Encuentro de dos castas
El encierro de Baltasar Ib¨¢n no ha dado tregua a los toreros en toda la tarde. Y tampoco se la ha dado al p¨²blico en el inter¨¦s y la emoci¨®n que flu¨ªan de la encastada movilidad que ha desarrollado. Tarde tras tarde, con el convencimiento de que la casta del toro de lidia era una cualidad extingu¨ªda, y de pronto sale el encierro de Ib¨¢n para demostrar que todav¨ªa hay reservas. Cinco de los seis han peleado sin cuartel hasta el final. Unos con m¨¢s nobleza, otros con menos, pero en todos ellos ha aflorado la agresividad, sin la cual esta fiesta carece de sentido.Y a la casta brava de los ibanes se ha contrapuesto la casta humana y torera de V¨ªctor Mendes. Y de ese encuentro surgi¨® la emoci¨®n de la lidia en los tres tercios. Ya, en su primero, mientras el portugu¨¦s toreaba con ajuste por chicuelinas, result¨® zarandeado con p¨¦rdida de la conciencia durante alg¨²n minuto. Cuando lo llevaban en brazos las asis.tencias, la recobr¨®, y tras volver a la cara del toro, sin m¨¢s da?o que la rotura de la taleguilla, le enjaret¨® otras tres chicuelinas todav¨ªa m¨¢s ajustadas y garbosas. La casta de Mendes frente a la casta del toro, que se arrancaba en banderillas como una exalaci¨®n, mientras V¨ªctor, d¨¢ndole las ventajas, le cuadraba en la cara y se asomaba al balc¨®n en un gran par de banderillas. Los otros dos fueron m¨¢s espectaculares que aut¨¦nticos.Despu¨¦s lo tore¨® sobre ambas manos con mando y temple. Esos toros o se les lleva muy toreados, o lo que dan son disgustos. Mendes los someti¨® en todo momento y muy especialmente cuando le baj¨® la mano en la ¨²ltima tanda de redondos. El toro, pese al quebranto, no se raj¨®. En el quinto, encastado y que llevaba la cabeza corno una devanadera, lo que derroch¨® Mendes fue un valor espartano. No pod¨ªa haber arte, pero hubo gran emoci¨®n.
Ib¨¢n / Fuentes, Mendes, Ponce
Toros de Baltasar Ib¨¢n, de aceptable presencia y bravos, excepto 62. Jos¨¦ Fuentes: tres pinchazos y estocada trasera (vuelta); pinchazo y estocada (pitos). V¨ªctor Mendes: estocada ca¨ªda (dos orejas); pinchazo y estocada (oreja); sali¨® a hombros. Enrique Ponce: estocada perpendicular (oreja); estocada (ovaci¨®n). Plaza de Linares, 29 de agosto. Segunda corrida de feria. Media entrada.
Enrique Ponce, que sustitu¨ªa a Emilio Mu?oz, llev¨® a cabo una faena al tercero, tambi¨¦n muy encastado, de m¨¢s a menos. La comenz¨® dobl¨¢ndose con mucha eficacia y torer¨ªa. En tres series de redondos, s¨®lo hubo pleno dominio en una, y adem¨¢s hubo sentimiento. Los naturales resultaron desiguales, aunque algunos fueron espl¨¦ndidos. El sexto fue el ¨²nico que lleg¨® a la muleta completamente parado. Ponce puso mucha voluntad pero nada se pod¨ªa hacer.
El diestro de Linares Jos¨¦ Fuentes, acogido con enorme cari?o al empezar la corrida, realiz¨® a su primero una faena pulcra y elegante. Pese a que estuvo premioso con la espada, dio la vuelta al ruedo. Al cuarto Ib¨¢n, con raza y menos nobleza, no quiso ni verlo, y sus paisanos se enfadaron con ¨¦l.
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