El pulso democr¨¢tico
EL GOBIERNO ha lanzado al fin al ruedo pol¨ªtico un ambicioso paquete de reformas de car¨¢cter institucional acorde con el acu?ado impulso democr¨¢tico prometido en la campa?a electoral por Felipe Gonz¨¢lez. Acercar las instituciones a la sociedad y preservarlas de la instrumentalizaci¨®n de los partidos se ha convertido en un imperativo categ¨®rico si se quiere poner freno a su progresivo descr¨¦dito y a su paulatina transformaci¨®n en comparsas de los poderes partidarios, en lugar de ser los ¨®rganos de control y arbitraje del Estado que ordena la Constituci¨®n.La iniciativa del Gobierno supone s¨®lo el primer paso en el cumplimiento de una promesa electoral que constituy¨® el n¨²cleo del cambio del cambio que logr¨® para el PSOE, por cuarta vez consecutiva, la confianza de la mayor¨ªa del electorado. Pero, al mismo tiempo, es un reto para el conjunto de las fuerzas pol¨ªticas y una prueba sobre la sinceridad de sus prop¨®sitos de abordar conjuntamente las reformas que son necesarias para preservar a las instituciones del Estado de las pugnas e intereses particulares de las formaciones pol¨ªticas. Desaparecida la mayor¨ªa absoluta del PSOE, es hora de ver si el nuevo equilibrio de fuerzas surgido en las elecciones va a posibilitar que el espacio institucional sea una especie de tierra de nadie respetada por los partidos y a cubierto de sus querellas. Ser¨ªa descorazonador que la aproximaci¨®n de fuerzas entre el PSOE y el PP sirviera para exacerbar, en lugar de moderar, sus apetencias por el reparto de la piel de oso institucional o que ineludibles exigencias de gobernabilidad tentaran a la mayor¨ªa gobernante a utilizar como moneda de cambio el acceso a los cargos institucionales.
En principio, el paquete del Gobierno responde pr¨¢cticamente a todas las cuestiones de funcionamiento institucional que hab¨ªan suscitado inquietud en la sociedad y en las propias fuerzas pol¨ªticas. Y, por lo anunciado, sus propuestas de reforma coinciden esencialmente con las barajadas por la oposici¨®n y con las reclamadas en diversos foros jur¨ªdicos y sociales. La comparecencia m¨¢s asidua del presidente del Gobierno a las sesiones de control parlamentario, una mayor facilidad para la creaci¨®n de comisiones parlamentarias de investigaci¨®n, la transformaci¨®n del Senado en C¨¢mara territorial, el rechazo del sistema de cuotas en la designaci¨®n de los cargos institucionales, la atenuaci¨®n del control pol¨ªtico del Gobierno sobre RTVE o el aumento de la capacidad investigadora del Tribunal de Cuentas respecto de las finanzas de los partidos son demandas cuyo reiterado aplazamiento ha provocado la peligrosa fractura que hoy se abre entre la sociedad y las instituciones. Pero, como demostr¨®, por ejemplo, la experiencia italiana en relaci¨®n a la corrupci¨®n, m¨¢s importante que la norma, por detallada que sea, son los comportamientos: los usos y costumbres de los pol¨ªticos en el desempe?o de su misi¨®n. De ah¨ª que est¨¦ justificado el escepticismo de algunos a la vista de asuntos como el reciente acceso socialista al Gobierno de Arag¨®n.
Pero de ah¨ª tambi¨¦n la importancia de proceder cuanto antes a la reforma de los partidos pol¨ªticos, otra de las promesas electorales de Felipe Gonz¨¢lez, sobre todo en lo que se refiere a la democratizaci¨®n de su funcionamiento interno y a la transparencia de sus fuentes de financiaci¨®n. Sin esta reforma, previa a cualquier otra, son dif¨ªciles de creer las proclamas sobre impulsos democr¨¢ticos o la limpieza de la vida p¨²blica. No es concebible una mejora del funcionamiento del sistema si los partidos, piezas b¨¢sicas del mismo, siguen regidos por leyes preconstitucionales y anclados en comportamientos que vulneran de hecho derechos y principios esenciales en la democracia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Opini¨®n
- V Legislatura Espa?a
- Pactos de Estado
- Pol¨ªtica nacional
- Sesiones control Gobierno
- Pactos pol¨ªticos
- Gobierno de Espa?a
- Financiaci¨®n partidos
- Presidencia Gobierno
- Corrupci¨®n pol¨ªtica
- Legislaturas pol¨ªticas
- PSOE
- Gobierno
- Parlamento
- Corrupci¨®n
- Partidos pol¨ªticos
- Espa?a
- Delitos
- Administraci¨®n Estado
- Finanzas
- Pol¨ªtica
- Administraci¨®n p¨²blica
- Justicia