo modificada, que present¨® Delors sobre los programas mediterr¨¢neos integrados (PIM) la que sirvi¨® de base para un acuerdo final en la cumbre de Bruselas y que "permitir¨¢ a las fuerzas vivas de estas regiones (mediterr¨¢neas) tener plenas posibilidades en una Europa ampliada", se?ala Delors. Y, sin embargo, un periodista brit¨¢nico comentaba tras la cumbre que todo lo que hab¨ªa pasado en los ¨²ltimos d¨ªas parec¨ªa muy bonito para ser verdad. "S¨ª", comenta Delors, "pero yo le he dicho que hac¨ªa falta una dosis de pesimismo. Y no hay que confundir pesimismo con escepticisirlo, pues en este ¨²ltimo caso no se hace nada".
Habr¨¢ tensiones
P. ?En qu¨¦ va a cambiar Europa con el ingreso ib¨¦rico?
R. Personalmente, creo que es un acontecimiento hist¨®rico, adem¨¢s de que lo he tomado personalmente muy a pecho. Incluso si Europa es m¨¢s amplia que los doce, y cr¨¦ame que no olvido esto, al ampliar Europa hacia el Sur volvemos a encontrar una parte de nuestra alma. Por eso he dicho que la ampliaci¨®n es un asunto moral, incluso m¨¢s que pol¨ªtico. El choque de las civilizaciones, la coexistencia de distinitos modos de pensar va a ser beneficiosa para Europa. Habr¨¢, claro est¨¢, tensiones; ya las hay entre los diez. Habr¨¢ incomprensiones; ya las hay entre los diez. Pero el resultado global ser¨¢ bueno para Europa. No hay que pensar en el porvenir s¨®lo en t¨¦rminos econ¨®micos y tecnol¨®gicos. Hay que pensar el porvenir de Europa como respuesta a lo que podr¨ªa haberse convertido en una crisis de identidad. Dejo a mis amigos espa?oles y portugueses el cuidado de decir c¨®mo lo conciben ellos. Pero, para m¨ª, la identidad europea es ahora m¨¢s conforme a la realidad de la historia y a mis propias concepciones.
P. Institucionalmente, para que funcione la CEE, ?debe cambiar el sistema en una Comunidad a doce?
R. He le¨ªdo muchos art¨ªculos en los que se dec¨ªa que una vez expresada la felicidad y bebido el champa?a habr¨¢ a¨²n dificultades suplementarias. Desde luego, Europa est¨¢ habitada por esp¨ªritus negativos. Y se comprenden mejor las dificultades que tiene nuestro continente para hacer frente a los desafios de su ¨¦poca, pues se vuelve a caer siempre en un pesimismo excesivo. Se buscan siempre razones de lamentaci¨®n o temor. Quiz¨¢ sea ¨¦sta la mayor enfermedad de Europa. Si le digo esto es porque incluso a diez la Comunidad deber¨ªa reflexionar sobre su manera de trabajar. A doce no ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil que a diez. El problema se planteaba ya antes. Y desde este punto de vista la Comunidad tiene una vez m¨¢s cita con su destino en el Consejo Europeo de Mil¨¢n a finales de junio.
Delors es partidario, por otra parte, de consultar a Espa?a y a Portugal si los diez se lanzan en esta reflexi¨®n.
P. Pero ?qu¨¦ puede salir de Mil¨¢n?
R. La Comisi¨®n ha trabajado. En tres meses, la ampliaci¨®n, los programas mediterr¨¢neos integrados, acuerdos sobre problemas industriales y sociales tan importantes como el acero y el coche limpio. Pero no debemos cejar. Ahora tenemos que abrir los caminos del porvenir... Lo ideal ser¨ªa que en junio hubiera una discusi¨®n fruct¨ªfera clara sobre lo esencial de los problemas planteados. Despu¨¦s, si se han discutido las verdaderas cuestiones, ser¨¢ posible que cada cual se decida y diga s¨ª o no a las propuestas que se pudieran hacer para mejorar el modo de trabajar y de actuar de la Comunidad.
