Chile o la fuerza del empate
Augusto Pinochet, el general de 72 a?os que lleva 15 al frente de una de las peores dictaduras de Am¨¦rica Latina, ha repartido ya las ¨²ltimas cartas de un juego tan peligroso como decisivo. El plebiscito de sucesi¨®n presidencial al que el r¨¦gimen militar se oblig¨® hace ocho a?os -un plazo demasiado largo en ese momento tanto para la dictadura como para la oposici¨®n- se celebrar¨¢ casi con seguridad en octubre pr¨®ximo. El candidato ¨²nico, que ser¨¢ designado el 30 de agosto por altos mandos de las fuerzas armadas, ser¨¢ sin duda el propio Pinochet. Otra cosa equivaldr¨ªa t¨¦cnicamente a un golpe de Estado.Las m¨¢s recientes encuestas acerca de las intenciones de voto muestran un relativo empate entre los partidarios del no y del s¨ª, con una ligera ventaja para los primeros, mientras que un importante porcentaje (alrededor de un tercio de los inscritos) est¨¢ indeciso. Es en este segmento, el de los no pol¨ªticos, donde se librar¨¢ la batalla principal. Una parte de este tercio de indecisos tiene miedo de explicar su voto, por lo que razonablemente puede suponerse que votar¨¢n no; otro grupo simplemente no sabe a¨²n qu¨¦ va a votar y un tercer segmento, el m¨¢s importante de conquistar por los estrategas de imagen de ambos bandos, se debate entre la cr¨ªtica de algunos aspectos de la dictadura y la desconfianza ante la oposici¨®n.El mensaje central de la campa?a oficial es el ¨¦xito econ¨®mico, asociado a la seguridad y estabilidad garantizada por los militares. "El pa¨ªs es m¨¢s rico, pero el pueblo es m¨¢s pobre", seg¨²n uno de los principales l¨ªderes de la oposici¨®n, el socialista Ricardo Lagos, seg¨²n el cual los chilenos ahora disponen de bienes que en 1972. Las encuestas tambi¨¦n recogen esa aparente dicotom¨ªa y revelan que una gran parte de los chilenos cree que su situaci¨®n personal ha empeorado mientras que la del pa¨ªs ha mejorado. "Yo estoy mal, pero el pa¨ªs va bien".
Resultados re?idos
La mayor¨ªa de los responsables pol¨ªticos involucrados en la campa?a, tanto a favor como en contra de Pinochet, est¨¢n de acuerdo en que los resultados ser¨¢n re?idos.Chile es un pa¨ªs de empates, acostumbrado a transar, a negociar y a tomar en cuenta a las minor¨ªas. El triunfo de Salvador Allende en 1970 se produjo en medio de un virtual empate entre las opciones de izquierda y la derecha de Jorge Alessandri. Tres a?os despu¨¦s, medio Chile levant¨® sus banderas saludando el golpe, mientras la otra mitad lloraba sus muertos. En los ¨²ltimos a?os, la oposici¨®n no ha logrado propinar una derrota pol¨ªtica definitiva a Pinochet y ¨¦ste, por su parte, ha sido incapaz de mantener a raya a los disidentes. Sigue el empate.
Los escenarios posibles, a menos de 90 d¨ªas de celebrarse el plebiscito, se han restringido. Ya parece imposible una reforma constitucional que anule el plebiscito, e improbable un autogolpe; es seguro que Pinochet ser¨¢ el candidato y que habr¨¢ importantes dificultades para materializar un fraude masivo.
Los jefes de las Fuerzas Armadas, con excepci¨®n del Ej¨¦rcito, han dicho que un eventual triunfo del no ser¨ªa aceptable y que ello no significar¨ªa el caos. La oposici¨®n tambi¨¦n est¨¢ deseosa de negociar un camino pac¨ªfico y estable de transici¨®n. Estados Unidos, Europa y las democracias de la regi¨®n presionan abiertamente por un cambio democr¨¢tico en Chile. Pero Pinochet, que ha utilizado toda la maquinaria del Estado para reforzar su candidatura y reprimir a la oposici¨®n, no va a aceptar f¨¢cilmente una eventual derrota y har¨¢ lo posible por escamotear la voluntad popular, si ¨¦sta le es desfavorable.
El juego est¨¢ servido. Pinochet, que seg¨²n el hor¨®scopo chino es un gato, es un experto en darle espacios al enemigo para que ¨¦ste crea que va a ganar y, m¨¢s tarde, lanzar un zarpazo por donde menos se espera. Como buen gato, cuando alcanza el poder es muy dif¨ªcil que lo abandone. Pero esta vez tendr¨¢ que contar con mucho m¨¢s que suerte para ganar.
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