M¨²sica epistolar
Artistas como Elvis Costello dignifican las tareas musicales al hacer de su trabajo un acto de pasi¨®n. Aunque se supone que cabe esperar cualquier cosa del brit¨¢nico, The J¨²liet letters, su disco con el cuarteto Brodsky, ha dejado boquiabierto a m¨¢s de uno. Y es que hay que tener un esp¨ªritu generoso para aceptar que el l¨ªder de aquellos Attractions de la nueva ola brit¨¢nica publique ahora, a sus 37 a?os, un ¨¢lbum envuelto en cuerdas.Hab¨ªa expectaci¨®n por saber c¨®mo iba a sonar en directo el ¨²ltimo atrevimiento de Costello; este concepto musical cuya idea naci¨® tras leer que un profesor de literatura de Verona se hab¨ªa dedicado durante a?os a contestar las misivas enviadas a la atenci¨®n de Julieta Capuleto. El cantante y compositor apareci¨® con el libreto de canciones bajo el brazo y aspecto de profesor despistado; sobre el escenario, apenas unos atriles y las luces ambientales, preludio de un recital intimista. A la lectura de las cartas procedi¨® seg¨²n el orden del disco. Algunas son magn¨ªficas: I almost had a weakness, Who do you think you are, Jacksons, Monk, and Rowe... y la magia funciona. Otras, en cambio, forman parte de la correspondencia m¨¢s sopor¨ªfera, aunque Costelilo las suavizara con sus dotes histri¨®nicas.
Elvis Costello & The Brodsky Quartet
Elvis Costello (voz), Michael Thomas (viol¨ªn), lan Belton (viol¨ªn), Paul Cassidy (viola) y Jacqueline Thomas (chelo). Lleno. Precios: 2.700, 3.000, 3.400 y 3.800 pesetas. Teatro Monumental. Madrid, 7 de marzo.
Elvis Costello se ha adentrado en un g¨¦nero epistolar, para voz y cuarteto de cuerda, que escapa a las normas del pop y de la m¨²sica cl¨¢sica. Como compa?eros de esta original aventura, un grupo de c¨¢mara, un¨¢nimemente elogiado por sus interpretaciones de Shostak¨®vich, que toc¨® de manera impecable. Se nota un gran respeto al p¨²blico por el rigor de la propuesta, lejos de esas lamentables reuniones a lo vamos a ver qu¨¦ pasa. No es ¨¦ste el primer escarceo de Costello con arreglos de cuerda, pero s¨ª la primera vez que llega tan lejos. A diferencia de otros intentos de utilizar elementos cl¨¢sicos en el pop, que se saldaron casi siempre con un suspenso por inconsistentes y superficiales, la inteligencia de Costello ha permitido que el edificio se sostenga, que haya una m¨ªnima verosimilitud en este hermanamiento entre una agrupaci¨®n de c¨¢mara y un m¨²sico pop.
Cr¨ªticas desfavorables
Sin embargo, las cr¨ªticas desfavorables se est¨¢n cebando con ellos. Muchos aficionados no entienden que Costello se declare aburrido por unos conciertos de pop-rock demasiado previsibles; peor a¨²n lo tiene el cuarteto, porque los abanderados de la pureza cl¨¢sica suelen renegar de quienes se rebajan a colaborar con un tipo capaz de desga?itarse. Pero lo ¨²nico que cabe reprochar a los Brodsky es que hayan recurrido a patrones excesivamente ortodoxos y lineales; que no se atrevieran o no supieran encontrar soluciones orquestales m¨¢s innovadoras.Las seis propinas hubiesen justificado ya de por s¨ª la asistencia: un bell¨ªsimo tema in¨¦dito (King of the unknown sea), una joya del repertorio antiguo de Costello (Almost blue), de nuevo I almost had a weakness, y composiciones de Jerome Kern, Tom Waits y Kurt Weil adaptadas al nuevo formato. Si a alguien pudo parecerle un fiasco, los que disfrutaron fueron mayor¨ªa. En concierto, Las cartas de Julieta ganan calidez, y se apreciaron no tanto por alcanzar cotas musicales excepcionales como por cuanto significan de apuesta por espacios comunes de interacci¨®n. El rock and roll es s¨®lo una peque?a parte de la historia de la m¨²sica, y Costello no parece dispuesto a limitarse a una lecci¨®n que se sabe ya de memoria.
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