Espa?a empieza con mucha marcha
Sali¨® a quedar bien y acab¨® con una medalla colgada al cuello en la prueba inaugural de los Mundiales, los 10 kil¨®metros marcha. Ella no sab¨ªa que estaba tan bien o que es tan buena; Josep Mar¨ªn, su tutor, s¨ª. Pero no dec¨ªa nada para evitarla presiones. Mar¨ªn, ya definitivamente retirado como atleta, s¨®lo prepara campeones. Encarna Granados no gan¨® la medalla de oro, sino la de bronce, pero, a sus 21 a?os, le supo a gloria. Ya no tendr¨¢ m¨¢s dudas, ser¨¢ marchadora., Hasta ahora, despu¨¦s de hacer su prueba, se pon¨ªa a correr y dejaba en aprietos a las especialistas.
La de ayer fue la cuarta vez que Encarna Granados se visti¨® la camiseta de la selecci¨®n. Hab¨ªa hecho un Europeo junior (5?), los Juegos Ol¨ªmpicos del a?o pasado (14?) y la Copa del Mundo (22?). Pocas competiciones, pero selectas. Ya sab¨ªa perfectamente distinguir por atr¨¢s siluetas tales como las de Saxby o Anders. Pero ayer ni las busc¨®, ni se preocup¨® de ellas. Hac¨ªa su carrera. "?Que no tengo yo genio? !Va a saber lo que es tener genio este Mar¨ªn!", se dec¨ªa a s¨ª misma para forzar la concentraci¨®n durante la prueba.La estrategia de Mar¨ªn dio resultado. Hab¨ªa espoleado a la atleta en los entrenamientos, pero sin cargarla de responsabilidad. Consigui¨® que se picara consigo misma. Su calidad natural, su t¨¦cnica y el trabajo de los entrenamientos har¨ªa el resto. S¨®lo hab¨ªa que tener paciencia y esperar que fueran cayendo descalificadas las que quer¨ªan ir m¨¢s r¨¢pido de lo que pod¨ªan.
Mar¨ªn, la clave
Mar¨ªn conoci¨® a Encarna en uno de los controles que organiza para el seguimiento y descubrimiento de atletas. Ella se hab¨ªa iniciado en esta especialidad cuando, hace cinco a?os, en una competici¨®n de su club, no se present¨® la marchadora. No lo hizo mal y empez¨® a compartir esta especialidad con las carreras de 800 y 1.500.Ahora se ha convertido en la sucesora de las que fueron ni?as de oro de la marcha espa?ola, Mari Cruz D¨ªaz y Reyes Sobrino. Vive, como ellas, en Catalu?a, y en su casa, en Girona, respira un ambiente de sacrificio y esfuerzo deportivo porque su padre es todo un ejemplo para ella. Corre los 100 kil¨®metros y este a?o ha llegado a ser subcampe¨®n de Europa en la categor¨ªa de veteranos entre 50 y 55 a?os. En cambio, de sus seis hijos s¨®lo salieron dos deportistas, uno que jug¨® algo al balonmano y Encarna.
Encarna se tom¨® muy en serio la competici¨®n de ayer. Llevaba concentrada desde el 5 de julio en Font Romeu, en el Pirineo franc¨¦s, junto con el resto de marchadores. El viernes, v¨ªspera de la final, prefiri¨® quedarse en la villa en lugar de participar en la ceremonia de inaguraci¨®n. "Eleg¨ª la opci¨®n m¨¢s tranquila, no porque quisiera reservarme como si fuera una figura, sino porque me imagin¨¦ que habr¨ªa que estar mucho tiempo de pie y eso iba a ser, una paliza", dice.
Encarna lleg¨® fresca a la salida. Se confundi¨® en el tropel de las 52 marchadoras restantes y esper¨® a que fuera aclar¨¢ndose la situaci¨®n. No tard¨® mucho. Estaba encantada porque el ritmo no era muy fuerte y pod¨ªa mantenerse sin problemas justo detr¨¢s de quienes abr¨ªan la marcha. Para ella comenzaba la cuenta de 40 minutos en los que el mundo no existir¨ªa. "Ten¨ªa que aguantar all¨ª como fuera, no para ganar, sino para hacerlo lo mejor posible y para mi eso era estar entre las ocho primeras".
A la media hora, el objetivo estaba medio cumplido. Svensson, la sueca que se hab¨ªa destacado, dejaba de contar porque para mantener la distancia ten¨ªa , que correr, detr¨¢s iba la finlandensa Essayah y, a pocos metros, el ¨²nico grupo que a¨²n ten¨ªa aliento formado por seis corredoras. Mar¨ªn, que corr¨ªa por el circuito de un lado para otro tras la atleta, vio c¨®mo se tambale¨® en un momento dado. "!Rel¨¢jate, relajate! Marcha tranquila!", grit¨® Mar¨ªn. Encarna comenzaba a ir al m¨¢ximo de revoluciones y tropez¨® en la propia energ¨ªa que desarrollaba. Fueron unos segundos delicados. Se recuper¨® y continu¨® camino del podio.
"Cuando entr¨¦ tercera en el estadio", recuerda Encarna, "fue terrible. S¨®lo quer¨ªa llegar, pero no ten¨ªa fuerzas. Sab¨ªa que ten¨ªa dos atletas por detr¨¢s y muy cerca, porque las hab¨ªa pasado poco antes. No me atrev¨ªa a mirar. Necesitaba, adem¨¢s, toda mi concentraci¨®n para seguir avanzando".
Cruz¨® la meta y se derrumb¨® en el suelo. "No me lo pod¨ªa creer, fue fant¨¢stico", repet¨ªa. "?Y Mar¨ªn?", pregunt¨® de inmediato. Cuando le vio se abrazaron con toda la fuerza que les quedaban. Mar¨ªn hab¨ªa llorado. Las emociones que tanto se hab¨ªa tragado como atleta afloraban ahora. "Claro que las sent¨ªa igualmente antes, lo que pasa es que cuando se me saltaban las l¨¢grimas me escond¨ªa", dijo. La familia de la marcha cuenta con un selecto miembro m¨¢s.
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