?Dialogar o descalificar?
El d¨ªa 20 de abril, EL PA?S public¨® en Opini¨®n mi art¨ªculo Una modesta proposici¨®n (para la paz)", sobre la negociaci¨®n con ETA. Pocos d¨ªas despu¨¦s, precisamente el s¨¢bado 23, en esa misma secci¨®n Patxo Unzueta me contest¨® con otro art¨ªculo, Para continuar el debate. Dado el tono de su r¨¦plica, me veo obligado a salir en defensa de una tribuna libre. Y por eso mismo no voy a discutir el contenido de mi anterior intervenci¨®n, sino centrarme en una cuesti¨®n de forma.En vista del t¨ªtulo que Patxo Unzueta puso a su art¨ªculo, no pocos lectores se habr¨¢n extra?ado de la virulencia y la expl¨ªcita descalificaci¨®n de sus palabras; no invitaban precisamente a una continuaci¨®n, Para ir al grano, Unzueta me imputa "la m¨¢s absoluta miseria moral" por una l¨®gica que ¨¦l dice "subyace" en mi "planteamiento", me asocia a Herri Batasuna y a ETA por cosas que digo y me acusa de querer actuar (creo que respecto a Navarra) como un Reagan contra Honduras o Panam¨¢. ?Ser¨¢ su intenci¨®n dialogar o descalificar a un interlocutor cuyo punto de vista difiriera del suyo? Me temo que ha sido este ¨²ltimo. Y si tengo raz¨®n, esto es muy grave.
Desacreditar
Pero hay algo peor. En el transcurso de su art¨ªculo, Patxo Unzueta me relaciona con Herri Batasuna y con ETA para desacreditar mis razonamientos, y tambi¨¦n tiene la bondad de identificarme como "hispanista norteamericano" para sus lectores. Lo ¨²ltimo es cierto y constaba al pie de mi art¨ªculo. Pero debajo de su art¨ªculo, como parece ser la costumbre en la secci¨®n de Opini¨®n -v¨¦anse los recientes art¨ªculos de Opini¨®n de Antonio Elorza y de Ignacio Sotelo- no se dice nada para identificar a Patxo Unzueta, ni aparece su nombre en la mancheta de EL PA?S. Entonces, con toda l¨®gica, concluir¨¢ el lector, Patxo Unzueta va por libre, es otro colaborador eventual como Antonio Elorza, Ignacio Sotelo o Philip W. Silver.
Pero nada m¨¢s lejos de la verdad, queridos lectores. Vean si no el Anuario EL PA?S 1988, secci¨®n Nacional-Pol¨ªtica, p¨¢ginas 64-65. Se trata de un art¨ªculo, La venganza y la negociaci¨®n, de un tal Patxo Unzueta al que se le identifica como redactor de la secci¨®n de Opini¨®n de EL PA?S.
O sea, que el descalificador de mi punto de vista no es un colaborador eventual, sino un redactor, un empleado fijo del mismo peri¨®dico; y no s¨®lo eso, sino un redactor de la mism¨ªsima secci¨®n de Opini¨®n.
Vamos a ver si hemos entendido esto bien. Primero EL PA?S ofrece una tribuna aparentemente libre a sus lectores, invita su colaboraci¨®n sobre temas de acuciante inter¨¦s nacional, como el llamado problema vasco, la violencia, la paz y la negociaci¨®n. Segundo, cuando surge cierto tipo de respuesta a su convocatoria, un redactor del mismo peri¨®dico, y de la misma secci¨®n de Opini¨®n, entra a mansalva, y sin identificarse como tal fulmina al convocado. Patxo Unzueta, ?no se llama esto, hablando en castizo, ser juez y tambi¨¦n parte?
