Muere a los 81 a?os el brit¨¢nico William Golding, un novelista moral
El autor de 'El se?or de las moscas' fue premio Nobel de Literatura en 1983
El escritor brit¨¢nico William Golding falleci¨® ayer a los 81 a?os de edad, en su residencia de Falmouth (Cornualles), al suroeste de Inglaterra, a consecuencia de un ataque cardiaco, seg¨²n informaron fuentes policiales. Golding alcanz¨® la celebridad con su primera novela, El se?or de las moscas, escrita en 1954. En 1983 obtuvo el Premio Nobel de Literatura por el conjunto de su obra. En aquella ocasi¨®n, la Academia Sueca razon¨® as¨ª el premio: "La claridad de su arte narrativo realista y la diversidad y universalidad del mito iluminan al hombre en el mundo de hoy".
A Graham Greene no le dieron el Premio Nobel. A William Golding, en cambio, s¨ª, en 1983. La fortuna dirige nuestras vidas y tambi¨¦n las condecoraciones literarias. No hay que lamentarlo especialmente. Las burocracias de la literatura al cabo nada tienen que ver con ¨¦sta; En modo alguno pretendo rebajar el valor de la obra de Golding, que ha sido un discreto y excelente narrador dentro de una novel¨ªstica como la inglesa de este siglo, que ha contado con figuras excepcionales.Por su edad (naci¨® en 1911), Golding pertenece a la generaci¨®n de los j¨®venes airados, pero est¨¢ lejos de su ¨¢mbito de preocupaciones. No le interesa el mal trato que Inglaterra haya dado a sus hijos, tampoco busca romper con las tradiciones recibidas ni desea mirar con ira hacia atr¨¢s, como Osborne. El problema de Golding es el mal. "No hay ning¨²n acto inocente", escribi¨® una vez. En ninguna de sus obras se perfila este problema con la intensidad y, sobre todo, la claridad de El Se?or de las Moscas (1954), su primera novela y aquella que, hasta cierto punto con justicia, se asocia con m¨¢s frecuencia a su nombre. Veintiuna ediciones de bolsillo ha tenido en Espa?a desde 1972. Este planteamiento del problema del mal emparenta a Golding con otros escritores europeos de su edad -por ejemplo, con Camus (1913)- y, en general, lo inscribe dentro del ¨¢rea de inquietudes del existencialismo europeo, aunque fuera el suyo el existencialismo de un brit¨¢nico.
En la mejor tradici¨®n inglesa (Swift y toda la literatura de viajes), Golding escribi¨® una novela aleg¨®rica sobre el mal. La narraci¨®n discurre en un espacio cerrado: una isla en la que se encuentra un grupo de muchachos como consecuencia de un accidente de aviaci¨®n. La trama vuelve del rev¨¦s La isla de Coral de Ballantyne, novela victoriana donde un grupo de j¨®venes n¨¢ufragos sobrevive organiz¨¢ndose seg¨²n los esquemas sociales de la ¨¦poca. La referencia a Ballantyne es expresa en el cierre del relato. Aqu¨ª los adolescentes distan de reproducir la vida social y se lanzan a una apoteosis de furia animal, de incontenida violencia, que se resuelve en tragedia.
Las interpretaciones han divergido. Se ha le¨ªdo la novela en clave antropol¨®gica, y en este caso, ser¨ªa una ilustraci¨®n de las teor¨ªas m¨¢s pesimistas sobre la condici¨®n humana; desde perspectivas religiosas se ha subrayado la fabulaci¨®n del pecado original que el texto propone. Pero otras lecturas han ofrecido una visi¨®n menos sombr¨ªa y m¨¢s hist¨®rica: la tormenta de iras y furores que se desata en la f¨¢bula ser¨ªa la consecuencia de una educaci¨®n represiva que, al aflojar sus lazos, incita al desencadenamiento de los instintos m¨¢s destructivos. En cualquier caso, el prop¨®sito moral es notorio; no en vano, el texto habla de "la p¨¦rdida de la inocencia" y de "las tinieblas del coraz¨®n del hombre". M¨¢s all¨¢ de tales implicaciones se trata de un relato vigoroso, contado con un indeclinable poder narrativo, que alcanza momentos de tensi¨®n m¨¢xima (las cacer¨ªas de animales y de hombres), bajo la mirada oscura de ese dios grotesco (una cabeza de cerdo en un palo) que da t¨ªtulo a la novela.
El resto de su producci¨®n ha sido fiel a este dise?o aleg¨®rico y al prop¨®sito moral subyacente. As¨ª en Los herederos (1955), otra alegor¨ªa sobre la capaci-. dad depredatoria del homosapiens; en Mart¨ªn el n¨¢ufrago (1956), f¨¢bula sobre la guerra, y en Ca¨ªda libre (1959), donde se insiste sobre la degradaci¨®n humana. Luego, Golding enmudeci¨® hasta que m¨¢s de 20 a?os despu¨¦s volvi¨® a la novela. Pero el tiempo no le hab¨ªa cambiado en lo esencial. Valgan, entre otras obras, La oscuridad visible (1973) y Ritos de paso (1980), muy evidentes en su elucidaci¨®n del bien y el mal: la primera, a trav¨¦s de un personaje desfigurado a consecuencia de un bombardeo; la segunda, mediante la reconstrucci¨®n de un viaje a Australia durante las guerras napole¨®nicas.
Babelia
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