Cincuenta y dos horas en la vida de dos rehenes espa?oles del 'Achille Lauro'
Los cuatro terroristas entraron en el barco con sus armas en las maletas
El matrimonio aragon¨¦s Ces¨¢reo Sancho Casabona y Luisa Tapia Perales, que junto al cantante catal¨¢n Miguel Domingo Ferreres pasaron 52 horas como rehenes en el secuestro del crucero italiano Achille Lauro, regres¨® ayer a Madrid despu¨¦s de pedir ser repatriados. Las autoridades egipcias mantienen todav¨ªa el buque en Port Said, a pesar de que el secuestro termin¨® el mi¨¦rcoles, hasta que Italia no devuelva el avi¨®n egipcio desviado el jueves por cazas norteamericanos, cuando transportaba al comando terrorista a T¨²nez. Lo primero que el matrimonio pensaba hacer cuando llegara m¨¢s tarde a Zaragoza era ir a la Pilarica para "darle las gracias por su ayuda".
Aunque la Embajada de Espa?a en Egipto se volc¨® en conseguir la repatriaci¨®n de los dos espa?oles, ya que el cantante barcelon¨¦s, por ser un contratado de la naviera debe continuar con la tripulaci¨®n, ning¨²n funcionario espa?ol acudi¨® ayer al aeropuerto de Barajas para recibirlos. Al contrario de otros pa¨ªses, como el caso de Estados Unidos, que incluso puso medios de transporte gratis para la repatriaci¨®n de sus conciudadanos, el matrimonio Sancho-Tapia tendr¨¢ que abonar a Iberia los pasajes El Cairo-Madrid.Los detalles de esas 52 horas de secuestro, en los que hubo momentos de verdadero peligro para la vida de los 120 pasajeros y 330 tripulantes que permanec¨ªan en el Achille Lauro, fueron relatados ayer por el industrial zaragozano y su esposa durante las cuatro horas del vuelo de regreso a Madrid al enviado especial de EL PA?S.
Contrariamente a lo que se dijo en un principio, la toma del buque por los cuatro j¨®venes palestinos se produjo a la una de la tarde del lunes d¨ªa 7 y no a primeras horas. El Aquille Lauro, que hab¨ªa iniciado tres d¨ªas, antes su crucero regular por el Mediterr¨¢neo oriental en G¨¦nova, se encontraba fondeado en el puerto egipcio de Alejandr¨ªa desde la noche anterior. "A las diez de la ma?ana unos 600 pasajeros se trasladaron a El Cairo por carretera para un d¨ªa de visita tur¨ªstica. Nosotros ya hablamos estado antes en esa ciudad y decidimos quedarnos en el barco, que part¨ªa a la una hacia otro puerto egipcio, Port Said, donde recoger¨ªa a los excursionistas y de all¨ª partir¨ªa para la pr¨®xima escala en Ashdood (Israel)", comentan Ces¨¢reo Sancho y Luisa Tapia.
"Al principio no nos cre¨ªamos lo que est¨¢bamos viendo, porque en el puerto de Alejandr¨ªa se estaba rodando una pel¨ªcula egipcia de violencia y hab¨ªamos estado viendo a unos actores que disparaban contra otros, y en la escena siguiente aparec¨ªan tirados en el suelo con pintura roja simulando sangre. Momentos despu¨¦s, cuando est¨¢bamos en el comedor del buque y ¨¦ste hab¨ªa levado anclas, irrumpieron tres j¨®venes armados con metralletas y granadas y empezaron a disparar al techo y a las ventanas y a dar voces ininteligibles. Cre¨ªamos que se estaba rodando otra escena de la pel¨ªcula".
"Cuando nos dimos cuenta de que se trataba de un atentado de verdad, muchos pasajeros huimos del comedor y bajamos a la bodega. Pocos minutos despu¨¦s ¨¦ramos sacados de all¨ª, enca?onados y con la amenaza de morir si no lo hac¨ªamos r¨¢pido . Los tres j¨®venes y un cuarto que se encontraba en el puente de mando con el capit¨¢n y otros oficiales conoc¨ªan perfectamente la distribuci¨®n de la nave, y a pesar de ser tan pocos consiguieron dominar a m¨¢s de 400 personas inmediatamente".
Tres momentos de peligro
"Tanto pasajeros como tripulantes fuimos congregados en el sal¨®n Arazzi, del crucero, que se encuentra debajo del puente de mando, menos los oficiales que pilotaban y los de m¨¢quinas, que fueron obligados, a golpes y con amenazas, a permanecer alimentando los ocho motores del barco. Entonces empez¨® uno de los tres momentos de mayor tensi¨®n y peligro que vivimos a lo largo del secuestro".
"En el sal¨®n, de 12 metros de largo por seis de ancho, completamente arracimados, fuimos identificados uno a uno, y ante la desconfianza de los terroristas para los que no llevaban el pasaporte consigo hubo nuevos gritos y amenazas. El grupo de norteamericanos y seis bailarinas inglesas de conjunto del espa?ol Ferreres fue ron separados del resto dentro de la misma habitaci¨®n. Durante las cinco horas que dur¨® la identificaci¨®n nos mantuvieron de pie y sin dejarnos utilizar los servicios".
