"El futuro no est¨¢ en nuestras manos
Karl Popper, un fil¨®sofo 89 a?os a quien rinde veneraci¨®n la cultura europea de la libertad, cree sinceramente en la verosimilitud de algunas cosas sin arriesgarse nunca a aceptarlas como verdades no perecederas. No es, sin embargo, relativista, odia el determinismo hist¨®rico, considera est¨²pidas las preguntas est¨²pidas, valora muy positivamente el presente de la humanidad y sostiene que "es err¨®neo pensar en lo que vaya a suceder. "El futuro, para Karl Popper, "depende siempre de causas diversas m¨¢s all¨¢ de nuestro control". Armado caballero, 'Sir Karl', por la reina de Inglaterra, este fil¨®sofo inaprensible nacido en Viena desear¨ªa que las palabras no se interpusieran entre ¨¦l y su explicaci¨®n de la realidad.
Karl PopperFil¨®sofo
Durante un seminario organizado en su honor esta misma semana por la Universidad Men¨¦ndez Pelayo de Santander, Popper se ha negado a declararse liberal y a criticar a la socialdemocracia. "?Por qu¨¦ voy a criticar a la socialdemocracia mientras funcione?", dijo este anciano pragm¨¢tico, sugestivo, de apariencia bondadosa y al borde casi de una inocencia merecida.Pregunta. ?Por qu¨¦ piensa usted que la humanidad atraviesa un momento dulce, un momento muy alentador?
Respuesta. Pienso que, a pesar de las cosas que puedan ocurrir, y que ocurren, la humanidad vive en Europa, en Am¨¦rica, en Australia... un periodo de grandes logros, de logros magn¨ªficos respecto, por ejemplo, a la justicia y en general a la libertad. ,
P. Pero tal vez m¨¢s por una conciencia colectiva que se?alar¨ªa las carencias de libertad y de justicia que por su generalizada implantaci¨®n...
R. Tal vez. Pero yo soy optimis a ante el presen Hay logros magn¨ªficos, logros que nunca han existido en nuestra historia. Respecto al futuro, sin embargo, no soy optimista. Creo que es err¨®neo pensar en lo que va a suceder. Lo correcto ser¨ªa pensar en lo que puedo hacer para que lo que vaya a pasar sea mejor que lo de ahora. Creo que deben asumirse responsabilidades ante el futuro y hacer lo que fuera mejor para ese futuro, pero sin intentar prever lo bueno y lo malo del futuro, nuestra influencia en el futuro. El futuro depender¨¢ siempre de diversas causas m¨¢s all¨¢ de nuestro control. Lo mejor es hacerlo lo mejor que podamos.
P. Eso podr¨ªa traducirse como posibilismo / pragmatismo frente a utop¨ªa.
R. Eso es, eso es.
P. Pero, ?qu¨¦ es la verdad? Jes¨²s de Nazaret se neg¨® a responder a esa pregunta a la autoridad competente, romana, por supuesto, o delegada de Roma.
R. Puedo responder muy sencillamente. La verdad es la correspondencia de una, proposici¨®n con los hechos. Si una proposici¨®n se corresponde con los hechos, es verdadera. Y la verdad as¨ª definida puede ser tanto objetiva como absoluta. Por objetiva se entiende la correspondencia de una proposici¨®n con los hechos, y absoluta ser¨ªa cuando una proposici¨®n, verdad en un idioma o lenguaje, es verdad en todos los idiomas o lenguajes.
P. Entonces usted cree en la verdad.
R. Yo creo conocer muchas verdades, pero no creo estar seguro de que lo que creo una verdad no resulte ser un error. La verdad se puede definir pero nunca podemos estar seguros de tenerla, aunque sea verdad. Sabr¨ªamos c¨®mo es la verdad si la encontr¨¢semos.
P. Se han derrumbado en este tiempo muchas verdades. Se ha derrumbado una teor¨ªa pol¨ªtica dogm¨¢tica, toda una cosmogon¨ªa, y frente a ese fen¨®meno solamente se alzan f¨®rmulas de convivencia o de gesti¨®n, de liberales o socialdem¨®cratas, ejercicios de racionalidad contra todo fundamentalismo religioso o totalitarismo pol¨ªtico. Han ca¨ªdo los dioses. ?Vuelve a estar el hombre solo, como dijo Flaubert a definir el periodo romano entre la muerte de los dioses y la llegada de Cristo?
R. Esas cosmonog¨ªas o visiones totales son extremadamente peligrosas y, como se ha comprobado, est¨¢n en el camino del despotismo. Los individuos no debemos buscar unas visiones totales del mundo, como la que acaba de caer, sino que deber¨ªamos buscar sistemas parciales que nos respetasen nuestra responsabilidad. El hombre no debe poner su fe en sistemas totales que, en el fondo, son acr¨ªticos, sino que debe buscar sistemas que, al final, le dejen el juicio a ¨¦l. Es absurdo situar al hombre en una de esas visiones totales del mundo que por lo que nos ense?a la historia, no han alcanzado nunca ni un 50% de aciertos sobre c¨®mo es el mundo y c¨®mo ha de organizarse.
