Chicanos en prisi¨®n
El cine policiaco tiene dos subg¨¦neros: el de g¨¢nsteres y el de prisiones, que se encuentran estrechamente unidos y cuentan con una larga tradici¨®n dentro de la cinematograf¨ªa norteamericana. Sin remisi¨®n conecta directamente con ambos subg¨¦neros, en cuanto narra el crecimiento y posterior desarrollo en prisi¨®n de una violenta banda armada implicada en el tr¨¢fico de drogas, y presenta la novedad de desarrollarse en el medio chicano, hijos de emigrantes mexicanos nacidos en los suburbios de Los ?ngeles, y tener unas fallidas intenciones moralizantes.Actor chicano de car¨¢cter, Edward James Olmos tiene tras ¨¦l una discontinua carrera como actor y productor, pero con Sin remisi¨®n da un paso de gigante al ser no s¨®lo su protagonista, sino tambi¨¦n su coproductor y director. Miembro de ese cine chicano que trata de abrirse un hueco dentro del cine norteamericano, ¨¦sta su primera pel¨ªcula como realizador se integra claramente dentro de ¨¦l y es una de las pocas que tiene distribuci¨®n mundial a trav¨¦s de una de las grandes compa?¨ªas.
American me
Director: Edward James Olmos. Guionistas: Floyd Mutrux, Desmond Nakao. Fotograf¨ªa: Reynaldo Villalobos. Int¨¦rpretes: Edward James Olmos, Wiliam Forsythe, Pepe Serna, Evelina Fern¨¢ndez. Estados Unidos, 1992. Estreno en Madrid: Ideal (versi¨®n original).
Conocedor del problema que narra, tanto por haber vivido en los ambientes donde se desarrolla su historia como por haber estado durante 18 a?os tratando de hacer esta pel¨ªcula, Edward Olmos, con Sin remisi¨®n, demuestra ser un sobrio actor de car¨¢cter pero un muy irregular realizador.
Narrada a trav¨¦s de una sucesi¨®n de vueltas hacia atr¨¢s desde el momento en que Santana, el aglutinador de la banda armada La Primera, entra por segunda vez en prisi¨®n, y tomando como excusa la contemplaci¨®n de una serie de fotograf¨ªas, la historia de Sin remisi¨®n abarca desde 1943 hasta 1975, no pocos personajes y una no muy definida l¨ªnea narrativa. Esto hace que resulte confusa, tanto por problemas puramente narrativos como de reparto: similitud de unos actores secundarios con otros. Una y otra vez incide sobre el mismo tema y sus im¨¢genes y las relaciones entre ellas carecen de la fuerza necesaria para que las escenas interesen por s¨ª mismas.
Basada en hechos reales, tal como se?alan sendos carteles al principio y al final de la pel¨ªcula, las pretendidas intenciones moralizantes de Sin remisi¨®n, la condena de los hechos que narra, c¨®mo desde ni?os las personas son atrapadas por la banda armada La Primera, quedan relegadas a poco m¨¢s que un cartel final que advierte que por culpa de ella en 1991 murieron m¨¢s de 3.000 personas en Estados Unidos.
Lo que queda despu¨¦s de su visi¨®n es una variada serie de escenas de una machacona violencia gratuita, entre las que se intercalan algunos momentos levemente sentimentales que m¨¢s que condenar parecen ensalzar los hechos que describen.
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