Memorias enfrentadas
Hace unos a?os escrib¨ª que una Constituci¨®n ideal yugoslava deber¨ªa comenzar con la frase: "En Yugoslavia, todas las memorias son iguales". Este postulado estar¨ªa en contra de la divisi¨®n de las historias nacionales entre buenas y progresistas, menos buenas y apenas aceptables. Pero ese pa¨ªs com¨²n ya no existe. La guerra por la supremac¨ªa de los recuerdos ha estallado: sucia y cruel.Hay una sombr¨ªa iron¨ªa en el hecho de que las memorias enfrentadas sean ajustadas a la realidad, distorsionadas o simplemente ficticias. El desconocimiento de los hechos es compensado por una serie de prejuicios. Una gran parte de los serbios semieducados est¨¢ hipnotizada con el mensaje de que Milosevic les "ha devuelto la dignidad". Est¨¢n, por ejemplo, convencidos de que los serbios com¨ªan con cubiertos dorados en la Edad Media. Algunos frescos de los monasterios medievales exhiben unos instrumentos amarillos que pudieran representar cubiertos dorados. Los int¨¦rpretes de estas im¨¢genes no se?alan que ese privilegio de comer con cubiertos lo ten¨ªan s¨®lo los santos y no los semiprimitivos se?ores feudales serbios. La confusi¨®n ser¨ªa simp¨¢tica si no iniciara un sent¨ªmiento de superioridad agresiva. La conciencia de este mensaje es: mientras nosotros com¨ªamos con tenedores, los dem¨¢s despedazaban el cordero con las manos. Autoenga?os semejantes se encuentran tambi¨¦n en las fantasmagor¨ªas de los mit¨®manos nacionalistas croatas, albaneses, macedonios y b¨²lgaros, pero en nombre de una posible convivencia futura me abstendr¨¦ de citar ejemplos an¨¢logos de sus memorias.
Pienso que la manipulaci¨®n de la memoria es un proceso en el cual una cultura peque?a y temerosa se autodevora en su agresividad hacia otra cultura. El camino hacia el vac¨ªo est¨¢ abierto: xenofobia, misone¨ªsmo, autoaislamiento morboso.
Las culturas ¨¦ticamente puras no existen. Creer en este enga?o es especialmente pernicioso en los Balcanes, donde la riqueza de los modelos consiste, precisamente, en entrelazamientos culturales milenarios. Citar¨¦ un ejemplo: nosotros, en Serbia, nos enorgullecemos de los cenotafios de piedra: los krajputasi (monumentos a lo largo de los caminos). Aunque se trata de monumentos dedicados a guerreros generalmente ca¨ªdos en batallas contra los turcos, no es dif¨ªcil constatar que los krajputasi comparten elementos comunes con ciertos monumentos turcos, los cuales, a su vez, se inspiran en monumentos ¨¢rabes preisl¨¢micos, fenicios y hebreos.
Hay algo simb¨®lico en el hecho de que los modernos b¨¢rbaros destruyan y arrasen los cementerios con la misma vehemencia con la que aniquilan las ciudades. Se trata, tal vez, de una regla, un mot d'ordre, de la guerra de las memorias. Los destructores, sin embargo, pierden de vista -?c¨®mo podr¨ªan saberlo?- que la agresi¨®n a la memoria de los vecinos conlleva la destrucci¨®n de la propia memoria.
El comunismo amaba encubrir, acallar, esconder los recuerdos. Todos los recuerdos. Convertido al nacionalismo, los recoge, selecciona y clasifica. Exagera la importancia de los recuerdos propios o se los inventa, no soporta los recuerdos de los dem¨¢s. Nos enfrentamos a una nueva forma de patriotismo que manipula los hechos y utiliza una memoria sugerida para provocar una energ¨ªa negativa.
Occidente no parece entender que ha surgido una nueva enfermedad, es m¨¢s, una pandemia. Este fen¨®meno inquieta porque el nuevo nacionalismo no parece tener freno. Desconoce la cultura y los valores propios y generales. Tampoco posee el encanto del gusto burgu¨¦s, el cual, a pesar de las exaltaciones nacionalistas, respeta la est¨¦tica y admira los valores ajenos.
El papel de los intelectuales en la g¨¦nesis del nuevo y mutante nacionalismo es poco glorioso. Los intelectuales se prepararon para su nuevo papel. Inicialmente, todo apuntaba a que se hab¨ªan vuelto un nuevo instrumento del poder. Al principio, los nacionalistas disidentes del poder fueron duramente criticados, aunque sin argumentaciones. No se permitieron cr¨ªticas anal¨ªticas del nacionalismo. Hab¨ªa cr¨ªticas falsas, pero ruidosas, que lo que hac¨ªan era aumentar el prestigio de los nacionalistas disidentes e incrementar la circulaci¨®n de sus escritos. Es un secreto a voces que los nacionalistas disidentes funcionaban en complicidad con los comit¨¦s centrales de las Ligas de los Comunistas nacionales, los cuales, a su vez, los utilizaban seg¨²n necesidad. Surgieron intelectuales de tercera categor¨ªa en apoyo de los campeones. Se erig¨ªan infatigablemente las torres de la memoria ficticia nacional y los fantasmas chovinistas. Las anacr¨®nicas Academias de las Ciencias y las Artes Nacionales -hubo ocho en Yugoslavia- prepararon in vitro, como en el laboratorio de Backon en Nueva Atl¨¢ntida, el virus de la nueva enfermedad. Las probetas se rompieron, los fantasmas salieron, la epidemia estall¨®.
?Nos enfrentamos a la venganza p¨®stuma del comunismo?
En los Balcanes, los resentimientos y las reivindicaciones nacionales hacen aumentar, entre otras cosas, un tradicional exceso de la hormona ¨¦pica. Como en los grandes poemas ¨¦picos, se juega con fuerzas enemigas ocultas y con las conspiraciones; se lamenta la grandeza pasada perdida; se espera el regreso de los h¨¦roes. La novela b¨¦lica contempor¨¢nea serbia (retrospectiva, es decir, sobre la Primera Guerra Mundial) sustituye en gran medida a la poes¨ªa ¨¦pico-heroica. La literatura populista, en sus intenciones y sus objetivos, tiene unos efectos casi hipn¨®ticos. Las situaciones descritas, las im¨¢genes literarias, las met¨¢foras banales se escinden del texto para convertirse en paradigma del comportamiento y de las decisiones futuras. Las met¨¢foras fuera de texto funcionan como las consignas. La magia destructora de las consignas estimula la acci¨®n, las haza?as, los sacrificios, la sangre...
Para concluir este temible scherzo literario-pol¨ªtico, recordar¨¦ que los creadores originales del caos b¨¦lico en Bosnia son dos o tres poetas de dudoso valor literario, un historiador de la literatura sin ¨¦xito y, como estratega principal, un psiquiatra de profesi¨®n y poeta popular de vocaci¨®n. Pero, dado que los dem¨¢s pueblos balc¨¢nicos poseen tambi¨¦n un instinto ¨¦pico heroico, resulta que el instrumento tradicional de los eslavos del sur, el gusle [instrumento musical monocorde que sirve para acompa?ar el recitado de los poemas ¨¦picos], sigue siendo un instrumento mnemot¨¦cnico irreemplazable, un instrumento de guerra muy activo.
es escritor, arquitecto, profesor jubilado de Arquitectura de la Universidad de Belgrado.Traducci¨®n: Mirjana Tomic.
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