La xenofobia pierde gancho
No todo es pesimismo en el sur de Europa, a pesar del ambiente pesimista en que se inicia el nuevo a?o. Doscientas mil personas se manifestaron contra la xenofobia por las calles de Viena el pasado s¨¢bado 23 de enero por la noche. Austria no es un pa¨ªs cuyo estilo pol¨ªtico se caracterice precisamente por las manifestaciones, mientras que s¨ª tienen fama sus puntos de vista conservadores y nacionalistas.Doscientas mil personas representan el 2,5% de una poblaci¨®n nacional total de 7,58 millones. Si una manifestaci¨®n de las mismas proporciones tuviera lugar en Estados Unidos, m¨¢s de siete millones de estadounidenses estar¨ªan desfilando. As¨ª, hasta la Gran Manzana har¨ªa caso.
Ese mismo fin de semana, en el municipio de Graz, la segunda ciudad de Austria, el partido pol¨ªtico nacionalista y xen¨®fobo encabezado por Georg Halder, un joven y espectacular pol¨ªtico de derechas, dobl¨® sus votos en una elecci¨®n local. Pas¨® de un 11,8% en 1988 a un 20,3%. Pero esto s¨®lo lleva al partido de Halder a los niveles obtenidos en votaciones locales por el derechista Frente Nacional franc¨¦s. Y nadie considera al franc¨¦s Jean-Marie Le Pen como una amenaza seria para el orden republicano en Francia aunque, en los ¨²ltimos a?os, su partido haya logrado con bastante regularidad el 15% del voto nacional.
La cuesti¨®n en Austria, como en Alemania y en Francia, es la inmigraci¨®n y los, refugiados extranjeros en el pa¨ªs, a quienes se acusa de ocupar puestos de trabajo que la poblaci¨®n local deber¨ªa ocupar, o de vivir de las prestaciones sociales o de las subvenciones de la seguridad social que el contribuyente financia. En Austria, a las puertas de la guerra en la antigua Yugoslavia, hay en estos momentos m¨¢s de medio mill¨®n de extranjeros, cerca del 7% de la poblaci¨®n total. El miedo popular a la inundaci¨®n de extranjeros se ha agudizado desde la ca¨ªda del comunismo. La guerra en Yugoslavia y las perspectivas de inestabilidad en las fronteras h¨²ngara y eslovaca, antes seguras, hacen que los austriacos se sientan seriamente amenazados.
La guerra en Croacia acaba de reanudarse, y Zagreb se dispone a reconquistar las ¨¢reas que las fuerzas serbias le arrebataron en 1991. La ofensiva croata tiene como objetivo facilitar el regreso de los refugiados croatas a sus antiguos hogares. Sin embargo, si logra triunfar, ser¨¢ a base de generar todav¨ªa m¨¢s refugiados, serbios esta vez, bien supervivientes de las campa?as serbias del a?o pasado, bien gente de otros lugares reasentada en zonas ya limpias de croatas.
El Gobierno h¨²ngaro del centrista Jozsef Antall tambi¨¦n ha contribuido a la inestabilidad de la regi¨®n al apoyar la autonom¨ªa de las comunidades h¨²ngaras fuera de las fronteras h¨²ngaras, en Serbia, Rumania y Eslovaquia. Gracias a los acuerdos pol¨ªticos que siguieron a las dos guerras mundiales, un tercio de las personas de etnia h¨²ngara vive fuera del pa¨ªs.
Las reivindicaciones de autonom¨ªa pol¨ªtica por parte de las minor¨ªas h¨²ngaras en otros pa¨ªses autom¨¢ticamente se interpretan en esos pa¨ªses como preludio de un intento por parte de Hungr¨ªa de anexionarlos a su territorio. Y el l¨ªder de derechas h¨²ngaro Istvan Csurka, conocido internacionalmente por sus declaraciones antisemitas, ha llegado a decir que Hungr¨ªa necesita m¨¢s "espacio vital".
Se trata de dos problemas diferentes, pero fatalmente interrelacionados. El primero es la susceptibilidad de las poblaciones respecto a los inmigrantes y refugiados extranjeros. Esto ha sido especialmente importante en los pa¨ªses alemanes debido a la premisa germana, promovida desde principios del siglo XIX, aunque falsa, de que la naci¨®n alemana agrupa "una raza" y, por consiguiente, no puede ser una sociedad abierta a la inmigraci¨®n o la asimilaci¨®n.
Esta idea existe sobre todo en la propia Alemania, pero tambi¨¦n ha influido en Austria, a pesar del hecho de que el imperio austr¨ªaco de los Habsburgo posiblemente fuera el m¨¢s multinacional o multirracial que el mundo jam¨¢s haya visto. El golpe m¨¢s severo asestado al viejo imperio se produjo en 1915, cuando h¨²ngaros, polacos, checos y eslovacos exigieron a un tiempo la independencia nacional: todos los partidos alemanes de Austria, excepto los socialdem¨®cratas, exigieron la creaci¨®n de un Estado alem¨¢n unitario.
La idea asociada es que los miembros de una naci¨®n o raza determinadas tienen el derecho a reagruparse, aunque sea a expensas de otros. Esto, en la pr¨¢ctica -como Serbia y Croacia est¨¢n demostrando-, provoca guerras y oleadas de refugiados. Estos refugiados no son bien acogidos en otros pa¨ªses y provocan en ellos reacciones populares de xenofobia. El lunes 25 de enero, el austriaco Georg Halder inici¨® una campa?a de recogida de firmas en apoyo de su propuesta de cambiar la Constituci¨®n y declarar Austria un pa¨ªs cerrado a la inmigraci¨®n, en el que, entre otras medidas restrictivas, se limitar¨ªa el n¨²mero de ni?os extranjeros admitidos en las clases de los colegios. Para que el Parlamento debata la cuesti¨®n tiene que obtener 100.000 firmas. Como los partidos dem¨®cratas controlan el Parlamento (183 diputados frente a los 33 de Halder), no hay ninguna probabilidad de que se aprueben tales medidas, pero s¨ª es bastante posible que Halder obtenga las 100.000 firmas que necesita.
Por otro lado, en Alemania, los principales partidos han acordado facilitar a los no alemanes los tr¨¢mites para obtener la nacionalidad, redactando de nuevo la restrictiva ley de ciudadan¨ªa de 1913. La propuesta es simplificar el proceso de naturalizaci¨®n para los extranjeros nacidos en Alemania o para los residentes extranjeros educados en Alemania. Esto ocurre despu¨¦s de 80 a?os en los que con frecuencia se negaba la ciudadan¨ªa a los ni?os no alemanes nacidos en Alemania de padres tambi¨¦n nacidos en Alemania. Como digo, las noticias no son del todo malas.
es experto estadounidense en pol¨ªtica internacional.
Copyright 1993, Los Angeles Times Syndicate.
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