Volveremos
Una de las cosas a las que muchos cr¨ªticos y novelistas parecen haber renunciado -los unos a hablar de ello, los otros a practicarlo- es el pensamiento literario, olvidando que se trata de una de las formas de pensamiento m¨¢s iluminadoras, libres e imprescindibles desde que los hombres empezaron a pensar por escrito. A diferencia del cien-t¨ªfico o el filos¨®fico, el pensamiento literario se caracteriza por dos privilegios que son s¨®lo suyos: no est¨¢ sujeto a argumento ni a demostraci¨®n -tal vez ni siquiera a la persuasi¨®n-, no depende de un hilo conductor razonado ni necesita mostrar cada uno de sus pasos; por consiguiente, le est¨¢ permitida la contradicci¨®n. En libros distintos o dentro de un mismo texto, un escritor puede decir -o hacer decir a sus personajes- cosas opuestas que, sin embargo, parecer¨¢n igualmente verdaderas o lo ser¨¢n, como sucede en el Julio C¨¦sar de Shakespeare con los discursos de Bruto y Marco Antonio: mientras cada uno de ellos habla, cada uno tiene raz¨®n.Quiz¨¢ uno de los motivos de este olvido es la falta de tradici¨®n: la literatura espa?ola no ha sido muy pr¨®diga en pensamiento: nos falta un Diderot, un Conrad, un Kafka, un Proust. Nos faltan algo menos desde hace 25 a?os, en que apareci¨®, sin que apenas se enterara nadie, Volver¨¢s a Regi¨®n libro fundacional en el que en cierto sentido se hallaba ya contenido el resto de la obra de Benet (conten¨ªa hasta un t¨ªtulo posterior que Benet cree haber tomado de un verso de Miguel Hern¨¢ndez: en la p¨¢gina 210 nos encontramos con "la cabeza herrumbrada de una lanza"). Lo que desear¨ªa subrayar aqu¨ª, m¨¢s all¨¢ de su estilo vigoroso y apasionado, de sus descripciones exactas, de sus fascinantes personajes sombr¨ªos y sus penumbrosas historias, es lo que podr¨ªamos llamar los latigazos de su pensamiento. Y si bien es verdad que para que el lector los acepte o se los trague boquiabierto necesitan de toda una arquitectura compleja que los albergue y en la que agazaparse, no lo es menos que, seg¨²n el propio Benet, "dejando de lado la totalidad, lo mejor que puede ofrecer una novela se reduce con frecuencia a unos fragmentos". Releyendo Volver¨¢s a Regi¨®n ahora no he podido por menos de fijarme en algunas frases que resultan ser algunos de los aforismos o muestras de pensamiento literario m¨¢s profundos e inquietantes de nuestra lengua: "La memoria es un dedo tembloroso". "La conciencia y la realidad se compenetran entre s¨ª: no se a¨ªslan, pero tampoco se identifican, incluso cuando una y otra no son sino costumbres". "Todo termina cuando se agota el deseo, no cuando se nubla la esperanza". "La memoria es casi siempre la venganza de lo que no fue". "El hombre no es un monumento al amor, sino al desprecio al otro, el que lo quiera olvidar se confunde". "No existe el destino, es el car¨¢cter quien decide". "Un pueblo cobarde, ego¨ªsta y soez prefiere siempre la represi¨®n a la incertidumbre; se dir¨ªa que lo segundo es un privilegio de los ricos". "Al hombre le pasa lo mismo, es otra antigualla. Cuando se escribe tanto acerca de ¨¦l es porque apenas cuenta, a punto est¨¢ de ser retirado a los desvanes y los museos. Lo que importa es su sociedad, su religi¨®n, su Estado y su silencio". "El presente ya pas¨® y todo lo que nos queda es lo que un d¨ªa no pas¨®; el pasado tampoco es lo que fue, sino lo que no fue; s¨®lo el futuro, lo que nos queda, es lo que ya ha sido". "Y me pregunto c¨®mo es posible que persistamos en mantener tal abuso: en habilitar al tiempo como depositario de nuestra esperanza cuando es ¨¦l -y solamente ¨¦l- quien se encarga de defraudarla". "El tiempo s¨®lo asoma en la desdicha y as¨ª la memoria s¨®lo es el registro del dolor". "Nunca he comprendido por qu¨¦ el amor llega tan tarde a la cita con la persona y por qu¨¦, por consiguiente, se complace tanta veces en destruir de un manotazo insolente y extempor¨¢neo toda una organizaci¨®n anterior". "Y el poder de la mirada y el puro poder obcecado de la repetici¨®n: cu¨¢ntas veces cree el amor que ha de reencontrar al amado en aquel solitario banco donde lo vislumbr¨® por primera vez una tarde lluviosa". "Yo he llegado a la conclusi¨®n de que el tiempo es todo lo que no somos, todo lo que se ha malogrado y fracasado, todo lo equivocado, pervertido y despreciable que hubi¨¦ramos preferido dejar de lado".
Por cederle la voz a ese hombre de 40 a?os cuando hace 25 sali¨® a la luz su primera novela, Volver¨¢s a Regi¨®n, que no dejaremos de lado, y a la que volveremos.
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