El centro del desastre
El principal distrito de Madrid acumula mugre, obst¨¢culos y desidia
La eficacia de un Ayuntamiento se puede analizar con cifras, estad¨ªsticas, ingresos y gastos. La degradaci¨®n de una, ciudad resulta, en cambio, muy dif¨ªcil de reflejar con datos. Las im¨¢genes de la vida cotidiana parecen tan pr¨®ximas y tan individuales que apenas saltan a los medios de comunicaci¨®n porque no re¨²nen los requisitos urgentes de la noticia. Y no son traducibles a n¨²meros. Sin embargo, un paseo por el centro de Madrid (140.000 vecinos, millones de circulantes) arroja una realidad incuestionable: la ciudad se ha hecho inh¨®spita. Las drogas, la prostituci¨®n o la delincuencia no son sus ¨²nicas causas; tambi¨¦n la desidia municipal, el mal gusto, la dictadura de los coches y la opresi¨®n del peat¨®n. El reportaje ha sido elaborado por y Juan Antonio Carbajo.
1. Alberque municipal. Los sincasa viven y duermen en un solar abandonado de la calle de Bail¨¦n, propiedad del Ayuntamiento de Madrid. Los vecinos dicen que hay droga, suciedad e incendios. El PSOE propuso a la Junta de Centro derribar la valla y crear un jard¨ªn. A¨²n no se ha hecho.2. La cabina de Pisa. La estatua de V¨¢zquez de Mella, al comienzo de la calle de las Huertas (su cochambroso estanque se ve en la foto), tiene de todo al alcance de su p¨¦trea mano: un buz¨®n, un contenedor de vidrio y una cabina inclinada en la que hay que sujetarse para guardar el equilibrio. Los coches ya no aparcan a su vera porque la comisar¨ªa ha cortado la calle.
3. Hoy toca no pasar. "Una obra en el J¨¢ centro significa que inmediatamente se corta la calle, aunque s¨®lo sea como almac¨¦n de material", asegura el concejal del PSOE Gin¨¦s Mel¨¦ndez. El lunes, la calle de Tribulete era de uso exclusivo para el cami¨®n de una obra.4. Aparcamiento vigilado. La plaza la calle de los Embajadores es. chollo. Se puede aparcar en la acera (alguien ha puesto, unos tablones para salvar el desnivel entre la calzada y la zona para peatones) y adem¨¢s tiene un vigilante que a falta de bancos p¨²blicos duerme en un sof¨¢ particular.Plaza de la madera. La recoleta plaza del Alamillo se ha convertido en un almac¨¦n de madera. Y de ladrillos, arena y electrodom¨¦sticos tirados. Una obra tiene completamente ocupada la plaza y taponado alguno de sus accesos.
6. Personas ajenas a la obra. Por la calle de Segovia y la traves¨ªa del Nuncio se puede pasear sin casco aunque uno se encuentre en plena obra, pero ?d¨®nde termina la calle y d¨®nde empieza el tajo?
?Jes¨²s, qu¨¦ caos! La plaza del Conde de Miranda se ha librado de los coches que estacionaban en ella impunemente, porque ahora ha sido tomada por las obras de un almac¨¦n. Las clientas del cercano mercado de San Miguel deben sortear materiales de construcci¨®n, losetas rotas y gr¨²as.
8. San Jos¨¦, obreros. La calle de San Jos¨¦ es de uso exclusivo para los obreros. No se puede pasar aunque s¨ª aparcar (a la derecha, fuera de la foto) junto a un gran agujero protegido por vallas medio ca¨ªdas de medio metro.
9. La guinda de la reforma. La renovada plaza de Santa Ana, reinaugurada en diciembre, a¨²n tiene un agujero donde se preve¨ªa una fuente. Adem¨¢s, ha sido seleccionada por los responsables municipales para que los barrenderos dejen la basura en ella antes de que, horas despu¨¦s, la recojan los camiones. Mientras, el olor de la mugre perfuma el paisaje.
10. La fuente acosada. El rinc¨®n podr¨ªa ser precioso. Pero la fuente parece inalcanzable entre dos recipientes para vidrio, una cabina, un buz¨®n de correos y un contenedor. Aunque dar¨ªa igual. La fuente est¨¢ seca.
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