Carrera de fusiones en la televisi¨®n brit¨¢nica
A la televisi¨®n brit¨¢nica se le han reventado las costuras. Las grandes compa?¨ªas privadas no han esperado a la reforma de la ley antimonopolio, a¨²n en curso, para lanzarse a la caza de rivales m¨¢s d¨¦biles. Carlton pact¨® la absorci¨®n de Central hace una semana, y Granada lanz¨® el lunes una OPA hostil sobre London Weekend Television (LWT). Si los analistas no se equivocan, muy pronto habr¨¢ nuevos frentes. Se trata de acaparar mercado en una carrera contra el reloj. La C¨¢mara de los Comunes vot¨® anoche la nueva ley, y a partir del 1 de enero el sector quedar¨¢ abierto a los inversores del resto de la Comunidad Europea. Los gigantes locales quieren tenerlo todo controlado para entonces.El mayor sismo financiero registrado nunca en el mercado televisivo tuvo su origen en un simple anuncio del ministro del Patrimonio, Peter Brook, encargado de los medios de comunicaci¨®n. Brook se?al¨® a principios de mes que las 15 compa?¨ªas que se repart¨ªan el mercado por regiones podr¨ªan ampliar hasta dos, en lugar de una, su n¨²mero de licencias. El objetivo era desarrollar unidades empresariales de mayor tama?o, capaces de exportar programas y competir en el mercado internacional.
Primer ataque
Nadie quiso esperar a que la propuesta se votara en el Parlamento: se dio por supuesta su aprobaci¨®n y las compa?¨ªas de mayor tama?o buscaron a quien comerse. Los m¨¢s r¨¢pidos fueron los directivos de Carlton, la compa?¨ªa que emite en Londres de lunes a viernes. Pusieron 758 millones de libras (unos 150.000 millones de pesetas) sobre la mesa y se llevaron Central, propietaria de la licencia para Birmingham y sus alrededores.Carlton-Central se convirti¨® de un plumazo en l¨ªder del sector, con una facturaci¨®n cercana a los 370.000 millones de pesetas anuales, una cuota del 30% en el mercado publicitario y una audiencia potencial de 20 millones de personas. El consejo de Carlton, presidido por el financiero Michael Green y en el que participan el grupo italiano Rizzoli y el diario brit¨¢nico The Daily Telegraph, calcula que en el pr¨®ximo ejercicio sus beneficios rondar¨¢n los 30.000 millones de pesetas.
El segundo movimiento correspondi¨® a Granada, la compa?¨ªa de Manchester y el noroeste de Inglaterra. Durante el verano hab¨ªa venido comprando acciones en la firma londinense LWT, que emite en la capital los s¨¢bados y domingos, hasta acumular casi un 20%. Su presidente, Gerry Robinson, pens¨® que LWT ya estaba madura para hacerse con ella y durante el fin de semana ofreci¨® 600 millones de libras (unos 110.000 millones de pesetas) por el 80% restante del capital. La oferta implicaba un fabuloso enriquecimiento personal para los directivos y presentadores estelares de LWT, todos ellos accionistas: un grupo de unas 20 personas se repartir¨ªa 12.000 millones de pesetas. Pero, contra pron¨®stico, LWT dijo que no. Granada no se arredr¨® y convirti¨® su propuesta en una OPA (oferta p¨²blica de adquisici¨®n de acciones) de car¨¢cter hostil, la primera en la historia de la televisi¨®n brit¨¢nica. Los directivos de LWT` renunciaron a vender sus acciones y acceder a un retiro dorado porque ten¨ªan sus propios planes de expansi¨®n. La LWT no quiere ser comida, sino comer, y su consejo estudia la posibilidad de lanzar a su vez una OPA sobre Yorkshire-Tyne Tees, una compa?¨ªa del noreste en la que ya tiene un 14%, o sobre Anglia Television. La absorci¨®n de una de estas dos compa?¨ªas no s¨®lo situar¨ªa a LWT en la liga de los grandes, sino que la pondr¨ªa a salvo de otros predadores: cualquier comprador del ramo se encontrar¨ªa con tres licencias en la mano (la propia y las dos de LWT) y, por tanto, en una situaci¨®n ilegal.
Todo esta agitaci¨®n financiera crear¨¢ compa?¨ªas m¨¢s grandes y competitivas en un mundo de librecambismo cultural, pero proyecta al mismo tiempo una grave amenaza sobre los contenidos locales y regionales de cada compa?¨ªa. Todo el entramado de Independent Television, las 16 firmas que desde la ruptura del monopolio de la BBC, hace 30 a?os, se repart¨ªan el Reino Unido por regiones, se hab¨ªa dise?ado precisamente para eso, para preservar identidades culturales. En Birmingham circulan ya agrios chistes sobre los acentos norte?os (fon¨¦ticos y generales) que Granada filtrar¨¢ sobre Central. Por poner un ejemplo espa?ol, salvando las diferencias, es algo as¨ª como si la TV-3 catalana comprara Telesur, o Telemadrid se hiciera con el control de Euskal Telebista. Un asunto delicado.
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