P. ?Y cu¨¢les son las verdaderas cuestiones?
R. Ah, no se las dir¨¦. Es demasiado pronto. Las tengo en la cabeza, pero no se las dir¨¦.
Pero Delors considera que "de 1980 a 1984 nos hemos hundido en querellas de familia y hemos dado una imagen negativa de la Comunidad. Ahora que hemos resuelto las querellas de familia y que hemos ampliado el c¨ªrculo familiar, hay que conseguir que la familia sea pr¨®spera y feliz". El presidente de la Comisi¨®n ha propuesto 1992 como fecha l¨ªmite para la consecuci¨®n de un verdadero mercado interior en la CEE. "Es dif¨ªcil, pero posible... No hay grandes decisiones en la historia sin padecer algo uno mismo. Escasos son los acontecimientos hist¨®ricos que consideramos positivos y que no se traducen, por parte de los que han sido sus arquitectos, con valor frente a su opini¨®n p¨²blica, en un cierto sacrificio. Siempre ha sido as¨ª. La mejor de las reformas institucionales no servir¨ªa de nada" si la Comunidad progresara solamente sumando intereses nacionales estrechos.
P. ?Est¨¢ Europa a tiempo a¨²n de recuperar el terreno perdido en la carrera tecnol¨®gica?
R. Se puede dudar sobre el alcance exacto de la actual mutaci¨®n tecnol¨®gica. Tengo demasiada humildad intelectual para pronunciarme sobre este punto. Pero lo que se sabe con certeza es que si la Comunidad Europea no est¨¢ en el pelot¨®n de cabeza en el uso de las nuevas tecnolog¨ªas corre el riesgo de perder potencia econ¨®mica, poder pol¨ªtico y capacidad de decisi¨®n aut¨®noma. Hay que lanzarse.
No al armamentismo
P. ?Pidi¨® usted, o no, el otro d¨ªa que la CEE diera como tal una respuesta a EE UU sobre su participaci¨®n en la investigaci¨®n de la llamada guerra de las galaxias?
R. No entra en mis competencias. Simplemente quer¨ªa atraer la atenci¨®n sobre las consecuencias tecnol¨®gicas de estos programas. Pero hemos hablado de cu¨¢les son las condiciones en que hoy en d¨ªa se realiza el progreso tecnol¨®gico, a menudo, desgraciadamente, sobre la base de programas militares. Y como no somos los amos del mundo, cuando Estados Unidos se dispone a tomar una decisi¨®n de este calibre hay que ver bien las consecuencias. No digo nada m¨¢s. Salvo que preferir¨ªa que se dedicase el dinero a obras vivas en vez de a un sobrearmamento.
P. Volviendo a la CEE y la tecnolog¨ªa, ?no hay un riesgo de ir hacia una Europa a dos velocidades?
R. Siempre he sido partidario de la Europa de geometr¨ªa variable, que no es la Europa a dos velocidades. La Comunidad a doce es el contrato de matrimonio. Es la base pol¨ªtica. Pero suponga que cinco pa¨ªses est¨¦n interesados en un determinado programa tecnol¨®gico y no en otro. ?Hace falta el acuerdo previo de los otros siete antes de comenzar lo que les parece vital? ?Y los otros siete no tienen inter¨¦s en que los otros cinco lleguen a un acuerdo? ?Y los otros siete no tienen inter¨¦s en que ese acuerdo se haga en el seno de la Comunidad y no en el exterior?
Este m¨¦todo, dice Delors, ha dado buenos resultados con el cohete Arianne y con el aerob¨²s. "Pero compr¨¦ndase que no hay que hacer una Comunidad reducida a lo m¨ªnimo, ni que cada vez que haya un gran proyecto basarlo en un acuerdo intergubernamental fuera de la Comunidad".
