El reducto del CIS
LOS SOCIALISTAS parecen dispuestos a abrir alg¨²n portillo en el herm¨¦tico reducto gubernativo del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS), se?alado una y otra vez como uno de sus m¨¢s eficaces instrumentos de poder y como fuente inu n¨ªfica de informaci¨®n privilegiada. Aunque su entusiasmo no sea tan fuerte como para tomar la iniciativa, al menos han anunciado el prop¨®sito de apoyar la de la oposici¨®n en el caso de que ¨¦sta presente en el Congreso una propuesta legislativa para convertir al CIS en un organismo aut¨®nomo que acabe con su exclusiva dependencia gubernamental.Y es que ha sido tan manifiesto el uso desmedido que el Gobierno y el partido socialista han hecho de los trabajos del CIS y tan reiterado el clamor de los grupos de la oposici¨®n contra esta pr¨¢ctica ventajista que el Grupo Parlamentario Socialista se halla moralmente obligado, al menos, a no obstaculizar cualquier medida razonable que se arbitre para solucionar un problema que ha enrarecido el clima pol¨ªtico en los ¨²ltimos a?os. Sin duda, el acceso de las fuerzas pol¨ªticas y sociales a los fondos del CIS en igualdad de condiciones no deber¨ªa ser tanto un problema legal como de ¨¦tica pol¨ªtica. Pero, visto ya que ¨¦sta m¨¢s bien escasea, no queda otra salida que la de regular mediante el adecuado marco legal la participaci¨®n equitativa en un caudal de informaci¨®n que se obtiene con fondos p¨²blicos.
En este sentido, y por encima incluso de la delicada cuesti¨®n de a qui¨¦n deber¨ªa competer en el futuro el nombramiento del director del CIS, si al Gobierno o al Parlamento, el esfuerzo legislativo deber¨ªa centrarse en la elaboraci¨®n de un estatuto jur¨ªdico que estableciese con precisi¨®n las reglas de funcionamiento de un organismo p¨²blico cuyas tareas de auscultaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica son tan ¨²tiles para la gobernaci¨®n del pa¨ªs como para las leg¨ªtimas expectativas de las fuerzas pol¨ªticas en su lucha por la conquista del poder.
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