Nueva Zimbabue
Las bandas de Dixieland suelen interpretar antiguas canciones de forma poco moderna. El repertorio est¨¢ entre dos siglos pero la ejecuci¨®n poco conserva de aquel estallido de Nueva Orleans. En general, se interpreta Nueva Orleans y su variante blanca, el Dixieland, desde una est¨¦tica que tiene m¨¢s que ver con el swing posterior que con los padres fundadores.Los ep¨ªgonos aprenden de los ep¨ªgonos y se suele provocar todo aquello que pueda parecer la mar de animado. Resulta alegre y comunicativo siempre que uno no se encuentre molesto en el estereotipo.
Por ello resulta especialmente cabal la opci¨®n de la Neptune Jazz Band of Zimbabwe, una banda tradicional que interpreta Nueva Orleans tal como se dio. Componen la Neptune C¨¦sar Fratantoni, un argentino largo tiempo residente en Zimbabue, y cuatro miembros de la familia Sziankope en el tromp¨®n, trompeta, banjo y bater¨ªa. Desde la primera formulaci¨®n de sonido, id¨¦ntica a la de las viejas grabaciones, la Neptune consigue dar jazz de las primeras d¨¦cadas, incluida la era prediscogr¨¢fica, tal como entonces se formul¨®.
Neptune Jazz Band of Zimbabwe
El¨ªgeme. Madrid, hasta el 10 de febrero.
No es un grupo de virtuosos pero cada uno sabe lo que tiene que hacer. Fratantoni no es un maestro pero se desenvuelve en el piano y el clarinete y parece saber dar cohesi¨®n al grupo. Tromb¨®n y trompeta saben establecer sus l¨ªneas aut¨®nomas en las exposiciones del l¨ªder y particularmente el trompetista parece ser alguien que sabe que tiene algo concreto que hacer en el campo de la m¨²sica. El bater¨ªa demuestra poder ser un economista de su instrumento y con el pedal del bombo y un platillo pone en marcha la maquinaria r¨ªtmica con los primitivos acentos. El banjo ordena e inspira desde la eficacia perseverante.
Como grupo suenan y constituyen una acertada introducci¨®n a los verdaderos albores del jazz. Con ellos tenemos m¨²sica de los diez y los veinte sin pagar la tasa epigonal de los a?os siguientes. De Buddy Bolden a King Oliver (con Freddie Keppard, las tres primeras leyendas de la trompeta de Nueva Orleans), cl¨¢sicos de los primeros d¨ªas desde la fidelidad y el respeto. Este respeto se desenvuelve en improvisaci¨®n colectiva, uno de los principales germinales, frente a los clich¨¦s habituales en el g¨¦nero. La fidelidad sirve para que el Nueva Orleans recupere su frescura y pierda su car¨¢cter de objeto embalsamado. Tal como es, sigue vivo. Tambi¨¦n David Murray y el Art Ensemble of Chicago lo saben.
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