De Madrid al cielo... en Semana Santa
Por cuestiones laborales he pasado la Semana Santa en Madrid. Han sido cuatro d¨ªas de ensue?o y placer. Sin mendicidad en los medios de transportes p¨²blicos o en las calles -excepto en los p¨®rticos de las iglesias-. Sin miedo a ser atracados en la noche, durmiendo pl¨¢cidamente por la ausencia de tr¨¢fico rodado. Los sem¨¢foros perdieron su significado y los ciudadanos recuperamos el placer de la comunicaci¨®n. (Atravesando un sem¨¢foro en rojo para peatones, un viejo me dijo: "No tengas prisas, que no corremos peligro de ser atropellados").Madrid se volvi¨® entra?able, civilizada. Sin colas ni atascos. Madrid me record¨® a mi pueblo. Dormitaba un letargo celeste que se evapor¨® en la ma?ana del lunes, con el ruido de organillo del primer mendigo que irrumpi¨® en el metro pidiendo limosna. S¨®lo en Semana Santa he podido sentir "De Madrid al cielo".-
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