T¨ªmidos Luthiers
El humor en la canci¨®n es un g¨¦nero esencialmente ef¨ªmero que se agota pronto en la temporalidad de los chistes. Quienes lo practican suelen mantenerse poco tiempo en activo o derivar hacia otras facetas; por eso es destacable que Les Luthiers lleven casi 20 a?os haci¨¦ndonos re¨ªr con sus parodias de un humor blanco y feliz que ni en sus momentos m¨¢s ¨¢lgidos se convierte en agresivo.La presentaci¨®n en Madrid de su ¨²ltimo espect¨¢culo era un ¨¦xito antes de levantarse el inexistente tel¨®n, y eso es siempre un peligro para cualquier artista, porque las expectativas pueden verse frustradas. La parodia, que parte de una realidad conocida y aceptada por el espectador, requiere inteligencia, finura y dominio del lenguaje, virtudes que ciertamente no les faltan, pero tambi¨¦n puede conducir a una repetici¨®n de las f¨®rmulas, esperadas por el p¨²blico como gui?os de complicidad, con el riesgo no ya de parodiarse, sino de copiarse a s¨ª mismos. Algo de eso hay en este Humor, dulce hogar, que ofrece desde una suite circense a una serenata t¨ªmida, pasando por fragmentos de zarzuela, un blues, un vals geri¨¢trico y ur¨ªa chanson francesa.
Humor, dulce hogar
Les Luthiers. Teatro Alcal¨¢ Palace. Madrid, mi¨¦rcoles 6 de octubre.
El dislocamiento de las claves de los g¨¦neros tratados, la utilizaci¨®n de un lenguaje disparatado en el que abundan los equ¨ªvocos, y su alquimia impecable de inventores de instrumentos, que parten de la reconversi¨®n de ¨²tiles cotidianos en sorprendentes cajas de hacer m¨²sica, son las mejores bazas que han permitido a Les Luthiers su gran prestigio.
Con el tiempo, Les, Luthiers han ido incorporando a sus espect¨¢culos cada vez m¨¢s textos hablados, dejando en un segundo plano los elementos musicales. Humor, dulce hogar se sit¨²a en un terreno fronterizo entre el espect¨¢culo musical y el teatral, con una carga de indefinici¨®n que a veces se hace notar en el ¨¢nimo del espectador, que aunque no par¨® de re¨ªr a lo largo de la representaci¨®n se mostr¨® t¨ªmido y comedido en los aplausos finales, en consonancia con el tono general del acto.
No faltaron momentos de ingenio sabiamente realizado, pero en general se ech¨® en falta la vitalidad y el gancho que se pod¨ªa esperar de una representaci¨®n de Les Luthiers.
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