Ann Katrine Roth
La igualdad de la mujer tampoco ha llegado a Suecia
Cuando empez¨® a trabajar y consigui¨® un cargo de responsabilidad en una empresa ten¨ªa la sensaci¨®n de que sus compa?eros varones primero la miraban de arriba a abajo y luego la escuchaban. Y en las reuniones de direcci¨®n, al ser la ¨²nica mujer, siempre pensaban que era la secretaria. Discriminaciones que por ser comunes, incluso t¨®picas, no dejan de producirse. Ann Katrine Roth abandon¨® el mundo empresarial y ahora, a sus 34 a?os, forma parte del J?mo, el organismo sueco que defiende la igualdad de oportunidades y lucha contra la discriminaci¨®n sexual en el mercado laboral, La pasada semana explic¨® en el VI Ciclo de Estudios e Investigaci¨®n Feminista de Valencia la situaci¨®n de discriminaci¨®n en Suecia.Aunque es mujer de ademanes pausados y serenos, ello no le impide tener las ideas muy claras y mantener un firme discurso. "Todav¨ªa hay pocas mujeres que denuncian la discriminaci¨®n porque muchas veces se autoculpabilizan. Piensan que es culpa suya, que no tienen el nivel suficiente".
Tras sus claros Ojos azules se adivina una voluntad de hierro y una cierta actitud de enfant terrible, que delatan su fino cabello cortado al cepillo y las sonrisas c¨®mplices que intercala mientras habla.
"La actitud normal de la gente es pensar que el var¨®n es el cabeza de familia, y por tanto el que tiene que ganar m¨¢s dinero". Entre risas explica que ella misma sufri¨® este tipo de discriminaci¨®n: "Cuando me desped¨ª de una empresa en el a?o 1983 me enter¨¦ que un compa?ero con una cualificaci¨®n profesional menor que la m¨ªa cobraba un sueldo m¨¢s alto. Son corrientes estas situaciones".
Ann Katrine Roth reconoce que terminar con la discriminaci¨®n es un empe?o a largo plazo. Para confirmar su temor cita que actualmente el 90% de las mujeres padece marginaci¨®n y como ejemplo lamentable comenta que todav¨ªa existen empresas que no contratan a mujeres j¨®venes con hijos. "No hay nada que hacer mientras la mujer contin¨²e llevando el peso de la casa y de los ni?os".
Desmarcada de una ideolog¨ªa feminista militante, defiende la individualidad de las personas independientemente de su sexo, aunque de vez en cuando muestre toda su firmeza.
Esta abogada, licenciada en Derecho por la Universidad de Estocolmo en 1980, considera necesario obligar a los varones a compartir el cuidado de los hijos peque?os. Y explica que aunque la ley posibilita que los hombres soliciten los meses de permiso, igual que las mujeres, casi ninguno decide hacerlo.
Despu¨¦s de tres a?os en el J?mo tiene claro que la educaci¨®n de las mujeres es prioritaria, aunque tambi¨¦n subraya que las leyes necesariamente deben favorecer la igualdad de oportunidades. "Intentamos ver en qu¨¦ situaciones no se cumple la ley y tomamos las medidas oportunas". Cuando le presentan una denuncia trata de llegar a un acuerdo con la empresa, pero si no es posible denuncia el hecho ante los tribunales de justicia. "Normalmente se pacta. En los tres ¨²ltimos a?os, s¨®lo dos casos han llegado a los tribunales".
Como cabr¨ªa esperar la discriminaci¨®n es m¨¢s fuerte en aquellos sectores en los que tradicionalmente han trabajado los varones, como las empresas dedicadas al acero y las inmobiliarias. Pero el J?mo no defiende ¨²nicamente al sexo femenino. "Los hombres tambi¨¦n pueden estar discriminados y, de hecho, algunos lo est¨¢n. Esta circunstancia se da en aquellos trabajos copados por mujeres".
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