P. Luego el hombre, como de Cicer¨®n a Marco Aurelio, vuelve a estar solo, con su racionalidad, su responsabilidad, su juicio...
(Karl Popper ya hab¨ªa cerrado ese asunto y sonr¨ªe bondadosamente, despreciando tal vez a Cicer¨®n cuando la relativa antig¨¹edad nos ofrece a Plat¨®n y a S¨®crates, dos fil¨®sofos muy respetados por sir Karl).
P. Momentos vivimos en los que las teor¨ªas gozan de escaso prestigio. ?Son las teor¨ªas rnstrumentos adecuados para manejar la realidad, para manipularla, o para acercarnos a la realidad?
R. Lo segundo. Las teor¨ªas no son meros instrumentos para manejar la realidad sino que, a medida en que vamos sustituyendo una teor¨ªa por otra nos acercamos m¨¢s a la realidad.
Verdades perecederas, teor¨ªas desechables, sistemas pol¨ªticos imperfectos. En el seminario de Santander, y en determinado momento, Popper conmin¨® a sus oyentes para que salieran a buscar un sistema pol¨ªtico mejor.
P. ?Mejor que la democracia?
R. Yo digo, como Churchill, que la democracia es el peor sistema pol¨ªtico, si exceptuamos todos los dem¨¢s. Pero tampoco se tratar¨ªa de buscar otro sistema sino de mejorar el democr¨¢tico. Una de las primeras mejores habr¨ªa de ser el ense?¨ªar a todos los ni?os, ya en la escuela, que el sistema democr¨¢tico no es el sistema del gobiemo del pueblo, sino un sistema por el cual el pueblo puede echar al gobierno. Lo esencial de este sistema es que es un medio de evitar la tiran¨ªa o el despotismo. Y hablando de evitar el despotismo, uno de los que habr¨ªa que evitar es el de los bur¨®cratas. Es un grave problema pero no insoluble, a pesar de que Max Weber, que lo estudi¨®, dijera que no era soluble.
P. Pero no les puede quitar poder mientras se les est¨¢ concediendo m¨¢s poder cada d¨ªa.
R. No, no. Se les puede dar a los bur¨®cratas m¨¢s cosas, m¨¢s tareas que hacer, porquelel problema, la realidad, es que en el presente los bur¨®cratas tienen que hacer muy pocas cosas.
P. ?Qu¨¦ es preferible, mejorar el sistema de la democracia representativa para administrar la sociedad o no renunciar a la utop¨ªa como forma de seguir adelante?
R. Es mejor lo primero, pero mir¨¢ndolo con escepticismo. Habr¨ªa que replantearse la Idea de representatividad. Los parlamentarios en un estado moderno son representantes del pueblo de una manera muy peculiar. Y de hecho, no representan directamente a personas, sino a partidos pol¨ªticos. La mayor parte de los representantes populares ni siquiera consideran la posibilidad de desviarse de la l¨ªnea del partido. Es un problema complejo.
P. ?Soluble, insoluble?
R. Es dif¨ªcil. En primer lugar, la Constituci¨®n no deber¨ªa incluir un reconocimiento de los partidos, ni intentar regularlos. Por otro lado, la idea actual de que los parlamentos son el espejo, el reflejo de la gama de opiniones en el pa¨ªs me parece una completa tonter¨ªa, ya que cada persona tiene su abanico de opiniones sobre cultura, educaci¨®n, pol¨ªtica, deportes, y no tienen cada una de ellas que corresponder en bloque a las opiniones de un partido.
P. ?Entonces?
R. La idea de que el parlamento es la representaci¨®n proporcional de las opiniones del pa¨ªs choca con el hecho de que son los partidos los que est¨¢n representados en el parlamento. Y si los partidos son m¨¢quinas de obtener votos, el mejor sistema de representaci¨®n ser¨ªa el bipartidista, tal como existe en los Estados Unidos.
(Un gesto de sostenida interrogaci¨®n).
R. El sistema de los Estados Unidos supone una reacci¨®n diferente. All¨ª los partidos son flexibles, intentan buscar y reflejar las opiniones cambiantes de los votantes. All¨ª se ensay¨® por primera vez un sistema representativo de autogobierno que fue, adem¨¢s, el primero que demostr¨® ser posible.
A sus 89 a?os, Karl Popper dirige toda su filosof¨ªa en vuelo rasante, como deseando que sus proposiciones se correspondan con los hechos, que las palabras no eleven su discurso a altituides donde, s¨®lo pueden realizarse: acrobacias a¨¦reas. Muy pegado a la tierra, sir Karl expone sin ninguna petulancia sus verdades perecederas.
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