Torear con la imaginaci¨®n
Aspirantes a toreros prueban suerte tras entrenar todo el invierno en la Casa de Campo
Para llegar a ser torero hay que atravesar las fronteras interminables del entrenamiento, la competencia, las pocas oportunidades. En muchas ocasiones hay incluso que pagar para tener acceso a la experiencia que se adquiere en las plazas con animales sin ruedas. Un grupo de j¨®venes toreros que entrenan asiduamente en los parques madrile?os lo esperan todo de la temporada que ha empezado con la primavera. Los aspirantes a matadores est¨¢n enganchados a la noria de la pasi¨®n y movidos por la adrenalina del miedo y la bravura.
Durante el invierno, desde las diez de la ma?ana por La Cuadrada, en la Casa de Campo, cerca del paseo del Marqu¨¦s de Monistrol, un grupo de 30 j¨®venes ataviados deportivamente torean con la imaginaci¨®n. Es como un juego sustitutorio por la falta de toros, dando un aspecto ilusorio al ambiente.En realidad se dedican a entrenar seriamente, esperando las corridas que comienzan en en estas fechas con la primavera.
Empiezan el d¨ªa corriendo y calentando sus m¨²sculos en las ma?anas invernales, antes de dar los primeros capotazos al aire para provocar los pases a las bestias ilusorias.
Luego, para dar un poco m¨¢s de realismo y perfeccionar sus apretadas maniobras, esperan pacientes frente a un carro monorrueda equipado con un par de cuernos. Esta copia met¨¢lica, algo m¨¢s ligera que el animal de m¨¢s de 500 kilos, a veces embiste con velocidad para ser picada en la espalda.
En el parque la sangre no salpica, pero existe una concentraci¨®n absoluta, porque en cualquier momento ellos pueden encontrarse ante la realidad en una plaza de pueblo y arriesgar sus vidas en nombre del arte nacional.
Toreo infantil
Juan Antonio C¨¢ceres, de 25 a?os, siempre quiso ser matador, nunca pis¨® una escuela y ha ido haciendo, buscando y exponi¨¦ndose en cuanto ten¨ªa una oportunidad a un becerro.
"Con ocho a?os me escapaba de casa y andaba de pueblo en pueblo, enloquecido, tir¨¢ndome a las plazas. Una semana despu¨¦s, con la ropa destrozada, volv¨ªa a casa", cuenta el j¨®ven Juan Antonio.
El caso de Mariano Jim¨¦nez, de 20 a?os, es m¨¢s cl¨¢sico. "Mi abuelo fue capa, y toda mi familia es muy aficionada. En el pueblo, a los nueve a?os me puse delante de una becerra, y hasta ahora estoy entregado en cuerpo y alma".
Las familias de los toreros aspirantes les ofrecen no s¨®lo inspiraci¨®n culturo-taurina sino tambi¨¦n ayuda financiera que es importante cuando llegan los largos periodos de entrenamiento, la temporada taurina es corta y con muchos competidores, reduci¨¦ndose las oportunidades para ganarse la vida. "Yo, si no fuera por mi familia no estar¨ªa aqu¨ª", comenta Mariano Jim¨¦nez, mientras otros como Miguel Mart¨ªn, que estuvo entren¨¢ndose durante dos a?os en la Casa de Campo, espera vivir de los toros, pero ahora vive del salarlo que cobra del paro.
Despu¨¦s de haber cogido el vicio, el siguiente paso es arrastrar todo el largo proceso de entrenamiento en la escuela durante unos cuatro a?os y desarrollar la imaginaci¨®n sin ver toros. "Desde peque?o cog¨ªa una chaqueta y jugaba antes de ir al colegio con mi madre en el parque, me imaginaba lo que hab¨ªa visto en la plaza con ella", explica Juli¨¢n Mart¨ªn, ahora con 20 a?os de edad.
Aunque en general es una manifestaci¨®n de machismo, el mundo taurino abre lentamente sus filas a las mujeres interesadas.
Mercedes Ruiz, con 17 a?os, est¨¢ en la escuela junto a cuatro mujeres m¨¢s durante los ¨²ltimos dos a?os. Con el apoyo de su madre, que le hace los trajes, ha ido a varias; becerradas, donde hizo de capa. "No siento miedo, ¨¦ste es otro trabajo, como el que se sube a un andamio o el que hace pol¨ªtica, pero yo disfruto, y lo ¨²nico que tengo que hacer es entrenarme, lo dem¨¢s lo llevo dentro", explica Mercedes.
La aspiraci¨®n de todo torero es tener el puesto de un matador, pero tambi¨¦n es el m¨¢s dif¨ªcil de conseguir. Aspirantes j¨®venes, normalmente aceptan puestos inferiores, por dinero, y practican en el equipo de la cuadrilla que sostiene al matador mientras esperan su oportunidad, s¨ª ¨¦sta llegara.
Ignacio Mart¨ªn, con 23 a?os, lucha desde 1984. "Estuve delante de unos 400 toros en siete a?os, la mayor¨ªa vacas y becerros, pero si hay algo que tenga cuernos y embista, all¨ª estoy". "Yo s¨¦ que me juego la vida, pero quiz¨¢ es eso lo que me da ganas de pelear; es como una droga, no puedo dejarlo", a?ade Ignacio.
Banderilleros y matadores
El 90% de los toreros quieren ser matadores, pero hay m¨¢s posibilidades de ser banderillero, y es as¨ª como muchos matadores en potencia terminan con su dif¨ªcil aspiraci¨®n: siendo banderilleros. Muchos de ellos se han entrenado en la Casa de Campo durante a?os sin conseguir un toro y abandonando. Uno de ellos comenta: "Muchos somos los llamados y pocos los elegidos". Explica el sistema en el que los principiantes entran para poder ir toreando. "Hay bastantes empresarios de carn¨¦, y digo de carn¨¦, que se dedican a ofrecer a un pueblo una corrida; si el ayuntamiento accede, le da una subvenci¨®n de un mill¨®n para la fiesta. El empresario busca a tres toreros, que tienen que pagar el 33% cada uno para los gastos de los becerros, alquiler de la plaza y 200.000 m¨¢s del permiso de espect¨¢culo. El resto del trabajo del empresario es estar de figurante en el callej¨®n; antes se ocupa de seleccionar bien a los toreros para que no le armen un esc¨¢ndalo por el negocio que se hace, y con ocho pueblos cada a?o vive como un rey", dice Miguel.Por su parte, no consideran el toreo un deporte sangriento, sino un arte, y, por consiguiente, "se sufre mucho y se disfruta mucho". Es un arte en el que al toro se le tiene un gran respeto, y no es como una hamburguesa. "Es una tradici¨®n muy popular; este ¨²ltimo a?o ha ido el doble de gente a los toros que a todos los partidos de f¨²tbol de Primera y Segunda Divisi¨®n, y eso genera una riqueza impresionante", indica Miguel Cubero.
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