Del coche oficial al 'metro'

Siguen recibiendo el p¨¦same. Pero son difuntos que gozan de buena salud. Los seis ministros que dejaron de serlo hace dos semanas resucitan a una nueva vida llena de sorpresas y alguna amargura. Javier S¨¢enz Cosculluela ha subido en metro por primera vez, y Joaqu¨ªn Almunia ha comprado coche tras ocho a?os de autom¨®vil oficial. Excepto Jorge Sempr¨²n, que no es diputado, todos han debido escalar el G¨®lgota hasta su nuevo esca?o. Enrique M¨²gica, el m¨¢s ce?udo, alivi¨® el cambio con abundante lectura durante el reciente debate sobre el estado de la naci¨®n.

-?Qu¨¦ vas a hacer a partir de ahora, Pepe?-Pues... Felipe, ?t¨² sabr¨ªas qu¨¦ hacer si dejaras de ser presidente del Gobierno?

-No, realmente no.

-Pues yo tampoco lo s¨¦ despu¨¦s de ocho a?os como ministro.

Jos¨¦ Barrionuevo recuerda la conversaci¨®n en la que el jefe del Ejecutivo le comunic¨® el fin de sus servicios, algo que a¨²n le produce "una mezcla de alivio y nostalgia". Atr¨¢s quedan "casi cien meses" como miembro de los gabinetes de Felipe Gonz¨¢lez, desde diciembre de 1982 hasta marzo de 1991. "El cese se puede esperar, pero no se est¨¢ preparado para ello", afirma quien ha dejado la cartera de Transportes.

Sin embargo, Barrionuev tiene que afrontar la herencia de su primer ministerio, Interior: deber¨¢ comparecer en el juicio por los GAL, previsto para junio. "Es algo que no me preocupa", afirma. Ve incluso ventajas "No deseo acogerme a ning¨²n fuero, y mi nueva situaci¨®n me permitir¨¢ actuar con m¨¢s libertad. Adem¨¢s, tendr¨¦ tiempo par preparar el caso", apunta.

No herencia, sino querencia, tiene Carlos Romero. El ex ministro de Agricultura, que desde 1982, y "a base de mucho rezar por la lluvia", disfrut¨® varias cosechas del siglo, da muestras de morri?a. "A¨²n no me he adaptado mucho a ser ex, pero tampoco me han dejado paladear la nueva situaci¨®n. Despu¨¦s de Semana Santa pensar¨¦ qu¨¦ hago". Sin embargo, poco despu¨¦s a?ade "Espero seguir preocup¨¢ndome por los temas europeos".

Romero se emocionaba el pa sado jueves en el homenaje p¨² blico -2.000 pesetas pag¨® cada comensal- que se le dispens¨® en un local madrile?o dedicado a bodas y bautizos. El ministro que viajaba en tren a Bruselas -aborrece el avi¨®n- aseguraba desde la tarima a su entregado auditorio: "Voy a seguir en activo, no como ministro,sino como Carlos Romero".

Sin homenajes p¨²blicos, pero con alg¨²n detalle privado, afronta su vida de ex el ministro m¨¢s joven del PSOE. Joaqu¨ªn Almunia lleg¨® al Gobierno con 34 a?os, y lo abandona con 42. "Todav¨ªa puedo ser muchas cosas, puedo llegar hasta a concejal", ironiza. De momento se ha comprado un coche que reemplace al veh¨ªculo oficial. "He tenido que pedir un cr¨¦dito. ?Los intereses son muy altosl", comenta. La jubilaci¨®n es jugosa: el 80% de las 5 10.000 pesetas mensuales netas que cobraba como miembro del Gobierno. Se percibe hasta un m¨¢ximo de dos a?os. Las penas con pan son menos, pero penas son. "Es un cambio muy fuerte. Como ministro, vives totalmente absorto. El coche oficial te espera, los escoltas te siguen, las secretarias te resuelven la intendencia. Ahora tengo una cierta sensaci¨®n de desvalimiento, me tengo que arreglar yo las cosas, pero me siento rejuvenecido", apunta Almunia.

"Bienvenido a la libertad". As¨ª salud¨® Magdalena a su marido, Javier S¨¢enz Cosculluela, cuando regres¨® cesado de la Moncloa. El anta?o titular de Obras P¨²blicas es un ex ministro con cartera. La conserva porque no le vale a su sucesor. Eso no quita para que este riojano haga un "esfuerzo de higiene mental para afrontar la nueva vida". "En 24 horas se recupera el dulce sabor de la libertad f¨ªsica personal. Da gusto no tener que avisar a nadie de que uno va a salir", afirma. Dedica una hora diaria a tocar el viol¨ªn, y como los dem¨¢s, disfruta de la familia.

Cosculluela, ministro desde 1985, ha realizado el mismo camino que sus companeros: del banco azul que ocupa el Gobierno en el Congreso a las alturas donde se sit¨²an los diputados de a pie. Esta ascensi¨®n al G¨®lgota no les merece especiales reflexiones.

Quien no ha querido hacerlas es el ex ministro de Justicia Enrique M¨²gica, cuyo matrimonio se reh¨ªzo coincidiendo con el nombramiento. Despu¨¦s de autoalabarse p¨²blicamente por su gesti¨®n, parece haber ca¨ªdo en hosco silencio. Tiene fama de ser quien peor ha afrontado el cese.

Sempr¨²n vuela

Si M¨²gica entra y sale del Congreso como por ensalmo, Sempr¨²n, el ¨²nico ex que no es diputado, vuela. A Par¨ªs y a Londres. Prepara un gui¨®n televisivo sobre una obra de Bertolt Brecht y una adaptaci¨®n teatral de Valle-Incl¨¢n. Sus pr¨®ximos no descartan una novela sobre su experiencia en el Gobierno. Tal vez le sirva como moraleja una sentencia de Almunia: "Los primeros momentos del cese son como un velatorio en el que el muerto est¨¢ escuchando. Uno no se siente difunto, pero agradece el p¨¦same".