Un paso en Nicaragua
LA DECISI?N del Gobierno de Nicaragua de autorizar la reapertura del diario La Prensa constituye no s¨®lo una medida inteligente, sino un paso obviamente necesario en el proceso de paz aprobado en Esquipulas y en la devoluci¨®n de las libertades democr¨¢ticas al pueblo nicarag¨¹ense. La libertad de Prensa es requisito esencial para que un r¨¦gimen democr¨¢tico, sean cuales fueren sus peculiaridades, sea digno de tal nombre.La clausura del diario, que se distingui¨® en la lucha contra la dictadura somocista y se ha distinguido luego en su oposici¨®n al r¨¦gimen sandinista, se produjo hace m¨¢s de un a?o, en el contexto de otras medidas que restring¨ªan las ya escasas libertades vigentes en Nicaragua. La justificaci¨®n dada entonces por los sandinistas fue que la guerra solamente se puede contestar con la guerra, y como un acto de guerra deb¨ªa considerarse la aprobaci¨®n en aquellas fechas por el Congreso de EE UU de 100 millones de d¨®lares para ayuda de los contra, que atacaban sus fronteras. Es verdad que, en condiciones de guerra, los Gobiernos, incluso los m¨¢s democr¨¢ticos, restringen en determinados terrenos los m¨¢rgenes de lo que la Prensa puede publicar. (El Gobierno de Margaret Thatcher ha dado ejemplos ominosos de ello con motivo del conflicto de las Malvinas.) Pero en ninguna circunstancia est¨¢n autorizados a la clausura sin m¨¢s de los medios de comunicaci¨®n. En el caso de La Prensa, la decisi¨®n de su cierre fue un acto de autoritarismo del Gobierno sandinista, y no una necesidad b¨¦lica.
La reaparici¨®n de La Prensa debe ser apreciada por la Administraci¨®n de Reagan como un hecho positivo en la evoluci¨®n centroamericana y como un argumento m¨¢s a favor del Tratado de Esquipulas 2, adoptado no l¨®lo para acabar con el conflicto de Nicaragua, sino para instaurar la paz en la regi¨®n. Pero seria parad¨®jico, con motivo de la reapertura del diario, que hoy no se viera como un signo de democratizaci¨®n lo que en su momento fue juzgado como una prueba irrefutable de la esencia totalitaria del r¨¦gimen sandinista. El ministro de Exteriores de Costa Rica, Rodrigo Madrigal Nieto, que ha mediado entre el Gobierno de Nicaragua y los propietarios de La Prensa para la reaparici¨®n del rotativo, ha afirmado que la decisi¨®n se ha adoptado "sin m¨¢s restricciones que aquellas que impone el ejercicio responsable del periodismo". Es l¨®gico que ello haya sido as¨ª, pero es de esperar que las partes tengan el mismo concepto de lo que es ejercer el periodismo con responsabilidad. No cabe la menor duda de que los directivos de La Prensa han de tener en cuenta, en su ejercicio profesional, la grave situaci¨®n a que est¨¢ sometida Nicaragua, pero eso no significa que deban callar las cosas, silenciar las cr¨ªticas o no hacer frente a los abusos del poder.
El reencuentro de La Prensa con sus lectores es el hecho m¨¢s significativo de los realizados hasta ahora en Nicaragua, en el marco de los acuerdos de Esquipulas 2, y el que mejor puede expresar la voluntad de rectificaci¨®n de una pol¨ªtica numantina practicada por el Gobierno sandinista. La Administraci¨®n de Reagan har¨ªa mal en menospreciar este dato, pero el Gobierno de Managua debe asumir en cualquier caso que la existencia de una Prensa libre no ha de depender de las condiciones de una paz precaria, sino del convencimiento real respecto al papel de los medios de comunicaci¨®n en las sociedades democr¨¢ticas. Y no es a la opini¨®n p¨²blica americana ni al Congreso de Washington a quien se ha de satisfacer con ello, sino sobre todo al pueblo de Nicaragua, que luch¨® valerosamente por su libertad y tiene el derecho de disfrutarla.
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