El Atl¨¦tico dej¨® reaccionar al Barcelona

Johan Cruyff tuvo que echar mano de pr¨¢cticamente todos sus recursos ofensivos para retener una Supercopa que ten¨ªa el hueco guardado en las vitrinas del museo azulgrana desde el choque del Calder¨®n. Fue una suerte, al fin y al cabo, para el entrenador barcelonista poder remover el banquillo para aderezar un equipo que su propio presidente, Josep Llu¨ªs N¨²?ez, calific¨® de descompensado desde su salida al campo.El Atl¨¦tico tuvo el trofeo en sus manos. No pudo, sin embargo, retenerlo, porque no supo plasmar en el marcador su superioridad en la cancha y dio tiempo al Barcelona a hurgar un empate desesperado.
Hab¨ªa dicho Luis que con los suplentes se sent¨ªa capaz de mej6i-ar el juego que los titulares ofrecieron el pasado s¨¢bado en el Camp Nou. Y Luis siempre ha sido un t¨¦cnico honrado. El Atl¨¦tico evidenci¨® que vive de la doctrina que imparte el entrenador. Es una deducci¨®n l¨®gica cuando los que juegan de vez en cuando son capaces de hacer lo mismo que los que act¨²an a diario. S¨®lo tres titulares puso Luis en escena (Soloz¨¢bal, Donato y Vizca¨ªno) y, sin embargo, el equipo mostr¨® al inicio un dominio aplastante.
Del Barcelona nada se supo hasta el descanso. Cruyff dio d¨ªa libre a Laudrun v descanso en el banquillo a Stoichkov, Begiristain y Nadal. Quedaban en la hierba siete titulares, suficiente arsenal para rematar a un contario diezmado. Falsa impresi¨®n. Los azulgrana iban a la deriva. Nadie jug¨® un bal¨®n en ataque y hasta cuatro zagueros naufragaron en defensa.
Cruyff mont¨® el mismo dispositivo t¨¢ctico que el pasado s¨¢bado sin darse cuenta que el Atl¨¦tico no era el mismo. Los rojiblancos jugaron con un ariete (Losada) y dos apoyos (Alfredo y Aguilera) y no con dos puntas, y sin delantero centro como en la Liga (Futre y Moya). El Barcelona no advirti¨® tal circunstancia-y Nando, en lugar de actuar de libre por detr¨¢s de Koeman -as¨ª funcion¨® el s¨¢bado-, qued¨® emparejado con Losada como ¨²ltimohombre en defensa, mientras Crist¨®bal se aburr¨ªa en la banda derecha, Ferrer segu¨ªa a Aguilera y Alfredo entraba con reiteraci¨®n por la cueva.
Los azulgrana no s¨®lo se quedaron sin el cl¨¢sico defensa escoba sino que las ventajas ofensivas que provocaba la ubicaci¨®n de Koeman y Guardiola como libres adelantados quedaron anuladas por la presi¨®n de los rojiblancos desde su l¨ªnea de medios y no en posici¨®n adelantada como el partido anterior. Pudo as¨ª el Atl¨¦tico dejar de lado el fuera de juego y deplegar su juego letal de contraataque. Tres goles perdonaron los visitantes -Alfredo (m. 11), Ferreira (m. 19) y Toni (m. 27)- hasta que Alfredo igual¨® la eliminatoria (m.39). El Barcelona ni siquiera replic¨®. El desanso le salv¨® la vida.
Cruyff recurri¨® primero a Begiristain y luego a Stoichkov y s¨®lo falt¨® que Vizca¨ªno se rompiera en un hachazo de Eusebio, que Guardiola vigilara de cerca a Alfredo y Donato y Aguilera erraran dos remates fatales m¨¢s para que el partido cambiara de rumbo. El Barcelona, preparado s¨®lo para situaciones l¨ªmites -el lema de Cruyff es que sin tensi¨®n no hay partido- consigui¨® encontrar su ritmo de juego y acab¨® forzando un empate que le daba uno de esos trofeos que s¨®lo se exhiben en caso de necesidad y que permite a Cruyff evitar el rid¨ªculo que le hubiera supuesto perder una competici¨®n que comenz¨® devaluando y que cuando la vio suya (0-1 en Madrid) le pareci¨® importante. El partido de ayer fue s¨®lo un borr¨®n en el brillante discurrir azulgrana iniciado precisamente en el Calder¨®n.
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