Entra?able comedia coral
El humor, en sus distintos tonos y grados, pero alejado siempre de la inocencia, es el ingrediente b¨¢sico utilizado por Jos¨¦ Luis Garc¨ªa S¨¢nchez para elaborar sus comedias corales. En ellas refleja una cierta actualidad espa?ola por la que revolotean algunos fantasmas del pasado, dentro de una atm¨®sfera costumbrista, propia para la cr¨ªtica y el sarcasmo, que recoge modos y modas del presente.Esta receta, empleada sistem¨¢ticamente por el cineasta, alcanza en ¨¦l su f¨®rmula m¨¢s equilibrada en El vuelo de la Paloma -pel¨ªcula que con anterioridad a su actual estreno se ha proyectado en el Festival de Berl¨ªn con buena acogida-, debido a que sus personajes y escenario est¨¢n adecuadamente fundidos. Aquellos, a pesar de sus conductas poco edificantes, tratados con entra?abilidad propia de Renoir, y el escenario, que juega al cine dentro del cine, presentado como el de un sainete de los ochenta Particular sainete que entona acertadamente con el humor agridulce de Azcona y Garc¨ªa S¨¢nchez, c¨®mplices felices del gui¨®n, sobre el que se desparrama el visualizador ojo cr¨ªtico del realizador.
El vuelo de la Paloma
Direcci¨®n: Jos¨¦ Luis Garc¨ªa S¨¢nchez. Gui¨®n: Rafael Azcona y Jos¨¦ Luis Garc¨ª S¨¢nchez. Fotograf¨ªa: Fernando Arribas. M¨²sica: Mariano D¨ªaz. Producci¨®n: Andr¨¦s Santana. Espa?a, 1989. Int¨¦rpretes: Ana Bel¨¦n, Jos¨¦ Sacrist¨¢n, Juan Luis Galiardo, Juan Echanove, Antonio Resines, Miguel Rell¨¢n, Luis Ciges, Manuel Huete. Estreno en Madrid: cines Palacio de la M¨²sica, Amaya, Novedades, Aluche.
Cine en el cine
La acci¨®n argumental de El vuelo de la Paloma est¨¢ coprotagonizada por un equipo de rodaje y los vecinos que habitan la plaza donde ha de efectuarse el mismo Plaza que corresponde en la real¨ªdad al lugar donde se encuentra un conocido estudio de cine.As¨ª, la ficci¨®n se aproxima a la realidad -tal como ocurre en el transcurso de toda la comedia coral-; materia ¨¦sta, la realidad cotidiana, imprescindible para las piruetas testimoniales y sarc¨¢sticas que con buen tino adornan las pinceladas impresionistas de Grarc¨ªa S¨¢nchez.
Conocedor del mundo del cine y la televisi¨®n, y perspicaz observaor de la sociedad -actual, el director, que ama a sus criaturas, sabe universalizar su discurso sin renunciar a sus bromas privadas, al recorrer, sin extraviarse ante tanto personaje, una trayectoria di¨¢fana que va de lo particular a lo general, sin menoscabar, y he aqu¨ª uno de sus m¨¦ritos, la individualidad de los mismos.
La pel¨ªcula, que tras su proyecci¨®nen Berl¨ªn fue comparada a un sainete madrile?o (?qu¨¦ es la plaza donde transcurre su acci¨®n sino una corrala?), puede recordar tambi¨¦n a una zarzuela, como sugiere su banda sonora, con evocaci¨®n a ciertos acordes de obertura del g¨¦nero chico.
En definitiva, esta agradable, divertida y entra?able comedia coral cuenta entre sus m¨¦ritos con las actuaciones de quienes componen su amplio y acertado reparto. Ana Bel¨¦n, que mantiene, en plena madurez art¨ªstica, un halo de atractivo juvenil que potencia su fotogenia, est¨¢ convincente en su papel de atribulada ama de casa, pero deseable mujer; Juan Luis Galiardo, el conquistador, vuelve a demostrar su val¨ªa para la comedia y el grado satisfactorio que en ella alcanza, como deja traslucir su mirada.
Jos¨¦ Sacrist¨¢n, el marido, compone con flexibilidad a un ser que a¨²na la desilusi¨®n y el fracaso, circunstancia com¨²n al universo que nos es mostrado.
Comedia ¨¦sta en la que los secundarios se convierten en parte fundamental de la narraci¨®n, y donde los protagonistas son seres secundarios, posee su menor fortaleza en su arranque, que utiliza una extensa carrera de despegue para presentarnos en su justa medida a todos sus protagonistas.
Despu¨¦s, una vez iniciado el vuelo, permite disfrutar de una grata panor¨¢mica, en la que podemos admirar, entre sonrisas comprensivas, el equilibrio y acierto de Jos¨¦ Luis Garc¨ªa S¨¢nchez, uno de los cineastas m¨¢s coherentes del cine espa?ol.
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