El conceptual a escena
"Ideas y actitudes. En torno al Arte Conceptual en Catalunya, 1964-198VCentre (l'Art Santa M¨®nica. Rambla de Santa M¨®nica, 7. Barcelona. Hasta el 1 de marzo.
Al fin ha llegado el ¨²ltimo segmento que faltaba para recomponer la l¨ªnea, o el c¨ªrculo, previsto por nuestros gestores culturales, seg¨²n la cual el polivalente centro de La Rambla, entre otras cosas, deb¨ªa atender a la difusi¨®n p¨²blica de cuanto de inter¨¦s ha habido en el arte catal¨¢n de este siglo.Siguiendo un tanto los es: quemas que han guiado anteriores revisiones -esto es, amalgamando individualidades a trav¨¦s de algunos etiquetajes que han hecho fortuna en la historia del arte e ignorando, de alguna manera, que aqu¨ª, en propiedad, jam¨¢s hubo actividades grupales coherentes merecedores de ellas-, se nos presenta esta propuesta de Pilar Parcenisas, comisaria del evento. Y, aunque, efectivamente, parece apuntarse la supervivencia de los contenidos de la muestra m¨¢s all¨¢ de las fechas escogidas -aspecto ¨¦ste, el del neoconceptual heter¨®clito que hoy impera, a revisar en pr¨®ximos debates-, todo en el montaje da a entender una visi¨®n cerrada y clausurada de lo que fueron los nuevos experimentalismos art¨ªsticos surgidos entre el informalismo y el retorno a la pintura.
Nietos a partes iguales de unas vanguardias hist¨®ricas de las que detestaban su clasicismo formalista, absorbiendo, en ocasiones, algunos de sus hallazgos en ese terreno, y de las que a?oraban al tiempo su alto poder ut¨®pico y contestatario, estos hijos del estructuralidmo, la semi¨®tica, el marxismo, las nuevas tecnolog¨ªas y el underground, confundieron el poder de la imaginaci¨®n con la militancia pol¨ªtica, haciendo de todo ello un dada¨ªsmo que confund¨ªa medios con fines, o viceversa.
Surgidos en un contexto de notoria ingenuidad est¨¦tica, plagado, en lo pol¨ªtico y lo art¨ªstico (le escollos casi inamovibles, lo de nuestros conceptuales fue, o as¨ª uno lo ve, m¨¢s una declaraci¨®n de intenciones que un logro gen¨¦rico del que vanagloriarse.
Contradicciones
S¨®lo as¨ª se explica el c¨²mulo de contradicciones y encendidas disputas que entonces, en plena efervescencia, exist¨ªan -y me refiero, tanto al choque entre opciones politizadas y puristas, a lo anodino ? insulso en que estas ¨²ltimas derivaron, como al hecho de creer que las cr¨ªticas al sistema y la democratizaci¨®n est¨¦tica se alcanzar¨ªa a trav¨¦s de proporcionar psicoling¨¹¨ªstica, sociologismo y etnoling¨¹¨ªstica a las masas populares por v¨ªa art¨ªstica, por ejemplo-, y a cuantas se han derivado del comportamiento de algunos de sus componentes desde entonces a nuestros d¨ªas.
Claro que, y justo es decirlo, esa "actitud de enfermedad infantil de vanguardismo, que tiene cierta semblanza con la enfermedad infantil del izquierdismo", seg¨²n el March¨¢n de 1992, fue, en muchos otros terrenos, positiva. Porque positiva debe ser toda actitud que busque, aunque sea al oneroso precio de lo ef¨ªmero de planteamientos de francotirador, el acierto en los disparos y la efectividad de los c¨®digos libertarios que los promueven.
Luego, esa vanguardia languidece, el c¨®digo deviene dictado y refugio de itedian¨ªas, la periferia se institucionaliza, el narcisismo se trueca en estrategia promocional aislada y aquellos resortes comerciales deleznables acaban siendo apetecidos como justo pago a miserias padecidas. Y en la misma decreciente proporci¨®n con que ¨¦stas tienden a diluirse en el olvido, se acrecienta la tentaci¨®n de la contradicci¨®n.
Y en ese paso de progres¨ªa a seguridad, donde reorientaciones y giros acontecen, queda para la an¨¦cdota el radicalismo y el estruendo, y para el archivo de la memoria el valor ¨²ltimo del eco que pervive m¨¢s all¨¢ del grito del momento.
De todo lo mencionado, necesariamente a vuelapluma, es buen ejemplo esta laber¨ªntica muestra: ca¨®tica y espesa para aquel espectador medio que buscaban estos artistas educar. Tan trivial e insulsa como alguna de las experiencias art¨ªsticas entonces llevadas a t¨¦rmino si consideramos cierta documentaci¨®n aportada.
Equivocada en algunos de sus pormenores -p¨®nganse en su sitio plaquitas que informan de la gesti¨®n llevada a t¨¦rmino por la Sala Vin?on y por la revista Nueva Lente-, y aleator¨ªa en el orden y los ejemplos escogidos para organizar el mutable y, con el tiempo, rico desorden en que vivi¨® el grupo. Enjundiosa, finalmente, para el entendido si del batiburrillo de nombres y del excesivo papeleo se extrae la quinta esencia del primero y del segundo el dato genuinamente revelador. Pero tal vez, s¨®lo as¨ª, prolongando metaf¨®ricamente en la presentaci¨®n lo que fue un c¨²mulo de actitudes y revelaciones, la muestra deb¨ªa llevarse a cabo.
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