Madrid, presentado por las diferentes administraciones como Capital Europea de la Cultura en 1992

En Madrid no han existido nunca t¨¦rminos para asignar al de fuera, como metecos o charnegos, ni tampoco han existido "barrios de jud¨ªos" o de "chinos". El alcalde de Madrid, Juan Barranco, record¨® esta reflexi¨®n de Ram¨®n G¨®mez de la Serna en la presentaci¨®n, anoche, de la nominaci¨®n de Madrid como Capital Europea de la Cultura en 1992, decidida el pasado mes de mayo por el Consejo de Ministros de Cultura de la Comunidad Europea. Al acto, en el cuartel del Conde Duque, asistieron unas 300 personas, entre las que predominaban los pol¨ªticos (de todos los partidos del municipio y de la comunidad aut¨®noma), hombres del mundo de las finanzas o los deportes y no tanto representantes de la cultura propiamente dicha.

Cierta diferencia de concepto sobre lo que representar¨¢ esa capitalidad se pudo observar en los discursos oficiales, que constituyeron todo el acto, al hablar, por ejemplo, el alcalde Barranco y el presidente de la comunidad, Joaqu¨ªn Legina de "capital", y el subsecretario de cultura, Miguel Satr¨²stegui, de "ciudad de la cultura", esto es, "lugar de encuentro". De los discursos pronunciados, tres fueron de pol¨ªticos y uno, el del escritor Antonio Gala, del mundo de la cultura.Seg¨²n dijo Juan Barranco, la capitalidad cultural de Madrid, que coincidir¨¢ con los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona y la Exposici¨®n Universal de Sevilla, otorgar¨¢ a Espa?a un protagonismo internacional sin precedentes. Madrid ser¨¢ capital de la cultura despu¨¦s de Atenas -primera ciudad designada, en 1986, para este t¨ªtulo-, a la que siguieron Florencia y Berl¨ªn este a?o y Anisterdam, Par¨ªs y Glasgow, que lo ser¨¢n antes que Madrid.

El subsecretario de cultura Miguel Satr¨²stegui advirti¨® que ser¨ªa demasiado reductivo centrar este acontecimiento cultural en la exhibici¨®n de lo propio, y dijo que Madrid ha de elegir una l¨ªnea de actuaci¨®n para no dispersarse.

El presidente de la Comunidad Aut¨®noma Joaqu¨ªn Legina, se?al¨® que en 1992 habr¨¢ que cuidar no solo de los hechos culturales sino de los anclajes que determinar¨¢n, en parte, la cultura de los a?os siguientes. En una extensa conferencia, Antonio Gala hizo una glosa del esp¨ªritu de Madrid, a la que propuso llamar "la narcisa incipiente".