Pelos
Con tanto pacto y despacto, o yo que s¨¦, tanto ataque de cuernos y tanta declaraci¨®n tipo consultorio de Elena Francis pero en pol¨ªtica, recibo con alivio la noticia de que Eduard Punset, el europunset por excelencia, regresa al solar patrio. Siempre me fascin¨® su melena, el toque botticcelliano de esos rizos que aureolan su p¨¢lida faz. Tengo en mi dormitorio un grabado pre-raffaelita que me lo recuerda: muestra a Ofelia muerta, flotando dulcemente entre nen¨²fares, y, de un tiempo a esta parte, desde que s¨¦ que Punset ha vuelto por el foro, me la quedo mirando tratando de descifrar el enigma. A saber, por qu¨¦ la pol¨ªtica tiene tanto tir¨®n incluso cuando a uno le han dicho m¨¢s de una vez que se vaya a un convento.Pero dec¨ªa que me gusta que Punset est¨¦ de nuevo en el ruedo, o as¨ª parece, aunque s¨®lo sea porque su aire brumoso desdramatizar¨¢ el sangu¨ªneo contexto en el que nos movemos. Rizos cobrizos que proporcionan gran aliciente a la caricatura, amplia frente de aparente pensador, voz pausada y algo espectral. Pardiez, este hombre ha reaparecido casi al mismo tiempo que don Juan Tenorio comparec¨ªa en su cita anual.
No soy la ¨²nica que siente el atractivo crepuscular de este madonno. F¨ªjense que si es cierto que Mario Conde est¨¢, como dicen, detr¨¢s del invento, la cosa puede esconder, aparte de un indudable sadismo del banquero, mand¨¢ndole a tentar suerte sin paraca¨ªdas, la venganza t¨ªpica de uno de pelo liso aceitoso contra uno de esponjoso friss¨¦ filosofal.
Rizando el rizo, dir¨ªa que a la pol¨ªtica espa?ola ya no le falta de nada: el sobrio corte viril de Felipe, la honorable caspa de Pujol, el capotazo capilar de Anasagasti, la henna de Alborch, el clip de Alberdi y, ahora, este toque de querube.
Tiembla, Llongueras.
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