Arteche, Land¨¢buru, Quique y Seti¨¦n ganan a Gil en los juzgados, pero no juegan
La mayor¨ªa de los jugadores del Atl¨¦tico afectados esperan el fin del conflicto para trabajar
Arteche, Land¨¢buru, Quique y Seti¨¦n contin¨²an sin poder jugar, pese a derrotar en los juzgados por goleada a Jes¨²s Gil, el presidente del Atl¨¦tico de Madrid. Los futbolistas cuyos contratos fueron rescindidos por Gil, lo que Magistratura ha considerado como despidos nulos, no se sienten demasiado felices por esos triunfos jur¨ªdicos porque legalmente no pueden ejercer su profesi¨®n. Land¨¢buru tiene asumida su retirada. Los otros esperan a que todo acabe cuanto antes con las sentencias del Supremo a los recursos de Gil.
Quique Ramos tiene 32 a?os. Estuvo m¨¢s de 16 en el club, pero en el ¨²ltimo fue acusado por Gil de ser "un c¨¢ncer para la plantilla" y "descuidar su preparaci¨®n", lo que le caus¨® incluso unas anginas perjudiciales "no s¨®lo para ¨¦l, sino tambi¨¦n al club", denuncia que Quique ha confirmado que se le hab¨ªa formulado en uno de los numerosos pliegos de cargos. Quique ya ha ganado dos juicios, pero tiene otro pendiente. "Eso creo, ya que me he hecho un l¨ªo y me pierdo", dice con una sonrisa que, poco a poco, se le borra porque afirma que los magistrados le dan la raz¨®n, s¨ª, pero que, de hecho, no puede jugar"."De momento, no me planteo otro futuro", se?ala, "porque estoy seguro de que voy a seguir en mi profesi¨®n". Quique se entrena con el Rayo y ha aprendido a sentirse como uno m¨¢s en Vallecas: "Son j¨®venes que tambi¨¦n tienen sus problemas y hemos conectado bien. Pero me siento dolido porque no puedo hacer lo que me gusta. Lo de los juzgados no es una victoria. Sencillamente, estamos luchando por unos derechos que tenemos y nos han cortado".
Land¨¢buru descarga su adrenalina jugando a pala con unos amigos en un front¨®n, escribiendo alg¨²n art¨ªculo acerca de su situaci¨®n y viendo las cosas con la claridad con que se mov¨ªa en los terrenos como cerebro: "Pensaba que lo peor ser¨ªa la neurosis del domingo tras 16 a?os de partidos, viajes y concentraciones. Pero no ha sido as¨ª porque la familia me ha ayudado a reencontrarme con otras sensaciones que ten¨ªa olvidadas, aunque ser¨ªa est¨²pido negar una cierta impotencia y amargura por lo que ha ocurrido. Pero esos sinsabores se compensan porque mi salida del f¨²tbol ha estado motivada por razones nada inconfesables, sino que suponen una satisfacci¨®n para una persona que ha tratado hasta el final de su trayectoria profesional de mantener la dignidad individual y colectiva de los futbolistas".
Land¨¢buru tambi¨¦n siente, sin embargo, la frustraci¨®n del que, a pesar de saberse ganador moral, no ve el final del t¨²nel: "He abierto una v¨ªa jur¨ªdica hasta cierto punto, ya que el final a¨²n lo veo lejos. Es posible que dentro de un par de a?os todo acabe. Habr¨¦ conseguido cargarme de razones morales y jur¨ªdicas, pero tambi¨¦n me habr¨¢n retirado del f¨²tbol a mis 33 a?os". Y se pone serio y advierte: "Cuando el Tribunal Supremo falle, es posible que a¨²n queden m¨¢s cosas que hacer". ?Gil? "Una moda. Al principio, atrae. La gente se divierte y luego se cansa. Lo m¨¢s triste es que en el a?o y medio de su presidencia no he o¨ªdo hablar de f¨²tbol en el Atl¨¦tico".
Falta de solidaridad
Mientras medita sobre el futuro -acab¨® F¨ªsicas e hizo un master de Administraci¨®n-, sus compa?eros de plantilla y su escasa solidaridad, Land¨¢buru prefiere guardar silencio: "No me parece bien lo que han hecho, pero les entiendo porque tienen miedo a que les ocurra algo parecido".Seti¨¦n ha vuelto a Santander. Y all¨ª espera la resoluci¨®n del conflicto para acabar retir¨¢ndose en el R¨¢cing, el equipo de su tierra, con el que se entrena. Siempre ha sido el m¨¢s rotundo sobre Gil y lo que ocurre en el Atl¨¦tico.
A sus 30 a?os, Seti¨¦n cuida su negocio, un pub, y dice ver las cosas con mayor frialdad: "Casi estoy por decir que Gil me produce indiferencia. En fin, quiz¨¢ el Atl¨¦tico tenga lo que se merece, ya que son los propios socios los que asisten pasivamente a sus actos".
El caso Arteche ha sido m¨¢s reciente. Era el capit¨¢n hasta que Gil le degrad¨® a soldado raso. Tiene 31 a?os y fue despedido sin que a¨²n se sepan bien las causas. Se ha convertido en un proscrito que se entrena en solitario por la Casa de Campo y hasta en un virus peligroso para la paz y armon¨ªa del Atl¨¦tico. Gil llam¨® al orden a los jugadores tras enterarse de que dos hab¨ªan comido con Arteche. "No quiero que me intoxique el vestuario", sentenci¨®.
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