Luz y tinieblas de Fernando Cepeda
Montalvo / Mendes, Cepeda, ParejaCinco toros de Montalvo, bien presentados, flojos y descastados, excepto 5? de excepcional nobleza; 2?, sobrero de El Torero, en sustituci¨®n de un inv¨¢lido, tambi¨¦n con trap¨ªo y descastado. V¨ªctor Mendes: cinco pinchazos, descabello y se acuesta el toro (silencio); pinchazo y estocada (aplausos y saludos). Fernando Cepeda: pinchazo, otro perdiendo la muleta, nuevo pinchazo, uno m¨¢s perdiendo la muleta, metisaca baj¨ªsimo -primer aviso-, pinchazo, otrohondo perpendicular a paso de banderillas, estocada corta a paso de banderillas -segundo aviso con retraso-, cuatro descabellos -tercer aviso; el toro es devuelto al corral aunque se acuesta en el centro del ruedo (silencio); estocada corta baja y tres descabellos (petici¨®n y vuelta). Mart¨ªn Pareja Obreg¨®n: pinchazo y otro hondo (ovaci¨®n y saludos); pinchazo, media perpendicular delantera -aviso- y cuatro descabellos (palmas).
Plaza de la Maestranza, 11 de abril. Quinta corrida de feria. Tres cuartos de entrada.
En el transcurso de s¨®lo una horita, Fernando Cepeda permaneci¨® sumido en las negras tinieblas del fracaso y tambi¨¦n ba?ado en la luz purp¨²rea del triunfo. En el transcurso de s¨®lo una horita, Fernando Cepeda baj¨® primero al Averno y luego estuvo tocando las puertas de la gloria.
Una horita no es nada en la vida de un hombre, de acuerdo pero en la de un torero puede serlo todo. A Fernando Cepeda le echaron su primer toro al corral, que siempre es asunto grave, m¨¢s a¨²n en la Real Maestranza de Sevilla, y despu¨¦s le hizo a su segundo toro un faen¨®n, que es grandioso asunto en este hist¨®rico coso.
Algo hubo de suceder para que un mismo torero experimentara esa radical transformaci¨®n que le habr¨ªa de transportar desde las negras tinieblas a la luz resplandeciente, y quiz¨¢ se tratara de esos males depresivos o de esos arrebatos de genialidad que a veces mudan los comportamientos y los sentires. Pudiera ser. Pero se trataba de una corrida de toros y con los toros hab¨ªa que contar. Y uno de los que correspondieron a Fernando Cepeda sali¨® malo, mientras el otro sali¨® buen¨ªsimo; y ah¨ª es necesario buscar, tambi¨¦n, los motivos profundos del Fernando Cepeda ensombrecido, luminoso y mutante.
Los tres espadas tuvieron toros malos. V¨ªctor Mendes y Pareja Obreg¨®n, por partida doble. V¨ªctor Mendes capote¨®, banderille¨® y mulete¨® a los suyos con buen oficio, y Pareja Obreg¨®n a¨²n hizo m¨¢s, porque a?adi¨® a la buena t¨¦cnica una torer¨ªa sevillana llena de colores y gustos. Tambi¨¦n este torero estuvo tocando las puertas de la gloria, y si llega a tener un toro para torearlo seg¨²n siente y sabe, las habr¨ªa abierto de par en par.
Las ver¨®nicas y las medias ver¨®nicas que instrument¨® Pareja Obreg¨®n en los lances de saludo y en los quites tuvieron finura, y la primera faena a su primer toro, la emotividad que suscitan siempre la apostura torera y el arte exquisito. Dos tandas de redondos, los pases de pecho con ambas manos, los desplantes y una trincherilla final dibujada con la mano izquierda, bastaron para proclamar su arte y su torer¨ªa.
El sexto toro estaba descastado e intent¨® in¨²tilmente sacarle pases. Todos los toros, salvo el quinto, estaban descastados, y Fernando Cepeda, al suyo, no lo quiso ni ver. Precavido, mohino y torp¨®n con capote, muleta y espada, sufri¨® desarmes, pinch¨® de cualquier manera, convirti¨® su actuaci¨®n en un desastre y acabaron ech¨¢ndole el toro al corral.
Tampoco se atrevi¨® a recibir con ver¨®nicas al quinto, pero la nobleza de este toro se iba haciendo clamorosa a medida que avanzaba la lidia, y se lo llev¨® a los medios, decidido a borrar con la muleta la cat¨¢strofe anterior y la ruina moral que se le hab¨ªa venido encima.
Lo consigui¨®, y con creces. El p¨²blico jale¨® toda la faena, ovacion¨® con estr¨¦pito cada serie de muletazos., y le aclam¨® en la vuelta al ruedo, como premio y consolaci¨®n al toreo hecho y a las amarguras pasadas. Todo lo cual no quiere: decir que Fernando Cepeda llegara a torear con pureza. Hizo casi toda la faena sobre la mano derecha, embarc¨® despegado, abri¨® el comp¨¢s pero no carg¨® la suerte, abus¨® del pico, y, la ¨²nica tanda de naturales que dio, result¨® bastante mediocre.
Sin embargo, todas estas reservas t¨¦cnicas no desmerecen su actuaci¨®n, pues lo importante fue que se sobrepuso al fracaso, aguant¨® el tipo y, adem¨¢s, se permiti¨® el lujo de emborracharse de torear. Y esto es casta torera de calidad excelsa.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.