Espa?a aumenta su presencia en la Feria de Francfort
Expectaci¨®n por la novela a¨²n no publicada de Umberto Eco
ENVIADOS ESPECIALESLos editores espa?oles han concurrido a la Feria del Libro de Francfort con una mayor presencia. Como ejemplo de ello, la caseta de la Federaci¨®n de Gremios de Editores ha estrenado un nuevo espacio, de 300 metros cuadrados, en el que 38 editores tienen m¨®dulo propio y otros 110 participan colectivamente. Todo indica que los organismos oficiales y los expositores individuales est¨¢n anticipando la feria que se celebrar¨¢ en 1991, en la que Espa?a, como ahora Italia, ser¨¢ la protagonista. Por otra parte, el objetivo casi ¨²nico y desalentador de los 7.000 periodistas acreditados sigue siendo el escritor italiano Umberto Eco. Ayer se pudo constatar que escuchar a este escritor cuesta 700 pesetas.
Tanto editores espa?oles como extranjeros expresan constantemente el desplazamiento sufrido en beneficio de los agentes literarios, aspecto que puede llegar a transformar profundamente la propia feria.Aunque los editores espa?oles est¨¢n m¨¢s acostumbrados a comprar que a vender derechos, ayer se respiraba bastante optimismo en cada una de las casetas espa?olas. Ello se reflejaba especialmente en la exposici¨®n llevada a cabo por el gremio de editores, con la ayuda del Instituto del Comercio Exterior y de la Direcci¨®n General del Libro y Bibliotecas. Tanto el dise?o de la caseta que acaba de estrenarse, la superficie que ocupa (300 metros cuadrados), as¨ª como la atenci¨®n que suscit¨® entre editores espa?oles y extranjeros dan cuenta de las pretensiones de la edici¨®n espa?ola en el marco internacional.
Fuentes editoriales extranjeras han se?alado lo parad¨®jico que resulta la convocatoria de 1991 para un mundo editorial que, como el nuestro, apenas ha saltado todav¨ªa las fronteras europeas. No obstante, lo que s¨ª se hace evidente es la masiva presencia de los editores espa?oles, que se encuentran entre los tres primeros pa¨ªses por n¨²mero de expositores (por debajo de la Rep¨²blica Federal de Alemania y del Reino Unido y por encima de pa¨ªses como Estados Unidos, Francia o Italia), con 161 casetas y 513 en colectivos. Esta generosa representaci¨®n est¨¢ en relaci¨®n directa con el n¨²mero de t¨ªtulos publicados anualmente, m¨¢s de 38.000 en 1987, y con la necesidad de una presencia mayoritaria en el mercado europeo, despu¨¦s del ingreso en la CE.
Otra realidad
Detr¨¢s de estos n¨²meros, en apariencia impresionantes, se oculta, sin embargo, otra realidad. La mayor¨ªa de estos expositores lo hacen a t¨ªtulo colectivo, lo que expresa la escasa fuerza de que pueden hacer gala los editores espa?oles en un mercado tan competitivo como es el europeo. En este sentido, la tendencia de las grandes potencias editoriales, en las que se ha llevado a cabo un reajuste fuerte en este sector, es justamente la contraria. Estados Unidos, por ejemplo, presenta 593 expositores individuales y s¨®lo uno colectivo. La Rep¨²blica Federal de Alemania, el caso quiz¨¢ m¨¢s significativo, presenta 2.039 a t¨ªtulo individual y ninguno colectivamente. Una reorganizaci¨®n del mercado sobre la base de una mayor competitividad y potencia de las firmas acabar¨¢ posiblemente con la fragmentaci¨®n d¨¦ este paisaje editorial.
A pesar de todo ello, en Francfort se hace patente la mentalizaci¨®n de los editores espa?oles respecto a la necesidad de una mayor competencia y eficacia. El grado de profesionafizaci¨®n ha variado sustancialmente respecto a anteriores convocatorias. Pr¨¢cticamente todos los editores saben hoy a qu¨¦ van a Francfort y qu¨¦ pueden encontrar. No hace demasiado tiempo era relativamente frecuente tropezar en Francfort con editores que llegaban a la ciudad alemana con la pretensi¨®n de vender reediciones o traducciones. Aun as¨ª, da la impresi¨®n de que la estrategia de venta de t¨ªtulos espa?oles sigue siendo poco selectiva.
Otra de las tendencias que se confirman de a?o en a?o es la cada vez m¨¢s numerosa mediaci¨®n de los agentes literarios. Seg¨²n los editores, ello tiene una repercusi¨®n directa en la especulaci¨®n econ¨®mica sobre la obra. Ayer, por ejemplo, la comidilla en todos los pabellones era el caso de la escritora Louise Erdrich, una de las j¨®venes representantes de la nueva novela norteamericana, que, con dos libros editados, vio elevarse el precio de su pr¨®xima novela a la cantidad de un mill¨®n de d¨®lares. Lo curioso es que de esta novela el agente de la escritora s¨®lo ha mostrado seis p¨¢ginas mecanografiadas. Otra posible consecuencia afecta al prop¨®sito mismo de una feria de estas caracter¨ªsticas. El mayor protagonismo de los agentes literarios va en detrimento del intercambio entre editores, que pueden verse relegados a meros expositores.
Por otra parte, el hecho de convertir a un pa¨ªs en el centro de la atenci¨®n de la feria, como el caso de Italia en esta edici¨®n, rompe la rutina de la propia feria. Instalado en la mism¨ªsima Kongresshalle, en el coraz¨®n de la muestra, un decorado de Cinecitt¨¢ enmarca los encuentros programados por la organizaci¨®n italiana. La estructura se centra en un peque?o escenario -el Piccolo Anfiteatro- rodeado a su vez de varias salas en las que se exhibe todo lo que acompa?a a la producci¨®n editorial italiana: desde un amplio repertorio de fotograf¨ªas hasta salas dotadas de modernos medios audiovisuales, en las que se explica aspectos generales de la cultura italiana.
Babelia
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