"Sigo siendo ¨²til", asegura Manuel Fraga
El presidente de AP piensa que la contestaci¨®n contra ¨¦l, "si la hay", es m¨ªnima
Pregunta. ?Qu¨¦ cree que ocurrir¨¢ ahora con el llamado sector cr¨ªtico de su partido? ?Qu¨¦ pasos dar¨¢n Jorge Verstrynge o Alfonso Osorio, por ejemplo?Respuesta. El sector cr¨ªtico como es natural, est¨¢ claro que no pod¨ªa incluir al secretario generaL ?ste es un partido con una direcci¨®n. ?Que hay que hacer una direcci¨®n colegiada? Ya la tienen. Naturalmente, en la Comisi¨®n Ejecutiva y en la Junta Nacional surge una diversidad de opiniones de vez en cuando. Pero, hasta ahora, ha habido una mayor¨ªa clara a favor de las tesis b¨¢sicas que defiende la organizaci¨®n mayoritaria en el partido. Usted habr¨¢ visto que personas que algunos situaban en el mismo sector opinaron de manera distinta en el tema famoso de la alcald¨ªa de Madrid, y eso es lo l¨®gico. Jorge Verstrynge conserva toda mi estima y aprecio; ¨¦l sabe que est¨¢ en la reserva del partido, ahora no era la persona m¨¢s adecuada para la secretar¨ªa general, y, obviamente, ¨¦l sabe que puede tener otras importantes oportunidades. Por lo que se refiere a Osorio, jam¨¢s ha planteado ning¨²n problema, que yo sepa; es un magn¨ªfico vicepresidente, con el cual unas veces estoy m¨¢s de acuerdo que otras, como es natural. ?ste es un partido vivo y con grandes posibilidades, que tiene la organizaci¨®n que ha querido darse, en la cual hay un presidente que se elige separadamente de los dem¨¢s cargos, que tiene el liderazgo principal y que tiene ciertas facultades que ejercer¨¢ siempre con moderaci¨®n: yo no estoy cambiando constantemente, pero cuando hay que hacer cambios, los hago y procuro que sea en servicio del partido.
P. ?Cree que hay discrepancias de fondo en el sector cr¨ªtico, o se trata de cuestiones personalistas?
R. Ni lo uno ni lo otro. Ya han explicado varios de ellos -por ejemplo, Fernando Su¨¢rez- que una cosa es discutir cada decisi¨®n en sus m¨¦ritos y otra pertenecer a un supuesto sector cr¨ªtico. Si hay diferencias ideol¨®gicas, yo no las conozco; se puede opinar que yo sea alcalde o que no lo sea, que hay que votar s¨ª, no o abstenerse en un refer¨¦ndum. Yo no he sido muy exigente o muy dogm¨¢tico en cuestiones de m¨¢s tr¨¢scendencia, como temas relacionados con la familia, por ejemplo, donde ocasionalmente he tolerado alguna discrepancia en alg¨²n momento, En general, el partido se ha mantenido bastante idealista y, en las bases, esto ha sido as¨ª al cien por cien.
"Imputaciones falsas"
P. ?Tienen fundamento las acuslaciones, procedentes de un sector de su partido, que hablan de giro a la derecha?R. Me da igual de d¨®nde procedan. Yo digo: no corresponden a la realidad. En este momento es perfectamente opinable el tema, pero yo afirmo que no hay nada de eso. Alberto Ruiz Gallard¨®n es un hombre de 27 a?os, record¨¦moslo. Es un hombre joven, que mira al futuro y que, como es natural, tiene los principios del partido. En modo alguno se le puede presentar como una persona que est¨¦ a la derecha de nadie. Por lo dem¨¢s, me produce cierta risa que los mismos que, injust¨ªsimamente, llamaron "joven nazi" y otras, cosas a Verstrynge, ahora, en el momento de su relevo, le conviertan en una especie de ¨¢ngel de la democracia pura. Eso es de risa. Ni lo uno ni lo otro. Y se han hecho adem¨¢s imputaciones falsas: para m¨ª, que una persona sea del Opus no es ninguna prueba de bondad o maldad. Pero tengo que decir que Ruiz Gallard¨®n no pertenece a esa respetabil¨ªsima obra, ni ha pertenecido, nunca.
P. ?Cree que algunos cr¨ªticos, en el fondo, lo que plantean es una contestaci¨®n a la persona de Manuel Fraga como l¨ªder de la oposici¨®n?
