Fern¨¢ndez Albor, el m¨¦dico de cabecera

"Manda carallo que ahora resulte que Eulogio est¨¢ a mi izquierda". Con esta frase, Gerardo Fern¨¢ndez Albor-, presidente en funciones de la Xunta gallega y candidato a la reelecci¨®n por Coalici¨®n Popular, se define pol¨ªticamente. Eulogio es, naturalmente, G¨®mez Franqueira, el hombre que hace dos a?os puso en pie la operaci¨®n nacionalista moderada que representa Coalici¨®n Galega. Hoy Eulogio, un punto de referencia para toda la pol¨ªtica gallega y desde luego el gran ausente en estas elecciones, es v¨ªctima de una enfermedad que lo incapacita pol¨ªticamente.Pero Fern¨¢ndez Albor ha sabido adoptar las tesis nacionalistas moderadas de quien se configuraba como su gran rival en estas elecciones auton¨®micas. De hecho, la profundizaci¨®n en cuanto signifique galleguisino y cultura aut¨®ctona ha sido una de la grandes realizaciones de la Xunta en los cuatro a?os de mandato de Albor.

En pura teor¨ªa pol¨ªtica es muy d¨ªficil saber con exactitud d¨®nde se sit¨²a este m¨¦dico de 68 a?os, definido por el candidato radical de Esquerda Galega Camilo Nogueira como "la reina madre": Albor no se mancha en discusioness pol¨ªticas ni en debates partidarios (s¨®lo 11 veces en estos cuatro a?os ha comparecido ante el Parlamento aut¨®nomo). Tiene el car¨¢cter propio del pol¨ªtico que, como ¨¦l, no ha tenido que luchar por el puesto: casi por favor le pidieron, en el verano de 1981, que aceptase ser el candidato de Alianza Popular a la presidencia de la Xunta, y ¨¦l acab¨® por decir s¨ª convencido de que AP no iba a ganar y present¨¢ndose corno independiente. Pero gan¨®, tuvo que mudarse al palacio de Raxoi y darse de alta en AP.

A sus electores les habla un lenguaje simple; a veces excesivamente simple. Un lenguaje casi de reci¨¦n llegado a la pol¨ªtica, por m¨¢s que ¨¦l asegure que desde los 14 a?os se preocupaba por estos temas y que cuando en 1976 contribuy¨® a fundar el Partido Popular Galego, de tendencia dernocristiana, ya ten¨ªa una amplia experiencia.

En ocasiones crispa a los representantes de los otros partidos de la Coalici¨®n Popular cuando dice que la coalici¨®n "tiene que ir hacia un partido ¨²nico". Pero al final, tanto coligados como adversarios parecen proclives a perdon¨¢rselo todo: no es f¨¢cil mantener la espadas en alto contra el m¨¦dico de cabecera de toda la vida.