El Barcelona no quiso compadecerse de un indefenso Estudiantes
El Barcelona detroz¨® al Estudiantes casi sin despeinarse en un partido sin historia; en parte, por la mala situaci¨®n que atraviesa el conjunto madrile?o, en el que la baja forma de Russell y el absentismo de Orenga se notan en exceso.
Los catalanes dominaron el partido desde los primeros minutos, en los que consiguieron cuatro triples seguidos de Epi y Sibilio. La salida de Vicente G¨ªl permiti¨® al Estudiantes un parcial de 11-2 que le llev¨® a un prometedor empate a 20 puntos a los 10 minutos. Pero fue un espejismo porque el Bar?a, a pesar de que abus¨® de su juego exterior, dejando in¨¦dito a Waiters, controlaba el partido con comodidad. Hasta ocho triples consigui¨® el Barcelona en el primer per¨ªodo gracias a la buena selecci¨®n de tiro de Epi (26 puntos con cinco triples), de nuevo sensacional.
En el Estudiantes, Orenga comet¨ªa su tercera falta a los 16 minutos sin haber conseguido encestar, Pinone se mostraba discreto y Russell lo intentaba todo con desigual acierto, dejando a Gil la responsabilidad de encestar con sus repetidas y efectivas entradas. El capit¨¢n estudiantil realiz¨® una excelente primera parte, pero baj¨®, como su equipo, en la segunda, a pelar de la pol¨¦mica que suscit¨® esta semana con sus cr¨ªticas al entrenador, por las que fue sancionado por el club con 100.000 pesetas de multa. Miguel ?ngel Mart¨ªn, el preparador local, intent¨® parar al Barcelona combinando la defensa al hombre con zona 2-1-2 y zona presionante 1-3-1, pero el Bar?a las vulner¨® una y otra vez a base de lanzamientos triples. Al descanso se lleg¨® con una decena de margen (37-47) y con los catalanes al trantr¨¢n.
En la reanudaci¨®n, el Estudiantes dio su ¨²ltimo estir¨®n en los primeros cuatro minutos, forzando al m¨¢ximo en la defensa. Pero el Barcelona empez¨® a tomarse en serio el partido y sac¨® la apisonadora. Apoyado en su mayor calidad y mejor plantilla, practic¨® una defensa m¨¢s dura y se mostr¨® a¨²n m¨¢s efectivo en el ataque. Su juego interior se hizo m¨¢s intenso, ante las facilidades de la defensa local, mientras que el tiro de media distancia se manten¨ªa imparable.
En este per¨ªodo, Orenga brill¨® por su ausencia, Gil y Russell bajaron con respecto a la primera parte y el desorden se convirti¨® en la t¨®nica general. La falta de ideas en el equipo madrile?o se hizo tan alarmante como los reiterados fallos en el tiro libre. S¨®lo Pinone, en una excelente actuaci¨®n, se atrev¨ªo a enfrentarse con la defensa catalana, lo que fue insuficiente para que se redujera la diferencia. A los 31 minutos el partido estaba sentenciado, pero el Bar?a, una vez concentrado en ¨¦l, estaba dispuesto a machacar y oblig¨® al Estudiantes a defenderse para no hacer el rid¨ªculo. Si los catalanes hubieran jugado con Norris, que vio el encuentro desde el banquillo por molestias en una rodilla, el Estudiantes habr¨ªa sufrido un descalabro mayor. Pero A¨ªto no tuvo necesidad de utilizarle.
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