R. No tengo yo la sensaci¨®n esa. Entiendo que un partido que ha pasado por una elecci¨®n general y por el abandono de un coaligado al que se le hab¨ªan hecho concesiones importantes, d¨¦ lugar a una contestaci¨®n y una discusi¨®n. Mayoritariamente, todos hemos decidido seguir adelante, aprender y punto. Naturalmente, si alguien tiene esa tentaci¨®n a que usted se refiere, tengo la sensaci¨®n de que no le va a salir bien la operaci¨®n, gracias a Dios.
P. La idea que circul¨® en algunos medios de su partido, consistente en que usted se presentase como candidato a la alcald¨ªa de Madrid, ?ten¨ªa intenciones ocultas?
R. No creo que se pueda decir eso de un asunto en el que part¨ªcip¨® muy poca gente -lo que pasa es que, como era un tema de verano, tuvo mucho volumen-. Yo he recibido, a cuenta de esto, una correspondencia incre¨ªble, y no ha habido ni una sola carta a favor de la idea. En definitiva, ha habido unas gentes que han pensado que el modelo franc¨¦s era aplicable aqu¨ª; otras, que posiblemente han tenido la idea de que, estando yo entretenido en estos temas, tendr¨ªa menos tiempo para dirigir el partido, dejando eso a otros. Finalmente, es probable que haya alguien que haya promovido mi candidatura frente a alguna otra posible.
"Plantear¨¦ mi retirada"
P. Ante la contestaci¨®n que aparentemente recibe su persona dentro de AP, ?no ha sentido la tentaci¨®n, en los ¨²ltimos d¨ªas, de arrojar la toalla?R. En modo alguno. Porque la contestaci¨®n, si la hay, es tan minoritaria que, naturalmente, si no hubiera ni eso ser¨ªa como alguien que dijese que no tiene que lavarse los dientes, porque siempre los tiene limpios. Un partido pol¨ªtico produce siempre diversidad de opiniones y contestaciones. Sigo siendo ¨²til, soy yo el que tiene obligaci¨®n de plantearmelo, porque al fin y al cabo s¨¦ bastante de eso y no debo esperar a que otras personas, por timidez o lo que sea, no se atrevan a dec¨ªrmelo. Yo plantear¨¦ mi retirada cuando me sienta incapaz, disminuido o tal. Pero ocurre que, para bien o para mal, me encuentro f¨ªsicamente en perfecto estado, moralmente lleno de coraje y con una preparaci¨®n y una experiencia que hoy no se pueden obtener m¨¢s que habiendo pasado, como yo, 35 a?os muy intensos en la vida pol¨ªtica. Por ahora, creo que tengo un deber de continuar.
P. ?Apuesta por la permanencia de la Coalici¨®n Popular?
R. Es evidente que la coalici¨®n no va a ser la misma tras la marcha del PDP. Pero la idea de un tipo de colaboraci¨®n entre fuerzas del centro y la derecha yo la sigo considerando fundamental. Unas cosas se conseguir¨¢n, con grandes esfuerzos, con pactos preelectorales, y otras parece que no habr¨¢ m¨¢s remedio que hacerlas por pactos poselectorales.
P. Sin embargo, gente importante en AP se pronuncia en contra del mantenimiento de la coalici¨®n, o, al menos, de seguir regalando puestos en las listas electorales a otros partidos.
R. Por supuesto, en hacer mejor las cuentas estamos de acuerdo todos. Ya se ha visto que ciertas generosidades pueden ser mal agradecidas. Naturalmente, las cosas se van a hacer cada vez menos mal y con m¨¢s prudencia.
P. ?Qu¨¦ importancia real concede a las elecciones de junio de 1987?
R. Mucha, como es natural. Son elecciones en ocho mil y pico municipios, en 13 autonom¨ªas, m¨¢s en segundo grado en las diputaciones provinciales que subsistan, adem¨¢s de, seg¨²n se dice, las europeas. Esto hace que, en alg¨²n sentido, en su conjunto, sean equivalentes, en su an¨¢lisis, a unas elecciones generales. Todo el mundo sabe que la gente no vota igual en unas auton¨®micas que en unas municipales o en unas europeas. Pero la suma de todo eso equivale a un impacto similar a unas elecciones generales, en cuanto chequeo de la opini¨®n. Por tanto, la importancia de las elecciones que vienen es toda y si, adem¨¢s, hubiese elecciones anticipadas en el Pa¨ªs Vasco, excuso decirle qu¨¦ a?o nos viene.
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