"Ellos buscaban a un israel¨ª cuyo pasaporte encontraron, y aunque el capit¨¢n les asegur¨® que estaba en la excursi¨®n de El Cairo no se lo cre¨ªan. Cuando termin¨® el secuestro se descubri¨® que efectivamente el israel¨ª s¨ª estaba en el barco, pero en el hospital, lugar que nunca llegaron a visitar los terroristas. S¨®lo al segundo d¨ªa se permiti¨® a las mujeres que fueran a sus camarotes durante cinco minutos para cambiarse de ropa y ducharse. A los hombres no nos dejaron ir a los camarotes, e incluso en un principio, cuando las mujeres estaban en el lavabo, nos permitieron hacer nuestras necesidades a todos juntos en el sal¨®n en que nos encontr¨¢bamos. Ahora da risa el contarlo, pero el espect¨¢culo de cerca de 400 hombres orinando a un tiempo en donde pod¨ªamos, alfombras, ceniceros, incluso en los instrumentos musicales de la orquesta", es algo que no se me borrar¨¢ de la cabeza en mucho tiempo", coment¨® Ces¨¢reo.
'Mister' Arafat
"El segundo momento de peligro fue el martes cuando est¨¢bamos anclados en el puerto sirio de Tartus y ni las autoridades de dicho pa¨ªs permit¨ªan continuar all¨ª y ning¨²n Gobierno quer¨ªa negociar la exigencia del comando de qu¨¦ Israel soltara a 50 palestinos que ten¨ªa detenidos. Los terroristas sacaron a los norteamericanos y a las seis chicas inglesas. En ese momento, seg¨²n supimos despu¨¦s, fue asesinado el jud¨ªo norteamericano, Le¨®n Klinghoffer, que era un paral¨ªtico que iba todo el tiempo en silla de ruedas. Creemos que fue matado y arrojado por la borda, porque era un general retirado. Despu¨¦s de este acto colocaron a las seis inglesas en la proa y tambi¨¦n al espa?ol Ferreres, que interced¨ªa por ellas y al que consideraban tambi¨¦n brit¨¢nico, con el aviso de que iban a ser fusilados debido a que la Thatcher era una enemiga del pueblo palestino".
"Los cuatro terroristas, a los que hab¨ªamos visto desde que el Achille Lauro parti¨® de G¨¦nova, aunque no sal¨ªan mucho de su camarote, eran muy j¨®venes, de unos 20 a?os, muy fuertes y perfectamente entrenados. Uno que chapurreaba varias lenguas, incluido el espa?ol, era el que m¨¢s hablaba a los pasajeros. Nos dec¨ªa que a Arafat hab¨ªa que llamarle m¨ªster Arafat -por el l¨ªder de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP)-, y que ellos hac¨ªan esto por su patria, Palestina, por sus familias y por sus h?jos".
"Con sus armas y su perfecta disciplina dominaron a todo el mundo. Tambi¨¦n es verdad que el capit¨¢n bajaba a vernos de cuando en cuando y nos ped¨ªa que no nos movi¨¦ramos ni intent¨¢ramos nada. El primer d¨ªa confiscaron todas las escopetas de tiro al plato que hab¨ªa en el barco y las rompieron. ?sas eran, aparte de las suyas, las ¨²nicas armas a bordo. La noche del martes se les vio dar alguna cabezada, pero deb¨ªan estar drogados porque no s¨¦ c¨®mo aguantaron. Llevaban una metralleta cada uno, con dos cargadores de repuesto al cinto y varias granadas, con las que jugaban a arrojar las al aire delante de nosotros. Tambi¨¦n hab¨ªan hecho colocar bidones de gasolina de la sala de m¨¢quinas a lo largo de la cubierta y amenazaban con incendiar el barco. Sobre todo en el segundo d¨ªa, cuando empezaron a sobrevolarlo seis helic¨®pteros que cre¨ªamos eran italianos".
"Entre el pasaje hab¨ªa tres ni?os italianos, dos de cuatro a?os y otro de un a?o. No nos explicamos c¨®mo pudieron aguantar las 52 horas sin apenas moverse y sin cansarse. El tercer momento de peligro fue el mi¨¦rcoles, poco antes de su rendici¨®n, hacia las cuatro de la tarde. Estaban muy nerviosos y daban gritos. Desaparecieron durante unos instantes y volvieron cambiados de ropa, con trajes de corte italiano, y nos ense?aron el interior de sus maletas para demostrar que no hab¨ªan robado nada de los pasajeros. En las maletas no llevaban m¨¢s que las camisetas y pantalones que utilizaron durante el secuestro. En el resto del espacio se supone que subieron las armas que portaban".
Este relato cronol¨®gico de los hechos ocurridos durante el secuestro refleja evidentemente la imagen fotogr¨¢fica que queda en las mentes de las personas que sufren secuestro, como ha sido el caso en esta ocasi¨®n del matrimonio espa?ol Sancho-Tapia. De 54 y 50 a?os respectivamente, la pareja suele viajar todos los a?os de vacaciones, y seg¨²n confesaron ayer esperan seguir haci¨¦ndolo en el futuro, aunque Ces¨¢reo Sancho dec¨ªa que no volver¨ªa m¨¢s a los pa¨ªses ¨¢rabes.
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