M¨²nich en junio
Un amigo b¨¢varo al que preguntaba sobre el papel que juega su pa¨ªs en el seno de la Rep¨²blica Federal de Alemania me respondi¨® que se trataba de un singular reducto claramente identificado por su historia, su tradici¨®n y su talante. El Freistaat o Estado libre de Baviera, con sus 10 millones de habitantes, mantiene con plena conciencia los signos distintivos de su personalidad. No quiso aprobar la Constituci¨®n de Bonn en su d¨ªa, por parecerle insuficiente respecto a su autonom¨ªa. Es sustancialmente federalista por entender que solamente ese sistema puede respetar su idiosincrasia. Tiene r¨¦gimen fiscal propio y prerrogativas diferenciadas en su Gobierno, que rige con mano firme el presidente Strauss. Conserva la ra¨ªz cat¨®lica y conservadora de la mayor¨ªa de sus pobladores y tiene el m¨¢s bajo ¨ªndice de paro de la Rep¨²blica Federal de Alemania. Nadie piense, en cambio, que este reducto aliente tentaciones secesionistas. Aqu¨ª, como en el resto de la naci¨®n germana, el patriotismo es com¨²n y se extiende hasta las fronteras exteriores. El b¨¢varo es alem¨¢n de lengua y ciudadan¨ªa, y la ciudad de M¨²nich conserva, cuidadosamente reconstruidos, los monumentales conjuntos que levant¨® la dinast¨ªa de Wittelsbach, que rein¨® desde el siglo XIII hasta 1918, dando forma y contenido a la sugestiva capital.La Olimpiada de 1972 dio ocasi¨®n a modificar el dise?o urbano. Desaparecieron v¨ªas tranviarias y un gran sector de la ciudad se convirti¨® en delicioso ¨¢mbito peatonal, propicio al vagabundeo. La sociedad de M¨²nich es interclasista, con un fuerte acento l¨²dico y gastron¨®mico. La cerveza con volumetr¨ªa exuberante alterna con las infinitas variedades de la galaxia porcina, la multiplicaci¨®n de los panes hasta un centenar de interpretaciones distintas y la abundancia de quesos exquisitos. El inmenso mercado al aire libre es llamado mercado de las vituallas, y afluye a ¨¦l nutrida clientela que disfruta de la tentadora oferta comunitaria.
M¨²nich, como su etimolog¨ªa subraya, era en su origen una ciudad monacal y un centro medieval de cultura cristiana. Las iglesias -en gran parte destruidas o averiadas durante los bombardeos de la II Guerra Mundial- han sido recompuestas con mimo singular. Al g¨®tico primitivo de las elevad¨ªsimas naves sucedi¨® en el curso de los siglos el triunfo clamoroso del barroco jesu¨ªtico. Los Wittelsbach trajeron el gusto de lo teatral; la riqueza desbordante del decorado; la apoteosis del rococ¨® y del estuco y el neoclasicismo. Levantaron tambi¨¦n castillos delirantes en los alrededores de la capital, traducidos del franc¨¦s o convertidos en Campos El¨ªseos de la mitolog¨ªa wagneriana. La luz de Italia llega hasta M¨²nich enriqueciendo las fachadas de los edificios con la alegr¨ªa crom¨¢tica del Mediterr¨¢neo. Heine cre¨ªa ver en los Alpes b¨¢varos un rostro juvenil y bell¨ªsimo que asomaba encima de las cumbres invit¨¢ndole a volar hacia la tierra en la que florece el limonero. El Milanesado que est¨¢ cercano y el Tirol forman entre s¨ª con Baviera una estrecha continuidad geogr¨¢fica.
Hay un acontecimiento sorprendente, cristalizado hace pocos a?os, que representa una novedad de primera fuerza. La mayor¨ªa de las industrias de la tecnolog¨ªa de punta de la Alemania Occidental se van levantando preferentemente en una franja territorial que se extiende desde M¨²nich hacia Stuttgart, formando un verdadero cintur¨®n de instalaciones de la vanguardia cient¨ªfico-t¨¦cnica alemana, en la que radica el porvenir de la era inform¨¢tica en aquella naci¨®n. El eje Baviera-Baden-Wurtemberg, en abierta competencia y progreso, pesa del modo m¨¢s decisivo mirando al futuro. Ese movimiento se debe a m¨²ltiples factores: facilidades a la inversi¨®n; infraestructura moderada; mano de obra cualificada; incentivo fiscal y flexibilidad salarial junto a la acci¨®n conjunta de empresarios, sindicatos y los Gobiernos regionales. Las leyes de la localizaci¨®n preferente de las industrias han funcionado a despecho de los r¨ªgidos degmatismos. Esa redistribuci¨®n del poder¨ªo industrial del futuro, precisamente en la Alemania del Sur, es una de las realidades m¨¢s impresionantes de la evoluci¨®n econ¨®mica del nuevo coraz¨®n industrial de Europa. Las grandes firmas norteamericanas y japonesas buscan en ese nuevo ¨¢mbito sus contactos y sus socios. Y el acento se pone asimismo en la investigaci¨®n, es decir, en la formaci¨®n de cient¨ªficos y en la creaci¨®n incesante de laboratorios y de escuelas especiales.
Habl¨¦ en M¨²nich en d¨ªas consecutivos a p¨²blicos distintos -germano y espa?ol- sobre los 10 a?os que pronto se cumplir¨¢n de nuestra Monarqu¨ªa democr¨¢tica y sobre mi visi¨®n de lo que una Espa?a europea puede significar. El inter¨¦s por el proceso de la transici¨®n sigue vigente en los
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p¨²blicos occidentales y el papel relevante del rey don Juan Carlos, que goza en la opini¨®n alemana de altas cotas de popularidad. El Instituto Espa?ol de Cultura, ubicado en un pabell¨®n del antiguo palacio real, merecer¨ªa el m¨¢ximo apoyo de nuestro Gobierno, dado que M¨²nich es hoy una de las capitales culturales de la Rep¨²blica Federal de Alemania con sus 100.000 estudiantes universitarios, el prestigio de sus c¨¢tedras y sus seminarios. La t¨¦cnica moderna tiene aqu¨ª el famoso Deutsches Museum, inaugurado en 1925, y en el que, por vez primera en Europa, se plante¨® el problema de las divergencias que se producen entre la protecci¨®n de la condici¨®n humana y el avance incontenible de la ciencia y del progreso t¨¦cnico.
Cuando se rasgan las nubes, el cielo de M¨²nich "es el m¨¢s azul de Alemania", dicen los nativos. El manto caliente del aire mediterr¨¢neo sopla de cuando en cuando delineando el blanco perfil de las nieves eternas del Alpe. La ciudad permanece aferrada a conservar su moderada dimensi¨®n de capital del antiguo reino, sin aspirar a convertirse en metr¨®poli gigantesca. El h¨¢lito del entorno campesino se percibe en el ambiente callejero y en la continua presencia de grupos que concuren con sus atuendos, banderas, tambores y m¨²sicas a la plaza del Ayuntamiento -la Marienplatz- a contemplar el baile horario de la glockspielerei. La jovialidad es uno de los secretos de esta ciudad, musical por excelencia. Hay un goce de la vida que predomina en sus gentes elaborado con filosof¨ªa antigua y hedonismo existencial.
El clima de junio envolv¨ªa a M¨²nich con la frondosidad de sus inmensos parques que penetraba en los poros de la piel con la verde humedad de su arbolado. Seg¨²n Thomas Wolfe, las, dos virtudes esenciales de la ciudad son su encanto y su magia.
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