Pasiones desordenadas

Con el teatro a mitad de su aforo, Ram¨®n Oller estren¨® en Madrid su cuarta y ¨²ltima obra, Magdala o ?Qu¨¦ pas¨® con las magdalenas?, inspirada en un texto de Marguerite Yourcenar, y planteada como alternancia de lenguajes danc¨ªsticos y teatrales, que apenas se rozan entre s¨ª. Est¨¢ ambientada teatral mente y de forma extraordinaria en la Andaluc¨ªa pintada por Romero de Torres, cantada por Imperio Argentina o Perla de C¨¢diz, y guardada en el recuerdo del pasado de Oller. A este paisaje -Magdala- y a esas mujeres, traslada el core¨®grafo los sentimientos que Yourcenar pone en boca de Mar¨ªa Magdalena y Juan.El core¨®grafo catal¨¢n parece que madura r¨¢pido en cuesti¨®n de creaci¨®n de movimientos. Los bailarines, siempre por parejas, pasan del abrazo al empuj¨®n, del deseo a la ignorancia, del vuelo por los aires a surcar el suelo. Todo ello con variaciones ocurrentes y elaboradas, que indican, por parte core¨®grafo, un buen manejo del espacio, las l¨ªneas, la composici¨®n de movimientos a dos, y sobre todo del potencial expresivo de todo ello. A su vez, muestran la preparaci¨®n f¨ªsica y el arrojo de los 12 bailarines, al llevarlas a buen t¨¦rmino y en su total significado emocional.

Frente a estos buenos momentos en la obra sobra el soporte, a veces exagerado, de los recursos teatrales, incluida la presencia de los dos actores, pues la fuerza emana del texto mismo y se transmite con el movimiento. En cambio, falta el grano discursivo del teatro, de manera que la obra sufre altibajos y flaquea en cuanto a conseguir un todo coherente.