Una democracia en marcha'
Me ha sorprendido el comentario de una foto publicada en EL PAIS de 8 de septiembre, en su p¨¢gina 8, que ilustra un art¨ªculo, referido a Uruguay, titulado Una democracia a mitad de camino.El comentario de la fotograf¨ªa, obra obviamente de la redacci¨®n de ese peri¨®dico, se?ala: "Exiliados uruguayos se manifiestan ante el consulado de su pa¨ªs en Madrid". Esa foto reg¨ª . ?stra un episodio ocurrido antes de 1985, cuando se instaur¨® el r¨¦gimen constitucional y democr¨¢tico que preside hoy los destinos de mi pa¨ªs. Puedo afirmar que desde entonces hasta ahora no ha ocurrido ning¨²n acto coinparable con el que documenta la fotograf¨ªa. No hubiera sido sobreabundante consignarlo, sobre todo despu¨¦s que en las ediciones del 20 de agosto y de 4, 7 y 8 de septiembre se han publicado informaciones y textos de opini¨®n con cr¨ªticas al funcionamiento de la democracia uruguaya.
No voy a detenerme a contestar puntualmente todas y cada una de las afirmaciones mencionadas, pero quiero se?alar que resulta curioso que un pa¨ªs tan peque?o y generalmente desconocido u olvidado, del que se habla tan poco en los medios peno d¨ªsticos, resulte de momento motivo de inter¨¦s apasionante.
Conviene, sin embargo, dejar claros algunos de los temas que se han rozado, con bastante frivolidad, en las notas period¨ªsticas: de acuerdo con la Constituci¨®n de Uruguay, el 25%. de los ciudadanos inscritos puede, teniendo el plazo de un a?o para hacerlo, interponer el recurso de refer¨¦ndum contra las leyes. Esto es lo que ha hecho un sector de la
Pasa a la p¨¢gina siguiente Viene de la p¨¢gina anterior
opini¨®n p¨²blica contra la ley del 22 de diciembre de 1986, presentando las firmas que procuran demostrar que son el 25% de los inscritos habilitados para votar. Y lo que ha ocurrido despu¨¦s es que la Corte Electoral, cuerpo designado de acuerdo con la Constituci¨®n, integrado por cinco miembros elegidos por dos tercios de votos de la Asamblea General y cuatro que representan a los partidos pol¨ªticos, tambi¨¦n designados por la Asamblea General, ha estudiado, con el rigor que corresponde, la autenticidad de cada firma, rechazando muchas porque han sido falsificadas. Si, en definitiva, el conjunto de firmas v¨¢lidas llega al porcentaje que corresponde, se convocar¨¢ el acto electoral, sin que antes, durante o despu¨¦s interfiera para nada el poder ejecutivo.
Se ha afirmado en este catapultar de inculpaciones inexactas que el presupuesto de guerra m¨¢s alto del mundo, exceptuando las zonas donde hay efectivamente guerra, es el de Uruguay.
Ni esa ni sucesivas afirmaciones que se publican en la edici¨®n del domingo 4 de septiembre tienen la menor seriedad. Los sueldos de los militares uruguayos son muy moderados. Y si se sigue leyendo all¨ª el juicio que merece el esfuerzo por modernizar un Estado trazado en otras ¨¦pocas se cae en la cuenta que alguna gente de la izquierda festiva corre pareja con los de la derecha resentida en el ¨¢nimo de desprestigiar para destruir y en el ejercicio de una irresponsabilidad que llega a provocar rubor.
Finalmente, en las ediciones del 7 y 8 de septiembre, en dos art¨ªculos sucesivos, se desarrolla la tesis de que "un pa¨ªs orgulloso de su tradici¨®n democr¨¢tica, su estabilidad institucional y su nivel cultural se debate ahora en la decadencia y el escepticismo". Y se toma para ejemplificar esta doctrina de la derrota todo lo que se deshizo en el pa¨ªs en la malaventurada etapa de la dictadura militar, como si se quisiera desconocer el enorme esfuerzo que ha hecho el pa¨ªs todo, pero el Gobierno en primer lugar, para cambiar el rostro de nuestra naci¨®n y recuperar su alma enajenada.
No tendr¨ªa sentido que apelara a las estad¨ªsticas para probar que en tres a?os Uruguay ha conseguido metas espectaculares en lo econ¨®mico y en lo social. No vale la pena recurrir a los n¨²meros para probar el esfuerzo por el que nuestro pa¨ªs ha conseguido resurgir desde la penuria a la esperanza, porque se tiene conciencia que el impulso nacional se comprende y se siente. Es claro que quedan algunas penumbras, que no vamos a negar, tal vez tantas como pueden tener pa¨ªses que est¨¢n muy orgullosos de su actual plenitud. Pero en mi pa¨ªs existe un aire de optimismo y de confianza entre toda o casi toda la gente. Es cierto: quienes creemos en la democracia sabemos de sobra que la reconquista de lo que fue el Uruguay de antes no ser¨¢ f¨¢cil ni r¨¢pida, pero como creemos que la ¨²nica posibilidad de apuntar el futuro est¨¢ en la democracia y en sus instituciones, apostamos por ella. No resulta f¨¢cil procurar esclarecimientos de una fronda de inexactitudes y falacias- Embajador de Uruguay en .
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.