Pobre Morat¨ªn
Carlos III muri¨® en 1788, y ahora se celebra su bicentenario, y el de la Ilustraci¨®n, pensamiento libre y human¨ªstico que lleg¨® dif¨ªcilmente a Espa?a. Las autoridades madrile?as festejan este grato antecedente, dan facilidades econ¨®micas para quienes les ayuden, y el teatro corre hacia este est¨ªmulo. Y por eso vemos ahora El s¨ª de las ni?as (1806), del ilustrado Leandro Fern¨¢ndez de Morat¨ªn (Madrid 1760-Par¨ªs 1828), uno de los grandes castizos que fueron llamados afrancesados. El tema de la obra procede de la obra de Rojas Zorrilla Entre bobos anda el juego, una de las m¨¢s caracter¨ªsticas del neoclasicismo.
Audacias
El s¨ª de las ni?as
Autor: Leandro Fern¨¢ndez de Morat¨ªn. Versi¨®n de Enrique Llovet, m¨²sica de Gregorio Garc¨ªa Segura. Int¨¦rpretes: Juanjo Men¨¦ndez, Miguel Angel B¨¢ez, Mary Bego?a, Regina Sainz de la Maza, Sara Mora, Miguel de Grandy, ?ngel Rello.Escenograf¨ªa y figurines de Emilio Burgos. Coreografia de Alberto Lorca. Direcci¨®n: Gustavo P¨¦rez Puig. Teatro Maravillas, 27 de mayo.
Era un reformista de costumbres, y en esta obra repet¨ªa el tema de la libertad de la mujer, al menos para escoger marido. Do?a Paquita, 16 a?os, est¨¢ colocada por su mam¨¢ con don Diego, 56, que es rico y las sacar¨¢ de apuros. Ella ama a don Carlos, que es joven y militar; y el propio don Diego comprender¨¢ la pena de la situaci¨®n, reflexionar¨¢ sobre el destino de las ni?as, que as¨ª se vuelven hip¨®critas y finalmente enga?an a sus maridos, y reparar¨¢ las cosas con su dinero.En su tiempo, Morat¨ªn fue perseguido hasta por el Santo Oficio, y vivi¨® parte de su vida en el exilio por estas audacias. Vivi¨® mucho tiempo en el extranjero, principalmente en Francia, donde muri¨®.
El tema del viejo y la ni?a, que le es muy anterior, seguir¨ªa produciendo teatro hasta casi nuestros d¨ªas. La Ilustraci¨®n y sus seguidores no llegaron, sin embargo, a considerar que "el misterio de la edad" que se canta en esta obra tambi¨¦n se pod¨ªa solventar, y el del dinero y las clases sociales. Hoy, claro, se puede ver esta obra de Morat¨ªn con simpat¨ªa, pero no con inter¨¦s, y menos en esta versi¨®n. Aburre, seg¨²n el dicho, a las ovejas. Aunque sea un cumplido oficioso para Carlos III.
Para evitar este aburrimiento y, al mismo tiempo, estar en la l¨ªnea oficial, Gustavo P¨¦rez Puig -director-, Enrique Llovet -adaptador- y Gregorio Garc¨ªa Segura -m¨²sico- intentan darle alguna ligereza. Queda peor.
Unos cuantos n¨²meros musicales, m¨¢s bien cancioncillas tenues, pregrabados, s¨®lo sirven para mostrar que actores y actrices no saben cantar, no tienen voces y desafinan, incluso en grabaci¨®n. La pobreza musical y material de los n¨²meros averg¨¹enza. Ni el reconocido Enrique Llovet consigue sacar adelante el di¨¢logo deslavazado (para lo que estamos acostumbrados a o¨ªr hoy).
Azarzuelamiento
Juanjo Men¨¦ndez convierte su papel en c¨®mico, que no lo era -solamente triste y ligeramente rid¨ªculo- y, aunque no se sabe la letra, y la musita vagamente, tiene los suficientes recursos de arte y oficio como para, en efecto, conseguir algunas carcajadas.Debuta Regina Sainz de la Maza; no es dificil augurarle porvenir -es bonita y tiene casta, linaje de muchos artistas- si es que persevera y si consigue escapar de sucesos como ¨¦ste.
Todos los dem¨¢s caen tambi¨¦n bajo la misma direcci¨®n triste y pesada, bajo el sinsentido de lo que pasa en escena, v¨ªctimas de este azarzuelamiento vergonzante. Lo que fue una obra aguda y valiente en su tiempo no es hoy, hecha as¨ª, m¨¢s que un lento e in¨²til suplicio.
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