De pr¨ªncipes y bomberos
"Corresponde al vicepresidente del Gobierno la presidencia de la comisi¨®n general de secretarios de Estado y subsecretarios y, por delegaci¨®n del presidente del Gobierno, la presidencia de las comisiones delegadas del Gobierno", dice el art¨ªculo segundo del real decreto de formaci¨®n del nuevo Gobierno, del 14 de julio. Narc¨ªs Serra ha obtenido, pues, la vicepresidencia global en medio de la m¨¢s dram¨¢tica y compleja crisis econ¨®mica espa?ola, europea e internacional de las ¨²ltimas d¨¦cadas. En el pasado, Miguel Boyer y Carlos Solchaga, respectivamente, actuaban como vicepresidentes de facto, pero en el momento de solicitar los galones formales para su ministerio no tuvieron suerte. Ahora Serra ha conseguido matar dos p¨¢jaros con un solo tiro: arrebatar al Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda la presidencia de la comisi¨®n delegada, situ¨¢ndolo al mismo nivel que los restantes departamentos, y ser ¨¦l el presidente de dicho organismo. Mientras Boyer y Solchaga lucharon por el puesto de vicepresidente para evitar la apelaci¨®n permanente al arbitraje del presidente del Gobierno frente al desaf¨ªo de los ministros d¨ªscolos de su sector, Gonz¨¢lez ha permitido ahora que Serra se eleve como el ¨¢rbitro en su calidad de titular de la comisi¨®n delegada que, seg¨²n el BOE, ya no preside el ministro de Econom¨ªa y Hacienda. Si se le sigue la mirada a Serra se puede ver que ha pulverizado la existencia del superministro, un plan que varios ministros intentaron en vano aquella noche que sigui¨® a la dimisi¨®n de Boyer, en julio de 1985, cuando sosten¨ªan el estandarte de la direcci¨®n colegiada.Serra, por tanto, asume tanta cantidad de poder como no hab¨ªa reunido bajo los Gobiernos socialistas, despu¨¦s del presidente, ning¨²n otro pol¨ªtico, e incluso quiz¨¢s m¨¢s que cualquier otro durante la transici¨®n. Fernando Abril Martorell pas¨® de vicepresidente tercero, para asuntos pol¨ªticos, a vicepresidente segundo, para asuntos econ¨®micos, en abril de 1979, a fin de conjurar la crisis derivada del segundo shock del petr¨®leo tras la revoluci¨®n iran¨ª. Pero Abril Martorell hab¨ªa sido ya vicenresidente segundo y ministro de Econom¨ªa desde febrero de 1978. Abril Martorell fue el bombero para la nueva crisis, con Jos¨¦ Luis Leal como titular de Econom¨ªa, Jaime Garc¨ªa A?overos en Hacienda y Juan Antonio Garc¨ªa Diez en Comercio. Sin embargo, Serra, a diferencia de Abril Martorell, no ha sido titular de Econom¨ªa y, hasta el momento, ha revelado dotes de pr¨ªncipe, en el sentido pol¨ªtico florentino, m¨¢s que de bombero.
El juego principesco tiene cierta representaci¨®n en el plano econ¨®mico: la idea de que el pacto social gen¨¦rico es la p¨®cima para acabar con la crisis. Que Serra, Pedro Solbes y Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n puedan exhibir mejor talante que sus antecesores para negociar con los sindicatos no prejuzga el contenido del pacto que se vaya a firmar. El Gobierno, en todo caso, debe asumir sus responsabilidades. Los alemanes firmaron el 13 de marzo pasado un acuerdo social, pero el Gobierno de Helmut Kohl ha presentado esta semana un presupuesto que prev¨¦ para 1994 un incremento del gasto en un 4,4%, con recortes de 1,7 billones de pesetas en ayudas escolares, compensaciones a funcionarios, asignaciones por desempleo y poda de abusos diversos.
Serra tendr¨¢ que disipar una cierta imagen, seguramente injusta, de mister Chance, aquel jardinero de Jerzy Koszinski que escala a la cumbre pol¨ªtica precisamente evitando las definiciones. Ahora dif¨ªcilmente pueda limitar su actuaci¨®n al arbitraje principesco. La tarea de bombero jefe del equipo econ¨®mico le aguarda.
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