P. ?Pero se prestan las instituciones comunitarias a esto?
R. No; por el momento, no. Es uno de los temas de reflexi¨®n sobre las instituciones.
P. Antes como ministro de Finanzas y ahora desde la Comisi¨®n, usted critica duramente la
Jacques Delors: "La ampliaci¨®n del Mercado Com¨²n es un asunto moral, incluso m¨¢s que pol¨ªtico"
pol¨ªtica econ¨®mica y monetaria de la Administraci¨®n Reagan...R. Si no se puede hablar con franqueza a los amigos, ?a d¨®nde vamos? La pregunta se resume en una frase: el pa¨ªs que tiene la econom¨ªa dominante -Estados Unidos la tiene, junto con el liderazgo pol¨ªtico de Occidente- tiene unas prerrogativas. Pero tambi¨¦n unos deberes. Y ¨¦stos deben extenderse a una cierta comprensi¨®n de la interdependencia de los fen¨®menos monetarios, financieros y comerciales. Estos deberes implican la b¨²squeda de un orden econ¨®mico mundial m¨¢s eficaz y m¨¢s justo... Y nunca he tenido la costumbre de lloriquear sobre las consecuencias de tal o cual decisi¨®n americana. S¨®lo planteo una cuesti¨®n: prerrogativas y deberes.
Hacer o parecer
P. Pero ?cree usted que EE UU busca este orden internacional o su orden?
R. No me corresponde examinar las conciencias. Miro los hechos. Y hay motivos de inquietud en los movimientos err¨¢ticos de los tipos de cambio, que multiplican las incertidumbres y alientan el proteccionismo; en una mala distribuci¨®n de los recursos financieros y de los pr¨¦stamos mundiales, que hacen m¨¢s dif¨ªcil o imposible la tarea de algunos pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. ?C¨®mo hacerse escuchar? ?C¨®mo dialogar si no es mostrando una Comunidad que no s¨®lo habla, sino que act¨²a con una sola voz, aceptando compartir las responsabilidades que implican sus propuestas?
Tomemos un ejemplo. Si ma?ana o pasado ma?ana el ECU (unidad de cuenta europea) se convirtiese en una moneda de reserva que permitiese un mejor equilibrio en la pol¨ªtica de cambios de los pa¨ªses, apoyada, por ejemplo, en un tri¨¢ngulo d¨®lar-yen-ECU, ser¨ªa un gran progreso. Se le pide demasiado al d¨®lar actualmente. Pero la contrapartida es que debemos ser capaces de apoyar y gestionar esta moneda de reserva con las disciplinas que implica..., a no ser que no queramos desempe?ar un papel internacional.
P. ?Significa esto que todos los Gobiernos europeos se vean forzados a seguir una pol¨ªtica econ¨®mica semejante, que no haya diferencia, por ejemplo, entre un Gobierno socialista y uno conservador?
R. No, semejantes, no. Deben seguir pol¨ªticas serias, como de hecho lo es la pol¨ªtica econ¨®mica que se lleva a cabo en Espa?a, que estimo mucho. Es valiente. ?Es que ser socialista es aceptar la inflaci¨®n o el desequilibrio de los intercambios exteriores que le pone a uno a merced del tratante? Simplemente, hace falta que todos los pa¨ªses sean serios en su gesti¨®n. Pero hay varios caminos que llevan al para¨ªso de la salud econ¨®mica... ?C¨®mo quiere usted reforzar una Comunidad en la que los ¨ªndices de inflaci¨®n fueran, en proporci¨®n, de uno a tres, o en la que algunos pa¨ªses fueran estructuralmente deudores en su balanza de pagos? No es posible. Tiene que haber convergencia. Pero en cuanto a los medios, ?viva la diversidad!
P. ?Tiene poderes verdaderos la Comisi¨®n Europea y su presidente?
R. Los poderes se pueden examinar a la luz de textos o de alfombras rojas. O bien seg¨²n el criterio de la eficacia. ?ste es el ¨²nico que me interesa. Siempre cito esta frase de Jean Monnet: "M¨¢s vale hacer que parecer".
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