El Zaragoza no pudo con los reservas del Madrid
RICARDO GIL Al Real Madrid no le hizo falta su baraja de ases para imponer su mejor juego en La Romareda. Con siete suplentes y sin emplearse a fondo, gan¨® a un Zaragoza poco valiente y que adopt¨® precauciones como si se enfrentara al campe¨®n del mundo. Las entradas en los minutos finales de los delanteros locales Tejero y Salillas no modificaron el escaso juego ofensivo del cuadro de Antic.
El partido estuvo muy falseado por las alineaciones. Gordillo, Michel, Butrague?o, Mart¨ªn V¨¢zquez, Sanchis, Hierro y Ruggeri eran excesivas ausencias como para que el Madrid llegara a mostrar su fisonom¨ªa habitual. Los presentes no parecieron tener el alt¨ªsimo grado de ambici¨®n demostrado ¨²ltimamente por su equipo y sumaban a eso la confusi¨®n de su escasa compenetraci¨®n. Hubo balones que Schuster parec¨ªa no saber hacia donde enviarlos. Cuando finalmente los lanzaba en profundidad, se perd¨ªan. Puede decirse algo parecido de los desplazamientos de Hugo S¨¢nchez a las bandas, que suelen facilitar pasillos por el centro a quienes los esperan. Ayer no le supieron entender sus compa?eros y la forma de entrar al ¨¢rea del Zaragoza era casi siempre la misma: intentos de paredes entre Parra, Losada y Aldana que casi nunca salieron bien.
Al Zaragoza le falt¨® audacia. Pudo haber aprovechado la voluntaria debilidad del futuro campe¨®n para plantearle m¨¢s problemas. El equipo aragon¨¦s sigue echando en falta a su habitual conductor, Se?or. El que se repartan este trabajo Vizca¨ªno y Sirakov de poco le sirve. Acumul¨® en el centro del campo hombres poco creativos y su principal preocupaci¨®n parec¨ªa, la de mantener el cero en su puerta y evitar a toda costa las faltas cercanas a su ¨¢rea para que Hugo y Schuster no pudieran lanzarlas. Uno de los mayores peligros creados por el Madrid fue precisamente un lanzamient¨® de Hugo que desvi¨® con apuros Chilavert.
El Madrid parec¨ªa conformarse con mantenerse otra jornada invicto, situaci¨®n en la que ya lleva 146 d¨ªas, desde el 5 de: noviembre. La brillantez de los r¨¦cords que puede conseguir los aplaz¨® para mejor ocasi¨®n. Ayer la cabeza de todos los que estuvieron en el terreno y de los que no llegaron a salir estuvo centrada en la final de la Copa. Probablemente por la escasa espectacularidad de su formaci¨®n titular, el Madrid recibi¨® al salir al campo una pitada excesivamente fuerte, pero a la que los elegidos para jugar eran totalmente ajenos.
Los dos equipos aburrieron al p¨²blico porque ¨¦ste apenas vio jugadas de gol. El bal¨®n estuvo casi siempre en el centro del campo y, para desesperaci¨®n de los aficionados locales, el que m¨¢s se acerc¨® a la porter¨ªa contraria fue el Madrid, que en una marc¨®. El Zaragoza tir¨® por primera vez a puerta en el minuto 25, y sin peligro, y no logr¨® disponer de un saque de esquina hasta el 41.
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