Coherencia
Y si no recuerdo mal, ya hubo un sonado caso ciertamente similar. Otro editorialista de EL PA?S, cuya conciencia le mand¨® declararse p¨²blicamente a favor de la entrada de Espa?a en la OTAN, se separ¨®, con ejemplar coherencia moral, del peri¨®dico. ?Por qu¨¦? Pues porque -como usted sabe mejor que yo- hay una convenci¨®n period¨ªstica, b¨¢sica para la expresi¨®n democr¨¢tica, por la que los empleados del peri¨®dico no deben pronunciarse como tales. El peri¨®dico dice ofrecer un tribuna libre a todos.
Lo que significa que la tribuna misma es muda (como la justicia es ciega, es decir, imparcial) ¨²ltimamente se empiezan a escuchar voces aqu¨ª en Madrid que hablan de la paz y no de la pacificaci¨®n de Euskadi. Sin embargo, antes de la reciente oferta de tregua de ETA era imposible hablar en p¨²blico de una verdadera negociaci¨®n para conseguir la paz. Pero hay que matizar. Recientemente hubo dos coloquios sobre la negociaci¨®n en el Ateneo, s¨ª, mas el hecho se silenci¨® en la televisi¨®n y en los peri¨®dicos de Madrid. Tambi¨¦n se debati¨® la misma cuesti¨®n en San Sebasti¨¢n, pero si Savater no hubiera contado su versi¨®n de lo ah¨ª ocurrido en EL PA?S, nadie fuera de San Sebasti¨¢n se habr¨ªa enterado.
Y lo peor es que cuando -para desmentir que no se puede hablar en los mass media de Madrid de negociaci¨®n- se invita a voces discrepantes al programa Querido Pirul¨ª, esas voces encuentran la misma obstaculizaci¨®n. Frente al fil¨®sofo S¨¢daba -que hab¨ªa dicho lo de los mass media- ah¨ª estaba el fil¨®sofo Savater que lo insultaba y no lo dejaba hablar, confirm¨¢ndole el aserto; y frente al eurodiputado Txema Montero ah¨ª estaba el socialista cr¨ªtico Garc¨ªa Damborenea para hacer lo mismo, con sus reiterados insultos e interrupciones.
Ahora ?no ha procedido EL PA?S de la misma manera con mi modesta proposici¨®n? ?D¨®nde est¨¢ entonces la verdadera libertad de expresi¨®n? ?O es que en Madrid s¨®lo se puede decir lo que dice el Gobierno? A riesgo, si no, de que a uno lo califiquen de adepto de Herri Batasuna o encubridor de ETA. Pero Pedro J. Ram¨ªrez acaba de escribir un largo editorial (sin insultar a nadie, sin pretender dar lecciones de moral a nadie y sin descalificaciones personales) instando a ETA y al Gobierno a negociar pol¨ªticamente una paz para Euskadi y el Estado espa?ol. ?Quiere esto decir que s¨®lo los directores de peri¨®dicos pueden hablar con entera libertad? ?0 que s¨®lo se puede disentir de la l¨ªnea del Gobierno desde ciertos peri¨®dicos?
Por respeto al lector he querido contestar con la m¨¢xima brevedad, de manera que tambi¨¦n dejo de lado las opiniones de Patxo Unzueta. Ciertamente, con m¨¢s tiempo podr¨ªamos discutir lo de "hoy no existe opresi¨®n nacional en Euskadi" o por qu¨¦ la retirada de las Fuerzas de Seguridad del Estado de Euskadi le parece "un objetivo deseable". No, no rehuyo entrar en el fondo de la cuesti¨®n. Al contrario, eso ser¨ªa iniciar, y no zanjar, un debate de verdad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Referencias El Pa¨ªs
- HB
- Treguas terroristas
- Opini¨®n
- Actos repulsa
- Manifestaciones contra terrorismo
- El Pa¨ªs
- Negociaciones ETA
- Peri¨®dicos
- Prisa Noticias
- Movimientos sociales
- Partidos pol¨ªticos
- Lucha antiterrorista
- Grupo Prisa
- ETA
- Prensa
- Grupo comunicaci¨®n
- Grupos terroristas
- Medios comunicaci¨®n
- Empresas
- Terrorismo
- Comunicaci¨®n
- Econom¨ªa
- Pol¨ªtica
- Espa?a