Campesinos de sol a sol
Mientras el Congreso se reun¨ªa, en unos parajes perdidos de la regi¨®n de Smolensk, a 300 kil¨®metros de Mosc¨², tres campesinos rusos, Mija¨ªl, Sergu¨¦i y Yevgueni, acompa?ados de sus respectivas familias, intentan abrirse camino como agricultures individuales.Trabajan de sol a sol, sin ninguna clase de ayuda por parte del Estado, en territorios que les han sido cedidos por un sovj¨®s, cuyo director no teme el riesgo. Sus condiciones casi medievales de vida no merman un entusiasmo que parece de locos o aventureros. Se han gastado los ahorros de toda su vida en trasladarse a estos campos. Nadie quiere darles cr¨¦ditos. Pero ellos no se arredran. Han segado con hoces su cosecha, pasan fr¨ªo, se alimentan con muchas patatas y poca carne, y llevan a sus hijos a la escuela del pueblo m¨¢s pr¨®ximo en el ¨²nico tractor disponible.
Sus vecinos, el abuelo Vania y el abuelo Vasia, jubilados del sovj¨®s local, mantienen puntos de vista diferentes respecto a los forasteros. El abuelo Vania les llama "ocupantes", porque han vallado el terreno donde ¨¦l antes llevaba a pacer a sus ovejas, y el abuelo Vasia, con sus cuatro hijos viviendo en la ciudad, est¨¢ contento de que gente joven regrese al campo.
Una nueva generaci¨®n
Mija¨ªl, Sergu¨¦i y Yevguen¨ª son los abanderados de una nueva generaci¨®n que lucha contra el sistema. Como ellos, hay unos 3.000 en todo el territorio ruso. Representan nuevos intereses, los intereses de una nueva clase de propietarios y, por supuesto, se oponen en cuerpo y alma al refer¨¦ndum sobre la propiedad privada de la tierra votado por el Congreso de los Diputados de la URSS.
Estos campesinos son parte de una realidad que queda fuera de los debates del Kremlin y de las consabidas y prolijas discusiones del Congreso. Ellos no son miembros de ning¨²n partido, pero seguramente en la primavera se organizar¨¢n en el Partido Campesino. Han abierto, sin duda, una nueva v¨ªa.
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